miércoles, 27 de febrero de 2013

Madurando la insensatez

Hace unas cuantas semanas vi un programa en televisión en el cual el afamado y guapetón presentador de turno catalufo pasaba unos días con Xavier Rubert de Ventós, filósofo y escritor.

Cuando le preguntó qué década de su vida creía que había sido la mejor, él, sin resquicio de duda, contestó que los 40.

Los 40....los malditos cuarenta que tanto pesar y juego dan.

Xavier explicó cómo, durante la vida, dos líneas avanzan en sentido opuesto.

Una, la de la EXPERIENCIA, va ascendiendo a medida que pasan los años.

La otra, la de la ENERGÍA, va en descenso sin remisión.

Hay un momento, explicó él, en el cual ambas se cruzan: los 40. Los dorados 40.

A los 40 atesoramos suficiente experiencia vital para aceptar y ver venir las cosas con madurez y por otra parte aún conservamos energía como para quemar cartuchos, tantos como podamos.

Al mirar atrás apruebo cuanto he vivido, no me reprocho nada o casi nada, valoro lo que he ganado con los años: personas inestimables que me quieren y a quienes querer.

Si miro el presente comulgo plenamente con Rubert de Ventós: poseo madurez suficiente como para afrontar el futuro y así mismo me siento capaz de tantas cosas aún....aprender, hacer cambios, apasionarme, amar y ser amada, jugar y dar juego, educar en rebeldía, ser cabal e insensata cuando sea necesario.

En definitiva, queridísimas amigas, estamos en lo mejor, que no cunda el pánico. Esta decena es el cenit de nuestras vidas, vamos a exprimirla como nosotras sabemos.

Aún nos queda mucho por vivir, por sentir, sentando la cabeza y a ratos dejándola aparcada.

Viva la madura insensatez.




lunes, 25 de febrero de 2013

Entre dos no hacemos una. Las aventuras de un par de empanadas.

"Nena, esta noche tocan The New Raemon en el Apolo, ¿te apuntas?"

Y Kitty se apuntó. Me habían chivado que el concierto de Madrid había sido una pasada, así que había ganas... y ahí nos plantamos Kit y servidora a las 21 h. de la noche, compuestas y dispuestas para ver a los muchachos.  

Dos filtros, pasamos. El primero, un segurata en la puerta, que revisó nuestras entradas y nos dijo "Sala 2, por aquí". Otra cosa no, pero obedientes un rato, así que de cabeza a la Sala 2. Una vez allí, segundo filtro, otro pavo con un lector de código de barras. Le alargué el papel y ... error, no lo leía. Me miró, le miré (cara-de-buena), bajó la vista al aparato de nuevo y le arreó un par de viajes contra el mostrador. Volvió a probar y piiiiiip, voilà, leyó. Abrió la puerta y entramos.

Bastante gente y una niña lánguida cantando en el escenario con un muchacho y su guitarra.  Deben ser los teloneros, pensamos. Eran un coñazo importante, así que nos miramos: ¿birrita?, venga, birrita. Media hora más, íbamos ya por la segunda birrita y la niña que no callaba. Para más inri, no nos dejaban salir a la calle a fumar (señores del Apolo, hommmmbreeee, vamos a llevarnos bien). Nada. Nos metimos en el lavabo como dos proscritas, encerradas con la taza del váter entre las dos, como en los viejos tiempos de colegio de monjas. Ni rayas ni nada, encerradas para fumarnos un triste cigarro. Risas. 

Salimos y nos lanzamos en plancha a la barra del bar, birrita + tequila, qué coño, la noche es joven y nosotras más. No tenemos fondo, pero a esas alturas de la película ya estábamos con la risa floja. Debían ser las 22 h. cuando la lánguida dijo algo a la concurrencia -que no entendimos-, y de repente todos se empezaron a movilizar hacia el escenario. Tía, vamos a buscar sitio que esto empieza. (Inciso: Altos del mundo que nos leeis: ¡poneos detrás en los conciertos, cabrones!. Fin del inciso).

Salieron unos tíos al escenario y empezaron a tocar. Un momento, ¿quién es este tío engolado que canta en inglés?. Ni puta idea. Cinco minutos y el hombre realmente era un tostón. Media hora más tarde seguía dando la barrila frente a un público entregado. Señales, señalessss ... peeero ... ¿se nos ocurrió preguntarnos si estábamos en el sitio adecuado? ¿en cuál de los vasos ingeridos nos dejamos el cerebro, para que nos pareciera la mar de normal que ese hombre fuera un "segundo telonero"?  es más, ¿en cuántos de los miles de conciertos a los que hemos asistido han habido DOS TELONEROS? ... sí, amigos, la respuesta a ésas preguntas es obvia, pero a la amiga Kit y a mi la noche nos confunde. Y las copas más. Así que decidimos, todo buen rollo y candidez, que los New Raemon seguramente tocarían después, y seguimos dándole al bebeque y al fumeque proscrito (¡y cagándonos en el que había colgado el horario en internet!, si llegamos a saber que tocan "mil teloneros" habríamos ido a comer algo antes, qué huevos tienen) hasta que en una de ésas salimos del lavabo entre nubes tóxicas y las luces estaban encendidas y la peña largándose. 

Nos miramos con cara de vaca mirando al paisaje. No puede seeeer, pienso para mis adentros. Kitty agarra toda digna y me dice "espera aquí que voy a preguntar". Vuelve al cabo de dos minutos: no me lo puedo creer: me ha dicho con todo su cuajo "nooooooo, si los TNR tocaban en la sala de arriba. ¡ah! ¡que vosotras sois las del error! ¡pues haberlo dicho!". ¿Pero se puede ser más idiota?, ¡si son ellos los que nos han dicho que era aquí, joder!, ¡que nos devuelvan la pasta! ...

Quiero enfadarme pero la miro y no puedo. "Nena, somos gilipollas, perdemos trenes, perdemos conciertos, ¿qué va a ser lo próximo? jajajajajaaaaaa". Empezamos a descojonarnos sin remedio, las lágrimas rodando por nuestras mejillas y la gente mirando como si fuéramos dos locas. "¡Por eso la gente nos miraba mal porque estábamos hablando, coño, nosotras pensando que era un puto telonero y resulta que esta peña venía a verlo A ÉL, jajajajajajaja!".

No nos quedó otra que ir a matarnos a tequilas a otro lado. 

Todo se va a torcer, si te vuelvo a ver
Todo se va a torcer, si lo vuelvo a hacer







viernes, 22 de febrero de 2013

FEBRERO

Febrero es un mes odioso. Desde el año 1999 que lo detesto. Todo lo malo, malísimo, o superiormente malo que ha pasado en mi vida ha sido en febrero, concretamente en la primera quincena.
No sé si ha sido fruto de la melancolía y tristeza que me invade cada año desde el día 2 hasta el 12 que había olvidado presentar a Miss Kitty Febrero. Y mira que me representa el dibujito de este mes...




Quizás es que así me he sentido, atrapada en una botella... aunque lo veo improbable, yo las botellas las vacío y luego las dejo en el contenedor verde.
Sea como fuere, brindo con Kitty esperando que llegue marzo... y poder relajarme.





jueves, 14 de febrero de 2013

El círculo se estrecha...

 No es novedad que llevo una temporada muy "despreocupada" a lo que a temas carnales se refiere. Unas veces el azar se ha puesto de mi lado y he tenido la suerte de caer en algunas garras apetecibles, otras no tanto.
Jugar a conocer tipos sin más pretensión que llegar a esa carnalidad no está exento de riesgos. Una los asume mientras son probables, pero cuando te toca directamente vivirlos... te quedas muy alucinada.
La semana pasada cerré día y hora para verme con uno. No estaba mal, un buen muchachote que parecía campechano y algo payés. Me dijo que ya no vivía en Barcelona y que aprovecharía para hacer gestiones por la mañana y que podíamos pasar la tarde juntos. Hasta aquí bien. 
Llegué al lugar de los hechos con unos bocatas, él traía vino y algo para picar. Decidimos montar un picnic en la habitación del lupanar. Me esperaba tomando una birra, así que mientras terminaba empezamos a hablar de temas banales, que si trabajas cerca, que si yo he terminado pronto y ya llevo tres cervezas... entonces me explicó a qué se dedicaba y resultó que acababa de cerrar un trato con el padre y la hermana de mi jefe. Esto no importaría mucho si la hermana en cuestión no fuese una de las mejores amigas de mi hermana. Nos empezamos a reír por la coincidencia.

Salimos del bar y mientras apurábamos unos cigarritos me cuenta que ahora vive en la localidad donde nació la hija de Sinco, pero que antes de casarse había vivido en el pueblo de Sinco. Que había tenido un bar a 10 minutos del pueblo de Sinco. Que los camellitos que iban al bar eran unos hermanos Dalton del antiguo pueblo de Sinco!!!! Me parecía brutal tanta coincidencia. Yo no le comenté nada del másqueperrerío pero sí le dije que conocía a alguien ahí (sin especificar nombres ni procedencias) e hice un comentario jocoso sobre la posibilidad que fuésemos primos o algo así. Nos reímos, también, de esta segunda casualidad.

Una vez metidos al lío (que fue menos lío del esperado, el hombre estaba nervioso y no funcionó...) seguimos hablando de todo y de nada. Me preguntó dónde había estudiado. Le nombré la retahíla de colegios y me miró como diciendo "hostia, otra vez algo nos une". Resultó que en una etapa de nuestras vidas habíamos ido a colegios colindantes y compartimos horas en el mismo bar. Incluso comentó que se acordaba de mí porque era raruna. Llegados a este punto no sabía si reírme o salir por patas. 

La semana prosiguió y el viernes cogí tal cogorza que me acosté a las 4 de la madrugada y amanecí a las 6 de la tarde del sábado, desorientada, como si me hubiesen soltado a la Tierra desde una nave espacial. Tenía una cena que me daba una pereza enorme. Con la mierda de las redes sociales te encuentra todo quisqui, así que me liaron para ir a cenar con gente que no veía desde hacía 30 años, desde que acabé 8º de EGB. No sabía si desayunar, comer o merendar, así que me hice un café con leche y una  tostada porque en tres horas me esperaba una cena. Me dispuse a leer el correo antes de la ducha y había un e-mail del susodicho. Me preguntaba si conocía a Fulanito del colegio donde había estudiado de pequeña. En ese momento tuve una especie de shock. Me preguntaba por alguien a quien hacía 30 años que no veía y que justo esa noche iba a reencontrar. Cuarta coincidencia entre él y yo, me parecía ya demasiado.

Esta mañana al abrir el correo he encontrado uno suyo. Me pedía que sobretodo no le enseñe a nadie las fotos que me había mandado y que tendríamos que quedar un día para hablar largo y tendido con mucho alcohol y horas por delante porque iba a flipar. Quería contestarle pidiéndole que me avanzara qué podía ya hacerme flipar más, pero mi jefe me ha secuestrado y no he podido. Al volver a mi mesa había de nuevo un correo suyo diciéndome que me lo contaba o reventaba. ¡¡¡PUTO FACEBOOK DE LOS COJONES!!! Mira que he probado darme de baja y no lo consigo. Resulta que el tipo miró un grupo del colegio al que había ido y me localizó, de ahí saltó a mi perfil y vio a mis amigos, y de ahí...

Querida Sinco, a punto estuve de refocilarme el tipo que entró a vivir en Can Demor después que vosotros, al tipo que jugaba al kiriki contigo en tu época de "putimonja"... ¡Que pequeño es el mundo!.
Si ya lo digo yo, no hay que saber, no hay que hablar, solo follar y dejar la muesca en el cabecero de la cama.

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