Estimados seguidores (si es que todavía queda alguno), dos puntos.
Espero que al recibo de la presente se encuentren en perfecto estado de salud. Por aquí, todo igual, a Dios Gracias.
Bueno, igual, igual, no. Igual debería ponerles al día. Sí, venga, pongámonos al día.
Las Másqueperras no estamos muertas, ni estamos de parranda (bueno, eso a ratos) y nos encontramos razonablemente bien de salud (dentro de las tonteridas propias del paso del tiempo, como tener unas resacas horribles y altamente incapacitantes, por ejemplo). En general, velocidad crucero. Nuestra ausencia bloggera ha obedecido principalmente a la falta de tiempo y al cansancio, en algunos casos mental y en otros físico … así que “el fluir” nos llevó a depositar el blog en la mesita de noche. Como quién deja ahí un libro comenzado y que te gusta, pero que te mueve tanto, que decides aparcarlo, a la espera de un momento vital más adecuado para poderlo disfrutar.
Mis compañeras, si pueden y quieren, ampliarán esta información. Yo, Salamandra, puedo decir que para mi, así ha sido. Un descanso temporal para salir de un bloqueo. Este nuestro cutreblog ha sido un espacio que me ha divertido mucho. Principalmente por lo que ha significado, un proyecto gamberro entre amigas, pero también porque sido un vehículo que me ha permitido expresarme y recibir feedbacks que aunque no lo creáis, me han ayudado en muchas, muchas ocasiones. No obstante, llegó un punto en el que me sentía tan perdida y tan vacía a veces, que no tenía las ganas ni podía encontrar el tono en el que escribir algo que pudiera interesar mínimamente a nadie. No quise manchar con mis mierdas algo bonito y que ha significado tantas risas para mi. Así que … me permití el bajona’s time.
En cuanto a mis co-bloggeras … Sincopada en el pueblo, dándose una tregua de su ya conocida tendencia al Patchwork vital, o lo que es lo mismo, ese llenarse la agenda de jaleos variados hasta tenerla tapizada al completo y llegar al hartazgo. Y ahí la tenemos. Respirando.
Kitty … aaaay nuestra Kitty está de un trabajador que se nos está quedando como el espíritu de la golosina. Se le está poniendo un tipín de corre-que-te-corre que gloria da de verla. Pero no avanzo nada … ella en algún momento aparecerá y os contará.
En cuanto a mi … intentando comprender el sentido de la vida. Sé que si no eres de los Monty Phyton suena asquerosamente pedante, pero no conozco una manera de explicarlo mejor. Ya escribí un post hace poco hablando de ello, del caerse, del levantarse, del quitarse el polvo del golpe y del seguir andando. Y no es fácil, pero agradezco lo pasado porque gracias a ello he llegado a un punto en el que puedo decidir. Antes no podía, o mejor dicho, no lo creía (porque decidir está en tu mano. Siempre). Y no sé a dónde voy a llegar, pero empiezo a saber a dónde NO quiero llegar.
Y claro, en este tiempo me han pasado cosas, aparte de un divorcio nunca plasmado en papel que se concatenó con la muerte de mi padre, lo cual me rompió, literalmente, el corazón. Y del abatimiento de mi madre y la consiguiente caída en barrena de su estado vital. Y de mi hija, que cada vez está más preadolescente. Y de un cambio de trabajo. Y de una mudanza de casa...
Claro que me han pasado cosas. Personas que han aparecido en mi vida y que se han hecho un huequito junto a la estufa para quedarse ahí, calentitas. Otras que se han marchado o a las que he echado directamente, liberando un espacio que voy a dejar vacante para que sea ocupado por energías menos desgastantes, si es que así tiene que ser. Personas permanentes que llevo cosidas al alma con hilos irrompibles, que aunque es algo que sé hace años, he podido constatar en esta mierda de etapa: seres cuya dimensión enorme en mi vida no puedo más que agradecer con todo mi amor (tengo mucha suerte, joder). Camas deshechas y orgasmos. Noches de insomnio y de sensaciones extrañas. Botellas de vino y risas. Ataques de ansiedad nunca experimentados hasta ahora, manda güevos. Lectura motivadora y música alimentadora. Nuevos retos profesionales. Compromisos marcados conmigo misma y que conseguiré. Puertas cerradas. Y ventanas que he abierto para poder respirar.
Pura vida.
De todo ello les iré hablando si les parece bien. Espero no oír el eco.
Aprovecho la ocasión para reiterarles el agradecimiento de mi consideración más distinguida.
Atentamente,
Salamandra
PD. Estuve trabajando en una empresa durante un montón de años en las que nos obligaban -por libro de estilo- a despedir las comunicaciones escritas con este cierre. Telita.
PD2. David, ¿¿¿también tú??? el másqueperrismo se está quedando muy huérfano :-(