lunes, 22 de agosto de 2011

ARIDEZ

Aún no entiendo cómo se me ocurrió coger el sábado el coche justo a la 1 del mediodía, con la que estaba cayendo, 38 grados y un aire abrasador, el sol entrando justo por mi ventanilla y con un coche de 21 años, en el cual el aire acondicionado es el cristal bajado a tope y una botella de agua congelada siempre a mano. Tantísimo calor, el sol achicharrando las retinas, esa especie de llamas invisibles que ves ascender desde la chapa incandescente de tu coche, respirar fuego...

Mi mente me transporta a Ouarzazate. Verano de 1999, primer viaje a Àfrica, parada en Marrakech. Mes de agosto. Queríamos ver el desierto, sentir "el cielo protector" sobre nuestras cabezas, creernos Lawrence de Arabia. Subo al estudio y cojo la libreta donde apunté cada día lo que iba viendo, sintiendo y aprendiendo. Es una costumbre en cada viaje, leerlo años después es divertido y nostálgico.

¡Cuántas páginas escribí!...incluso hice algún dibujo, guardé papelajos y tengo infinidad de nombres y direcciones apuntadas...también recuerdo haber hecho muchísimas diapositivas. A medida que han ido pasando los años, cada vez han sido menos, muchas menos, hasta el punto de haber estado un mes en Cuba (mi último viaje largo y alejado) y haber traído de vuelta tan sólo 50 fotografías y una libreta garabateada a medias. Todo queda guardado en el disco duro de la sesera.

En aquella época andaba yo un poco inmersa en Paul y Jane Bowles, en aquella ambigüedad sexual, fascinada con el desierto, otras culturas, otras pieles y olores.

Lawrence de Arabia y su rollo gay con un impresionante Omar Shariff (aish). La música Raï, el té Chai...tenía cuerpo de bajarme al moro, vamos.

Recuerdo estar en Ouarzazate asfixiándonos, no hacía ni un mes se había muerto Hassan II y los musulmanes guardaban 40 días de luto, como un Ramadán pero mucho más severo. Cometimos un error que es digno de abofetearnos, suerte tuvimos de que un amable señor nos advirtió del peligro de ir haciendo favores a los lugareños que querían comprar alcohol en esos días....qué incautos fuimos.

Alquilamos un coche para llegar hasta el desierto, para poder salir de noche y no morirnos de calor. A las 4 de la madrugada estábamos en marcha, nuestro destino era M'hamid, el final de la carretera, más allá de Zagora donde todos los turistas se hacen fotos en las dunas, unas dunas que parecen de cartón piedra. Yo conducía aquél Reanult 9 cochambroso, kilómetros y kilómetros de pedruscos, arena y montañas. La temperatura cada vez más alta. A las 7 de la mañana, a punto de llegar al destino, ya estábamos a 40 grados....pensé que me moriría ese día, no podía ni imaginar a cuántos íbamos a llegar. De vez en cuando nos cruzábamos con personas y burros que caminaban por medio de la carretera, aparentemente salidos de la nada, nunca entendí qué hacián allí, en medio de aquél paisaje tan hostil. Algunos subieron y bajaron del coche, cuando me decían que parase en medio del desierto y se bajaban, miraba alrededor...ni un árbol, ni una construcción, ni una sola persona más en todo lo que alcanzaba la vista...¿dónde va esta gente?. Misterio. Obviaré anécdotas mil, amigos que hicimos, hospitalidad recibida. Esto es lo que escribí cuando llegué al desierto, allí mismo, sentada en una duna:



"El desierto: es inmenso, acojonante, me da paz. Sólo se oye el leve siseo de una brisa abrasadora. El calor me está derritiendo, me queman los ojos, el aire casi parece fuego al entrar en los pulmones y me achicharra las fosas nasales. La brisa no hace más que llenarme los ojos de arena: me han dicho que los limpia, sinceramente prefiero el agua. El cielo no me parece protector, más bien creo que se me va a caer encima, como una inmensa hoja de plomo que nos aplastará como hormigas. Aquí la naturaleza, aunque parezca vacía, es poderosa, imponente. Andar por las dunas es complicadísimo, la superfície abrasa, pero si te entierras un poco, la arena está fresca. Esta gente debe tener una vida interior inmensa, porque aquí no hay nada con lo que distraer la mente, aunque supongo que el mero hecho de sobrevivir aquí ya tiene su intríngulis, yo me veo incapaz, desde luego. El individuo y la naturaleza, como te despistes gana ella, eso seguro. Voy a desandar el camino hacia la jaima y tomarme un té con azafrán bien calentito, ¡¡estoy apunto de palmarla!!....".

Sí, es poco poético y aún menos romántico, pero tal como está el clima estos días en la estepa lleidetana y las ganas que tengo de asesinar a alguien, puedo entender que aquella chicharra me inspirara poco...




16 comentarios:

  1. Si, esa es la verdadera naturaleza, dura, insensible y a ratos inhospita y hasta mortal. Mientras, en casita a cubiertos y calentitos, no paramos de loar las bondades de lo natural...

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  2. Llamame pelota, pero yo que también he estado en el desierto siguiendo una chifladura (en mi caso El Paciente Ingles), creo no lo habría descrito mejor.

    Saludos!!!

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  3. Siento cierta envidia. Me gustan los desiertos. Estoy deseando ir a Atacama.

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  4. hay tantos rincones ocultos y cuevas subterraneas que no me extrañaria nada que esos que bajaban del coche...

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  5. Aaauuu... yo también quisiera cruzar el desierto en un descapotable rojo...

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  6. Yo también hice ese viaje a las dunas de Zagora unos años más tarde. Y en una furgoneta cochambrosa, obviamente sin aire acondicionado, y a 50 grados a la sombra. Recuerdo tocar el techo de chapa y abrasarme, recuerdo tirarme botellas y botellas de agua por encima ... fue horrible. Como estar en un horno gigante todo el rato.
    Pero también recuerdo esa sensación brutal de paz, de silencio, de sentirme pequeña en aquella enormidad de arena. Ese cielo. Jamás he visto uno igual ...
    Marruecos es una pasada.
    Love u

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  7. El desierto tiene algo magnético, perderme en el Sáhara es un viaje pendiente.

    Y qué grandes esos diarios de viaje que ves con el tiempo para darte cuenta de lo que has cambiado, y para recordar momentos que creías olvidados. Hay algunos que no me he atrevido a releer, cuando tenga un día tonto me pongo.

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  8. Buena crónica de viaje y no es necesario ser poético solo sincero, trasmitir lo que uno siente, me parece, y lo haces muy bien, que simpático es viajar pero todo bien planeado eso sí aunque siempre está en ello la expontaneidad, al menos cada ves que lo escucho me llena de una cierta animación, aunque contradictoriamente tiendo a ser sedentario por naturaleza aunque he viajado algunas veces, solo que termino radicando casi siempre, pero viajar por corto tiempo a un lugar como África debe ser magnífico, ya será en otra vida supongo a menos que haya esa sorpresa del destino y llegue a concebir viajes por Europa o Asia, y ser más aventurero. Un abrazo.

    Mario.

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  9. Javi: lo natural me gusta, tb la naturaleza, pero a veces no es ni tan romántica ni tan bucólica como nos creemos. Eso sí, siempre es auténtica.

    Uri: yo tb tuve mi momento tontainas con esa peli...aish....q recuerdos, pero fui unos años después. Si has estado, ya sabes de q te hablo. Uno se queda alucinado, pero cuando lleva dos horas......socorroooo!!!!.

    Alabama's man: a mí me fliparía ir a Sonora, montamos una?.

    Arwen: está claro q a algún sitio iban. Lo más alucinante es que a mí me parecía todo igual, pero ellos sabían dónde parar exactamente!!.

    P.Lavilha: no te lo recomiendo, vacilarías mucho pero acabarías con los ojos en la mano.

    Lagarta: recuerdo q teníamos q hacer juntas ese viaje, con aquella otra loca, do you remember?. Qué diferente habría sido, mon dieu!!.. Love youtoo.

    Lobo: creo q perdiéndote un poco en los Monegros un mes de agosto casi que puedes hacerte una idea.esos diarios son la ostia, dibujé una cucaracha a tamaño real q me tiene acojonada.

    Mario: yo siempre he viajado con la mochila a cuestas, el billete de aviòn y nada más, a buscarme la vida. Es como más se disfruta. Hay q probarlo alguna vez en la vida!.

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  10. No es extraño que la abrasadora estepa lleidatana traiga recuerdos del desierto, a mí me ha recordado la película "El cielo protector".
    Acabo de leer una noticia potente: en Castelló d´Empúries una cocinera ha sido sorprendida echando matarratas en la comida, como tu "Vengadora tóxica". Kisses. Borgo.

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  11. Tu descripción me ha recordado a la playa de la Barceloneta...

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  12. Es cierto que Lawrence de arabia, era bastante ambiguo.

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  13. Zueras: El cielo NUNCA es protector, y menos en la estepa lleidetana o cualquier otro secarral de esta índole. Esa "Vengadora tóxica" tuya seguro que tenía sobrados motivos para montar su "club de la lucha" particular.

    EL Chus: anda, anda, sagerao...en Bcn hace calor, pero no conozco de nadie que le hayan estallado los ojos por el calor......aún.

    DDMX: ¡¡¡¡joder!!!! ¡¡¡aleluya!!! te hemos echado de menos, tío...al masqueperrerío en pleno nos alegra tu vuelta y ya sabes....lo que necesites, silba. Y sí, Lawrence tenía un puntito de fuga importante; esa película y su banda sonora me gustan. Por cierto, ¡tienes un libro para mí!, I want it!!. Kissessssss.

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  14. quizás no es muy poético, y desde luego no es romántico, pero es de un épico de cojones. me ha encancado ese escrito. aventura y emoción, mucho mejor que las pelis de indiana jones.

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  15. Raúl: peassso vacaciones, eh, nene???..gracias, no sé si es épico, pero sí real como la vida misma....casi palmo allí!!. Kisses.

    Joaquin: en general, cualquier paisaje salvaje, no degradado, natural, huele a planeta. Bienvenido, gracias por pasarte, acomódate!.

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