Desde hace algo más de un año que cabe la posibilidad que sea reclamada para acudir como testigo ocular de un trágico acontecimiento. No ha ocurrido. En algunas, bastantes, ocasiones he pensado si sería capaz de reconocer a ese tipo pasado tanto tiempo. He pensado que testificar "ocularmente" es una faena gorda, complicada y que debe generar muchas dudas, a no ser que el sujeto sea, por sus características físicas, muy identificable. Pero no ha ocurrido. Nadie ha llamado a mi teléfono para que acuda a filas.
Hace unos días salí por la mañana a la calle para hacer gestiones por los alrededores de la oficina. Iba a piñón: banco, correos, (escaqueo de un café)...Pasé por delante de una pareja de Mossos y noté cierta mirada reprobatoria pero continué mi camino hasta que una mano me cogió por el hombro al tiempo que me decía "¡¡¡Espera, paraaaaa!!!". Me giré y ahí estaba el Mosso mirándome de los pies a la cabeza mientras en su mano sostenía una fotografía.
- Buenos días. Disculpe, ¿cuántos años tiene?
- ¿Ein? ¿Cómo? ¿Qué dices?
- ¿Cuántos años tienes?
- Coño qué raro todo... pues 44
- Pffffffffff...bueno, da igual, pareces más joven
- Ah! Pues muchas gracias, adiós y buenos días.
- No, nooooo, quieta. Un momento. Será solo un momento.
Volvió a mirar la foto e hizo un gesto a su compañera para que se acercase. Ella me miró primero fijamente y luego haciendo un repaso general.
- Hola, buenos días. ¿Cuántos años tienes?
- 44
- Pffffffff, se nos escapa (mirando al compañero)
- Tengo un poco de prisa...Si no os importa voy tirando.
- Pues no va a poder ser. Tienes que hacernos un favor... bueno, a nosotros no, a la justicia y a la sociedad.
- Tienes que formar parte de una rueda de reconocimiento.
- ¿Yo? ¿Al otro lado del cristal?
- Sí. Tendrás que acudir pasado mañana a la ciudad de la justicia, a las 11 de la mañana.
- ¿Así, sin más? Pero si soy más mayor, lo habéis dicho, no sirvo, hombreeeeee
- Sí, si cuela. (mirando la foto que lleva en la mano, en la que puedo ver solo la puntita, pero sonrío al ver que es la foto en la que asoman los numeritos del cartel que sujeta la "sospechosa")
- Tú tranquila, te harán un justificante para el trabajo. Pero tienes que ir, es una situación de obligado cumplimiento con la sociedad.
- ¡Qué bien! Con lo altruista que yo soy...
- Solo un par de cositas: no te arregles, vístete así...
- Que vaya normal, vaya.
- Sí, así, de tirada. Y no llegues tarde.
Me entregaron un papelito con la citación policial y volví al trabajo. Le enseñé el papelito a mi jefe al tiempo que le comentaba que estaba en la calle por temas de curro, no fuera a pensar que había salido a tomar el sol y a comer pipas. Me comentó que ese día no podía faltar al curro porque teníamos un par de reuniones "importantísimas"... le puse cara de "pues haber cómo lo arreglas tú eso". Llamó a los Mossos y le dijeron que naino-naino, que si había sido citada para hacer de mala malota, tenía que ir.
El día D, hora H me presenté a las dependencias de la ciudad judicial. Con el papelito pasé sin tener que depositar mis pertenencias y me llevaron a una especie de calabozos. Ahí al lado de las celdas, en un banco había un montón de calvos, de chicas jóvenes y de kittys (más jóvenes) que habían sido citados para ser descartados por los ojeadores. Los calvos se parecían todos a Pepe Viyuela, si yo hubiese tenido que hacer una rueda de reconocimiento con todos esos tipos no habría sabido elegir.
En la última celda estaba la sujeta con la que "supuestamente" me parecía y a la que no podía ver. Con las otras kittys no tenía mucho parecido, quizás lo que más nos unía era el largo del pelo, pero ni las estaturas, ni los pesos, ni el color de ojos se asemejaba entre nosotras.
Llegaron los abogados e hicieron los descartes para poder representar mejor a sus defendidos. En ese instante pensé que me salvaría, yo era la más distinta de todas... pero no. Solo entrar en la sala el abogado, dirigiendo un dedo hacia mí, dijo "ésta la quiero". Empezamos bien. Con la elección hecha quedamos 5 kittys más la sujeta aún en la celda. Nos trasladaron a un despacho y nos hicieron las fotos de cara, de perfil, haciendo el pino puente y algunas más, que luego teníamos que sostener mientras nos identificaran.
La escena era bastante dantesca. Ahí abajo había un trajín considerable. Entraban y salían esposados mientras nos pedían que nos quedáramos en un rincón. Todo el rato mientras estuve ahí hubo un preso que no paró de pedirme un cigarro, lo repetía como un mantra mientras un mosso me decía que no con el dedo, que nada de tabaco.
Nos avisaron que la identificación sería lenta, que había tres testigos que no podían comunicarse entre ellos y que podía ser largo, que les dejaban tomarse su tiempo. Pasada una hora larga nos hicieron subir a la sala del espejo. Nos fueron llamando por el orden que debíamos ponernos. Entró la primera, la segunda, la tercera, la cuarta... stop! "Kitty, tú espera aquí". Y apareció la quinta en discordia... la Perla. Porque menuda perla estaba hecha. La colocaron, le quitaron las esposas, y luego entré yo.
Nos quedamos ahí, con las fotos entre las manos a la altura del pecho, y en el momento de cerrarse la puerta la perla nos soltó "Tranquilas, si me vieron la cara mientras la rajaba". Yupiiiiiii, no podía ser una mula, o una carterista, noooooooo, eso hubiese sido una nadería para mí.
Empezó el baile, una pasito p'alante, un pasito p'atrás, derecha, izquierda, una y otra vez. Algún exabrupto de la Perla... Hasta que empezaron los descartes. Se oía por el altavoz: "La tres puede retirarse" y se abría la puerta. "La uno puede retirarse". "La cuatro puede retirarse". "La dos puede retirarse".
Silencio.
Más silencio.
¿Y qué pasa con la seis?.
Coño, se han olvidado de mí.
"Cinco y seis, no os mováis".
No, no se han olvidado. Pues quién esté al otro lado necesita un oculista porque nos parecemos como un huevo a una castaña.
Entonces la Perla se soltó, "anda que debes tener el culito apretao...jajajajajaja...mira que si te entrullan a ti..." Se abrió la puerta, entraron, la esposaron y antes de que se la llevaran me espetó un "hay que ser mmmmuuuuyyy mala persona para ayudar a éstos a culpar a alguien".
"La seis, te puedes ir...gracias".