domingo, 6 de junio de 2010

Punto G


Última noche en el piso. Estoy agotada, no logro acostumbrarme a las mudanzas. Miro a mi alrededor y sólo quedan los muebles desnudos, sin contenido, está todo vacío. Repaso con la mirada cada esquina, cada espacio de esta casa y la retengo en mi retina. Repaso ocho buenos años pasados aquí.
Sólo me queda cenar, desenchufar la nevera y recoger el ordenador. Tengo que acostarme pronto, los chicos de la mudanza vendrán antes de las ocho. Fantaseo con el número de mozos que vendrán (3, 4, 5...?), y me gusta imaginar que serán muchos y muy fuertes, de los que tienen los brazos tan potentes y musculosos que pueden empotrarte contra la pared y follarte aguantándote a pulso. Me excita la idea de unos cuantos tíos fuertes y sudorosos que necesitan mis instrucciones para mover cada cosa... Aparto de mi pensamiento esta vena mandona que me sale y que tanto me incomoda y aterrizo en la soledad de esta última noche.
Decido no prestar mucha atención a la cena, y me tomo una cerveza mientras pierdo la mirada en la maravillosa vista que he contemplado millones de veces y que no deja de soprenderme. Me gusta tener la ciudad a mis pies. Acompaño esta escena poniendo música. Dudo entre Charlie Winston o Love of Lesbian... y para un momento de intimidad como éste me decanto por la voz de Santi Balmes.
Pienso cuánto me gustaría fumarme un cigarro después de cinco años de no hacerlo, del goce que me propocionaría. Me gusta el roce de la fría botella de crital por mi cálida piel. Me paso el botellín por la nuca, me estremezco. Resuena la música en el piso vacío, la voz es cada vez más envolvente. Subo el volumen, cierro los ojos y vuelvo a pasar la botella por mi nuca, por el cuello, bajo hasta el escote... ha empezado a perder frescura. Apuro la cerveza antes que se caliente más.
Me queda una última birra y decido tomármela. Me tumbo en el sofá y hago inventario sobre los sucesos que merece la pena recordar. Pasan por delante de mis ojos, como una galería de imágenes, las caras, los cuerpos, las manos... de cada uno de mis amantes, ocasionales, o no. Puedo oír sus voces, sus susurros, sus ruegos y sus órdenes. Cierro los ojos. Me siento mareada, se mezclan todas las imágenes y de repente sólo soy capaz de ver un increíble "collage" de pollas de todos los tamaños. Alucino de lo reales que parecen. Exaltada abro los ojos y percibo que he alcanzado un altro grado de excitación. Noto como si el corazón me latiera en el clítoris. Me desabrocho el pantalón e introduzco mi mano para intentar calmarme un poco y noto que empiezo a estar ligeramente húmeda. Intento seguir con los ojos abiertos, me acaricio lentamente las ingles. Me gusta el tacto de mi piel suave. Sigo acariciándome la cara interior de los muslos y poco a poco consigo acompasar mi respiración.
Decididamente no voy a cenar. Me incorporo pero cuando intento levantarme y ocuparme de acabar de recoge, me doy cuenta que sigo tremendamente excitada, que mi cabeza no puede parar, es como un proyector de diapositivas, y me rindo ante la situación y pienso que debo acabar lo que he empezado. Me quito la ropa rápido, sin miramientos la voy dejando por el suelo. Empiezo por los pantalones, pero me quedan tan ajustados que al bajarlos desaparece con ellos mi culotte. Dado que ya iba descalza permanezco un rato desnuda de cintura para abajo, de pie, mirando por el balcón y pasándome por mi entrepierna la todavía fría botella. me estremezco de nuevo, los contrastes de temperatura me ponen a cien.
Voy a por el poco hielo que pueda quedar en el congelador y lo pongo en un vaso. Cojo un par de cubitos y me los paso por el ombligo. Se derriten rápidamente y resbala el agua fría hacia mi coño. Me encantaría poder tener un miembro masculino a mano y me dispongo a ir a buscar mi consolador cuando caigo en la cuenta que estará en alguna de las cajas que ya me llevé a la otra casa. Así que me tocará ejercitar mis dedos y acabar de una vez con este calentón.
Ya en la habitación me quedo en la cama. Me quito la camiseta y me quedo sólo con el sujetador rojo con estampado japonés, de tacto suaver y sedoso. Me acaricio por encima y noto el cosquilleo de la tela en los pezones. Sigo acariciándome y me tumbo dejando la cabeza colgando, con la otra mano empiezo a masajearme el clítoris,despacio, ejerciendo una suave presión que me va produciendo pequeñas descargas eléctricas de placer. Y de repente empieza a sonar "Cuando diga ya te callarás, así es el juego y digo ya, hoy es así por todas las veces que has jugado a mandar", no podía ser más oportuna la canción. Acelero el ritmo, presiono fuertemente y trato de no pensar en nada ni en nadie, pero no puedo evitar que me vengas a la mente.
"Cuando diga ya descenderán, mis dedos a tu vientre ya, cuéntalos bien, me quedan nueve para profundizar". La voz de este hombre me pone muy cachonda. Levanto las caderas, estoy muy lubricada, y empiezo a introducir un para de dedos que muevo al ritmo de la música, de forma rápida y seca. Con la otra mano me acaricio el perineo, dando leves golpecitoss que me retuercen de placer. Mataría por una lengua, ahora mismo. Cojo un par de cubitos los froto por el vientre, los muslos y se derriten casi al instante dándome la sensación que es saliva, que estoy siendo lamida de los pies a la cabeza. Sigo con mis dedos trabajando, pero no es suficiente. Cada vez estoy más excitada y no consigo darme todo el placer que necesito.
"Hoy voy a hacerte esperar, tan sólo una vez, yo quiero que me grites más adentro. Y no te pienso avisar, lo creas o no, yo voy a decidir el gran momento, más fuerte y dentro". Chupo mis dedos e incorporo uno más. Me muevo para facilitar el encaje de los tres dedos dentro de mi coño, pero estoy tan mojada que todo resbala. Decido que mi mano derecha ataque la retaguardia, me chupo el dedo corazón y lo introduzco por el año, muevo los cuatro dedos que tengo dentro de mi cuerpo al compás de la música, aún así me cuesta autosatisfacerme, sigo echando de menos una buena polla, una buena lengua lamedora, unas buenas manos acariciando todo mi cuerpo...
"Cuando diga ya tu caerás, más bajo que el infierno y ya estoy aquí, tú me enviaste y ahora estamos en paz". Trato de concentrarme, soy muy capaz de proporcionarme placer. Con los ojos cerrados voy lamiéndome los dedos, saboreo mis jugos. Me gusta el sabor de mi sexo; me gusta el olor que desprende, dulzón, embriagador, limpio y fuerte a la vez; me gusta el tacto de mi piel, suave pero erizada, especialmente cuando estoy excitada. Aprovecho para despertar cada uno de mis sentidos chupo, lamo, huelo, toco, acaricio... Vuelvo a estar a punto. Sudorosa, con el pelo pegado en la nuca, me acaricio el cuello con la yema de los dedos, despacio, retorciéndome de placer noto que se me escapa un gemido cuando llego a los pechos, y sacándolos del sujetador, masajeo y pellizco los pezones. Sigo un largo rato acariciándome, tengo todo el vello de punta, sigo y dibujo con la punta del dedo cada cicatriz que encuentro por el camino. Intento no gemir muy fuerte, sé que el vecino está al otro lado de la pared, pero la excitación es grande así que... cuando mis dedos llegan al agujero me abandono y gimo y me retuerzo de placer.
"Cuando diga ya, manos atrás, laten tus labios, gritan ya, arrástrate, dile a este imbécil qué te gusta en verdad": Introduzco a la vez tres dedos, arriba y abajo, una y otra vez, siento que voy a correrme, que me invade un orgasmo imparable, y me oigo de lejos diciendo: jodeeeerrrr!!!! Mi grito resuena entre las paredes vacías, y me alucina oír mi propio eco y esta letra de la canción bombardeándome el cerebro. Sigo entrando y saliendo, sabiendo que voy a encontrarlo, que nadie mejor que una misma es capaz de hallar el santo grial, el ansiado punto "G" (dios, qué paradoja!). Y sí, ahí está, poderoso emitiendo descargas de placer que me hacen temblar. Noto una nueva oleada de calambres en mi estómago, necesito finalizar esto con una penetración. Pongo los pies en la pared, en el cabecero de la cama, y abro las piernas, he visto en la mesilla un desodorante roll-on que hará las funciones necesarias. Estoy chorreando, así que lo introduzco y desaparece hacia dentro al instante, no necesito ni moverlo con la mano, entra y sale solo con mis movimientos pélvicos, con las manos sigo acariciándome por todas partes, hasta que noto que voy a estallar y me agarro al colchón al tiempo que un grito se escapa sin poder remediarlo. Permanezco un rato en la misma postura y entre gemidos y con la respiración entrecortada, voy bajando las piernas hasta quedarme tumbada, con el desodorante todavía dentro voy recuperando un ritmo cardíaco normal. Me relajo y decido así hasta dormirme, mientras pienso que no podía despedirme de esta casa de mejor manera que dejando encerrado entre estas cuatro paredes el eco de mis gemidos.

13 comentarios:

  1. MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM, Kittyfollen, te has esmerado mucho en tu redacción onanista.

    Quiero poner un nuevo contador, el contador pajillero. Cada persona que lea "El punto G" y se ame a sí misma, que haga una muesca en el contador.
    Por el momento, empiezo yo:

    CONTADOR PAJILLERO: 1

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  2. Por ponerlo en palabras de tu más que perra compañera ... espeluznante :)

    De haberte tenido al alcanze te hubiera prestado con mucho gusto todos y cada uno de mis centímetros, los de longitud, y los de diámetro.

    CONTADOR PAJILLERO: 2

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  3. N......
    si nos hacemos una conjunta, ¿pondríamos el contador a 3 o a 4? ¿o quizás a más?

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  4. Tú y yo siendo uno contamos de dos en dos ;)

    Ahí te espero ...

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  5. No sé por qué número vais, pero a mi me pongan dos más, please!

    Roll-ones al poder!!!!!!

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  6. Jajajaja, pongo mis lubricidades al descubierto y os sirve para pajearos a cuatro manos!!! Me encanta ser útil. Voy a empezar a cobrarles royalties a los de Sanex....

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  7. Pero que panda de zorras calenturientas estamos hechas, por lo más sagrado!!!!!

    PD: el roll-on es pequeño, kittyfollen, te lo tengo dicho, cualquier día se te va p'adentro y te veo en Vall d'Hebron espatarrada.

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  8. ¡Cómo me has puesto!

    No conocía este blog.

    Apuntad un nuevo admirador y también una a dos manos en la lectura de este post.

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  9. Mi mas ferviente y ardiente felicitación goodby kitty. Sensual, salvaje, dulce, atercipelada, intensa.... precioso momento el que viviste y que con tu perfecta redacción nos has hecho sentir, seguro que mientras la escribias has vuelto a sentir esa piel, ese roce, esa sabor de tu sexo...
    Un beso

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  10. Como esto siga así voy a tener que reprimirme de seguir vuestro blog.

    Llevo todo el día sin poder andar normal. Entre el calorcito y el calentorro, estoy que no puedo pensar en nada más.

    Sincoprovocadora, en la distancia ...

    ¡Arriba ese contador!

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  11. No hubiera podido darte la polla que deseabas, pero no me hubiera importado ser la lengua que te recorriera.

    Voy a buscar mi roll-on para probar tu sistema.

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  12. apunta una pajilla más...con relatos como éste que le den al porno...

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