jueves, 23 de mayo de 2013

Ausencia


(Para el Sr. Pérez, con todo mi cariño y el del resto de Másqueperras)

Ibas caminando junto a la vía del tren cuando notaste la tierra temblar. Apretando fuerte los dientes y con los pies firmes en el suelo abriste los ojos lo máximo posible para ver pasar el tren bala a 1.000 km/h. Dentro estaba él, sentado junto a la ventanilla, te insinuó una sonrisa y un gesto de aprobación con la mirada. Y se perdió en aquella curva misteriosa, ante tu incredulidad.

Cada día, al recordarle, sabrás que aquella curva no era el final del trayecto. Cuando le descubras en ti mismo con un gesto, con una frase hecha, o al mirarte en el espejo, entenderás que todo tiene un sentido y que tu felicidad ha sido y será su destino. También debe ser el tuyo.

La ausencia es parte del juego de vivir. Y duele, pero más doloroso es no haber vivido.

Ahora aprieta de nuevo los dientes, piensa en su felicidad y comprenderás que no es ni más ni menos que la tuya propia. Y sigue caminando.

Hoy quisiera abrazarte muy fuerte. Vivamos por ellos, por nosotros.


8 comentarios:

  1. Ei, aquí hay algo que se sumerge y creo entender que a velocidad de rayo se aleja. Sr. Pérez me adhiero a las palabras de tan común y propia Sinco y desde sus palabras me acerco un poco más; son muy sutiles y bien contadas, escuetas y precisas. Un abrazo amigo de quien conoce lugares lejanos. Le hago caso a tan bonancibles y tiernas y te animo a seguir caminando.
    Eso, unha aperta longa d:|´
    dl*S; dl·SrP.

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  2. Pérez, qué decir ... un beso enorme. Y ya sabes que aquí estamos.

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  3. No sé si me habré perdido algo... Qué gran entrada, Sinco. A buen seguro El Sr. Pérez se la merece, sin duda.

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  4. Pues no sé yo si merezco un texto tan precioso.
    Seguramente no, porque he hecho cosas malísimas, como negarme a firmar peticiones de change.org, insultar gravemente -aunque bajito- a gente que dice cosas como "yo soy una persona muy sincera que dice las cosas a la cara y tú estás gordo", etc...

    Aquel señor serio y grandote que aseguraba ser mi padre y que me enseñó cosas tan dispares como arreglar la cisterna de un wáter, programar un regulador de temperatura o trazar una curva bien trazada con la moto, estaría muy contento de ver que cuento con la simpatía de bípedos tan molones como vosotros.

    Gracias a todos.

    Muchas gracias, Sinco.

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  5. Yo ya que mabía ilusionao!
    Como me dijo mi padre: "Vicente, si te llamé igual que yo fue porque aunque me entere algún día que no eres mi hijo, siempre seremos tocayos."
    -Es igual de cabrón que yo-, pensé; no cabe duda.

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  6. Grandioso texto y no menos grandioso el comentario del Sr.Pérez. Kissses, grand woman.

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