domingo, 30 de diciembre de 2012

PROMISCUIDAD

 Usamos mal el término "amante". Amantes son aquellos que se aman, ya sea de cara a la luz pública o a escondidas y cometiendo pecado mortal. Los amantes tienen una conexión que va más allá del sexo, una complicidad a prueba de bombas un deseo frecuentemente incontrolado por estar no solo en el cuerpo sino en la mente del otro.

Los encuentros para tener sexo son otra cosa bien distinta.  Para ser un buen "amante sexual" hay que tener madera para ello.

Punto primero y esencial: la culpabilidad. Una persona promiscua que se siente culpable de sus actos es y será un pésimo amante sexual. Ese peso del que sabe que hace algo a escondidas que puede ser descubierto, que lo vive como su parte óscura, hará que no pueda gozar nunca con claridad de esa parte que él mismo se dibuja óscura.
Hay ciertas actitudes que hacen de un encuentro de cariz sexual un verdadero sin sentido. He dedicado cierto tiempo al trabajo de campo, y atesoro anécdotas de todo tipo, dándome la oportunidad de poder enumerar aquellos actos que pueden arruinar un encuentro furtivo.

Lo más molesto: que el sujeto en cuestión salga, como alma que lleva al diablo, hacia la ducha un segundo después de terminar. Si no es porque pierde un vuelo, un tren o la vida, jamás se debe hacer eso. Al otro le estás dando el mensaje que es necesaria la purificación. ¿Tan sucio es lo que acaba de hacer? ¿Tanto le molesta ese olor, esa pringosidad? Si eso sucede puedo afirmar que, cuando salga de la ducha, yo ya estaré lejos de allí. Afortunadamente pasa poco.

La falta de higiene inicial. No se puede acudir sucio a follar. Ni oliendo mal, ni con lamparones. Si uno trabaja de cocinero, debe calcular bien el tiempo entre salir de la cocina y quedar para darse antes una ducha y no oler a fritanga. Si ha ido al gimnasio, una duchita antes de salir. Una cosa es oler a cuerpo ajeno, otra bien distinta es aparecer con un olor que no invita a abrirse de piernas. Cuando estás cachonda perdida y tienes que declinar el acto porque tu nariz no puede acercarse al follador...es un mal trago. Afortunadamente, también, pasa poco.

Que no se dejen besar después de una mamada. Pero vamos a ver, que es tu pollaaaaa!!!! ¿Qué tontería es esa? Que no somos sicilianos en plan la boca que besa la mejilla de mis niños no puede chupármela. Conozco un caso a la que le hicieron lavarse la boca para poder proceder a besar después de haberle vaciado. Para ir dando guerra no se pueden tener estas manías.

Estar mirando el reloj constantemente. Eso me pone de muy mala leche. No se puede estar en misa y repicando. Uno no puede quedar con el cronómetro, es muy estresante, te sientes como obligada a cumplir a desplegar de forma rápida y compacta todos tus encantos. ¿Que pierdes el tren? Pues coge otro. ¿Que no puedes llegar a casa más tarde de las 20:00? Pues no seas promiscuo, los demás trabajamos. ¿Que tienes que ir rapidito para recoger a los niños? Ufffff eso sí destrempa. Desafortunadamente, eso pasa mucho. ¡¡¡¡Desde aquí reivindico el slow sex!!!

El nerviosismo taquicárdico. Eso es mortal. Está bien sentir el gusanillo, estar cachondo, incluso sudar, pero ese nerviosismo paralizador es terrible. Les convierte en insecto palo, aparecen con el mástil ondeando la bandera y a la que tocas... baja. Tienes que contar hasta diez y pensar si te levantas y te vas, o, si merece la pena dar una ayudita. Los que tienen la suerte de ir a dar con una ONG cargada de paciencia pueden acabar saliendo a hombros, pero si se junta el problema del cronómetro con esto...el desastre está asegurado. Tener un gatillazo con una encamada ocasional está muy feo. Aquí no hay fortuna que valga, admito que solo se ha producido en una ocasión.

El uso de diminutivos o palabras de cariño. Entre que te llamen zorra o cari hay un amplio expectro de motes a utilizar. Lo más recomendable no nombrar, a menos que seas repetidor y tengas licencia para ello. Estar en silencio es un valor, el único lenguaje válido son los jadeos y gemidos, el resto es pura verborrea.

Preguntar qué tal ha ido. Siempre me entran ganas de decir MAL!!!. Eso no se pregunta, jamás. El que no es capaz de notar cómo ha salido la faena...no merece respuesta. Cagüen! Eso pasa más de lo que me gustaría.

En definitiva, para ser promiscuo no vale solo con tener ganas de follar... hay que saber serlo.

Feliz entrada de año a todos, a los no promiscuos también.







jueves, 20 de diciembre de 2012

Las sesiones

¿Se PUEDE vivir sin sexo?.....es más, yo preguntaría... ¿se DEBE vivir sin sexo?.


Un pálpito me hizo desviar la ruta mientras volvía a casa el domingo. Sin cuestionar, sin preguntarme, cogí la salida X en la autovía Y, y en la segunda rotonda tomé la carretera local Z que lleva hasta el pueblo donde vive mi hermana.
No hacía mucho que nos habíamos visto, quizás un mes y medio, pero siempre es demasiado cuando te echas de menos día a día.
Después de besos, abrazos, café y breves repasos de nuestras vidas y de los planes navideños pillé a mi hermana en un renuncio y le pregunté cómo estaba.
El trabajo, el otro trabajo, la consulta privada, la familia...siempre tan estresada y agotada.
"Pero lo que más me preocupa es Ó.", dijo mirándome a los ojos.
Ese instinto de clan, el que me había llevado allí aquella tarde, me susurró al oído la esencia de su preocupación, una inquietud que tantas veces da vueltas en mi cabeza.
"Ya, estamos en plena adolescencia, tía, y eso es muy jodido", le contesté.
Nos miramos, lo comprendimos todo sin hablar.

Para el filósofo sensible de mi sobrino, que acaba de cumplir 13 años, el cual con sólo 10 era capaz de llorar leyendo un triste cuento de Óscar Wilde, el que traga su frustración como un campeón día tras día pero a veces estalla en cólera, debió ser muy jodida una infancia sin poder dar patadas a un balón. Pero mucho más jodida será una adolescencia sin poder meterle mano a las chicas, sin poder besarlas en el portal de su casa,  sin poder bailar con ellas en fiestas y en discotecas, sin poder follárselas en el coche o en la playa.

Llevo días cabreada con la vida, conmigo misma también, pensando en lo fácil que es a veces ser feliz y lo complicado que acostumbramos a ponérnoslo. Esas cosas se ven muy claras cuando en tu familia cae una bomba como la caída en la mía, en este caso llamada Atrofia Espinal Muscular.

Intento ponerme, como madre que soy, en la piel de mi hermana. Entonces rompo a llorar.
Luego hago lo mismo en la piel de Ó.. Es entonces cuando entro en cólera y me cago en todos los dioses para no dejarme ninguno, por si acaso.

Esta semana estrenan "Las sesiones", hace meses que la estoy esperando. Aunque sé que me va a tocar en lo más doloroso necesito verla. Tengo que ver esa película.

Cuando pienso que mi sobrino puede perderse una de las mejores cosas que le podemos arrancar a esta puta vida, el SEXO, me siento perdida y arrebatada, y tengo ganas de pegarle a alguien, o a todo.

Sí, ya lo sabemos, que la belleza está en el interior y que bla, bla, bla, pero siendo realistas, lo tiene mucho más que jodido, hay sacos y sacos llenos de buenas intenciones pero ahí se queda todo, en palabrería. Esta es una sociedad hipócrita, regida por la imagen, por los cánones publicitarios y estéticos, con poco sitio para lo diferente, por más hermoso o especial que sea. 

Yo, por si acaso, voy a empezar a ahorrar, se acabó regalar juegos alienantes o libros macabros. Si llega el momento y es necesario quiero regalarle a mi sobrino SEXO del BUENO. Le dará mucho más placer que mil misiones de Call of Duty, estoy convencida.

Y no es cuestión de ser condescendiente ni paternalista, es, simplemente, porque el sexo mola mucho, y me niego a que se lo pierda. Sólo vivimos una vez, procurémonos felicidad, es un deber.





miércoles, 19 de diciembre de 2012

Comer y follar, todo es empezar...

Hace unos meses le dije a alguien lo siguiente:

"Para mí el sexo es análogo al comer. Los gustos culinarios de una persona siempre se pueden traducir a su conducta sexual. La gente con muchas manías en la mesa suele tenerlas también en el tema copulatorio.
A mí me gusta casi todo, y lo que no me gusta, no me gusta nada. A saber, lo único que me haría vomitar de ser obligada a comérmelo es el hígado y los riñones. O que me obligaran a beber un vaso de horchata. Lo demás podría tragármelo.
Visto así parece que no tengo filtro. Y no. Ya sabes que yo soy una persona que cree sobretodo en la química. Si no hay química, no se me abre el apetito. Si hay química entonces es como comer el mejor plato de bacalao o unas fresas o una onza de chocolate negro".

Yo hasta bien crecidita no tenía ningún interés por la comida. Me aburría sentarme en la mesa y dedicarle un tiempo a sabores y texturas. De arcada fácil, cualquier pretexto era bueno para no terminar nunca lo que había en el plato. Mi madre preocupada por la situación, y siendo de una generación en la que las lorzas eran símbolo de salud y belleza, insistió con el médico para que me recetara vitaminas que me abrieran el apetito. No sé muy bien que tomé, solo recuerdo el nombre Osopan, unas pastillas redondas, gigantes y amarillas que costaban de tragar. Eso sí, me puse como un zeppelin, aunque no soy capaz de recordar que me abrieran el apetito.
No fui muy precoz en el tema sexual. Con los años he creído que iba junto, que fui una inapetente. La comida me hacía bola en la boca y el sexo me daba pereza.

Hacia los 20 años, y a raíz de pasar un poco más de un año alejada de casa, fue como si alguien hubiese quitado el tapón que me impedía tragar tanto con los labios de arriba como los de abajo. Descubrí que me gustaba el pescado, que los purés no eran repugnantes, que los huevos no me repetían..., al tiempo que descubrí que el sexo con paciencia y virtud era cojonudo. Descubrí la química, la aleación que se produce con dos cuerpos en incandescencia. Me aficioné tanto a todo, a comer y a follar, que mi vida cambió por completo. Era sumamente feliz, sonreía con mayor frecuencia y el ejercicio compensaba las calorías ingeridas.

Una vez convertida en una gourmet, hacia los 40 años me aficioné a cocinar. No lo había hecho antes, nadie me enseñó y siempre viví con personas que decidieron encargarse de mi alimentación. Sorprendentemente, y sin preparación previa, mis platos son exquisitos, seguramente porque he probado todo lo catable, porque cocino sin prejuicios. Con el sexo pasó lo mismo, durante muchos años hubo quien decidió mi dieta, no negaré que de forma altamente didáctica y con una instrucción suficiente como para pasar la Norma ISO de excelencia fistro pecadora. Ahora que me dedico a ser yo la adiestradora, me doy cuenta de cuanto disfruté abriendo mi mente a nuevas experiencias, de lo mucho que me sirvió para sentirme cómoda en la cama en cualquier situación.

Hoy, que sigo siendo observadora como siempre, constato que muy pocas veces oigo salir de la boca de alguien sexualmente voraz y practicante, frases como "Uishhh qué asco", "Eso está malísimo", "Ahora no tengo hambre" o tantas otras que pueden ejemplificar que ambos apetitos van unidos. Cierto es que siempre puede haber excepciones...aunque dime lo que comes y te diré cómo follas. 
 

viernes, 14 de diciembre de 2012

TRISKEL

TRISKEL

Según los celtas el Triskel es el símbolo del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu.....

Benita, Malí y Huma

Según mis felinas es cómo vivir de puta madre.....


viernes, 7 de diciembre de 2012

Las MÁSQUES en horario infantil

Mientras hago de canguro de una pequeña revolucionaria se me ocurre que el mejor lugar para tenerla a raya es una librería.

Pasamos un par de horas ahí sentaditas en las mini sillas de la mini mesa de colores. La mini revolucionaria lleva un trajín de muerte, va y viene, se tapa la boca y emite un oooooohhhhh cada vez que encuentra uno que le mola y me lo trae para mirarlo juntas...

A todo esto, con el culo cuadrado por la mini silla, me levanto para explorar más libros y... Oh my god!!!!


En una estantería, de ladito estamos representadas dos de nosotras. No pude reprimirme a echar la foto... no puede reprimir la carcajada, no pude reprimir decirle a mini revolucionaria: ¿quién es esta gata mala? y señalándome con el dedo dijo TÚ!!!!

Así que, Sinco, habla con tu editora, que te echamos de menos. O aún mejor, si Salamandra tiene una Agencia de algo, que te contrate, leches!!!

Para que veáis que, a pesar de todo, tenemos nuestro lado angelical...

viernes, 30 de noviembre de 2012

"Setis-fexion"



Es lunes y libro en la colifatería.

El día ha amanecido nublado, amenaza lluvia, miro el pronóstico en mi web meteorológica de cabecera, un 42% de posibilidades de lluvia allí donde quiero ir a cazar....me da igual, me gusta mojarme.

Me calzo las botas de montaña, el chubasquero, el brazalete que me da licencia para cazar en los bosques de Poblet (previo pago de 10 pavos por toda la temporada), pillo mi macro cesto y me voy a la montaña.

La satisfacción no llega sólo con el botín (que ésta vez ha sido variado, suculento y espectacular), sino también con el regocijo que mis sentidos experimentan: el olor del bosque húmedo, la absoluta soledad, los colores del otoño (la mejor estación del año con diferencia), los sonidos crepitantes de los animales recorriendo su territorio, el silencio a veces roto por las hojas al caer, o por mis gritos orgásmicos ante los hallazgos fúngicos, el cansancio que se va acumulando en mis piernas, el dolor de mis brazos de cargar con el peso de la cesta.

Pasan las horas y no hago caso del tiempo, estoy en plena naturaleza, un lunes por la  mañana, bosques mixtos infinitos a mis pies, no hay nadie, soy feliz.

Una niebla asciende desde el fondo de la montaña, la luz se vuelve oscura, parece que esté anocheciendo, pero nada me frena. ¿Lloverá?, da igual, me gusta la lluvia, sobre todo en el bosque.

El privilegio de tener esos bosques a tan sólo treinta minutos de mi casa no tiene precio.

¿Queréis orgasmos? Perderos en un bosque.Cuando os reencontréis estaréis renovados.

Y después perderos por Razzmatazz el domingo a disfrutar de la tralla de THE HIVES...ahí estaremos.




martes, 27 de noviembre de 2012

...necesito tus manos



* mano a mano con Bill

"Escribe algo conmigo a cuatro manos..." Me seduce la idea de compartir sensaciones con alguien y poderlas contar desde la óptica del deseo de cada uno.
Acepta. ¡Cómo le gusta jugar y seguirme el rollo!
"Todavía no me has pasado nada. ¿Estás en ello?". Estoy en ello, pero no acaba de fluir, necesito algo que me encienda.

Mientras espero que las musas acudan a mi encuentro me preparo para recibirlas con una hoja en blanco, el bolígrafo en la mano izquierda y la derecha apoyada en el papel. Percibo que el contacto de tus manos en mis pechos funciona como el mecanismo o el hilo de una marioneta, mueve mi brazo y acciona mi mano para la escritura.

Aparto la mirada del papel la dirijo hacia tus manos que han entrado sigilosamente por el escote de la camiseta y ahí están, cálidas, suaves y acariciantes.
Noto tu respiración por encima de mi cabeza, meciendo mi pelo. No sé si estás oteando y leyendo lo que escribo pero me pone nerviosa solo pensarlo. ¡Qué rara soy, a veces! Puede susurrarte sin rubor cualquier cosa, pero cuando las palabras toman el papel siento pudor, vergüenza.

Sigo escribiendo mientras con la mano desocupada busco a tientas tu entrepierna. Te aprietas contra el respaldo de la silla aprisionándola para que note tu excitación. Sonrío maliciosamente sin mirarte.
Quiero tenerte al alcance de mis ojos e intento hacértelo entender con mi mano atrapada. Pellizco levemente tu muslo pidiendo clemencia y eso hace que te apartes mientras me dices "eres muy mala". No quiero que te vayas, me gusta que me desconcentres, que me pongas las cosas difíciles, y lo sabes bien. Pero ahora quisiera que me dictaras al oído qué quieres de mí. Que me ahorraras tener que intuirlo, me gustaría dejarme llevar por ti, sin más.

Tú decides ir por libre, (ya me conozco eso), bajándome la cremallera de la sudadera y bajando las mangas hasta la muñecas. Sabes que así no puedo escribir y ves en mi gesto la desaprobación. Tiras de la silla y girando las ruedas la atraes hacia ti y con una sonrisa socarrona te acercas y me besas mientras terminas de despojarme de la chaqueta. Levanto los brazos y me quitas la camiseta. Tengo que volver al papel, éste no era el trato, por más que me distraigas tengo que terminar mi parte hasta pasarte el relevo, así que toca resistirse a la tremenda tentación de pasar a la acción y olvidar la prosa.
Con los pies acerco de nuevo la silla a la mesa, te cojo de la mano para que me acompañes y te sientes en la mesa mientras esperas turno. Tú prefieres ponerte en cuclillas y mirar mi torso desde abajo, me tocas y se me eriza todo el vello, causas ese efecto en mí. Tengo frío pero decido no quejarme, ahora mandas tú. Si me miras te deseo, así que trato de apartar mis ojos de los tuyos y ocuparme de lo mío, misión complicada donde las haya.

Sabía que no podía confiarme, que usarías todas las tretas posibles, pero no creí que atacarías por ese flanco, ¿estás intentando bajarme los pantalones? ¿Debo resistirme? Si juego a la resistencia tampoco estoy por lo que debo, así que voy a facilitarte la operación arqueando la espalda para que puedas hacerlo. Me arrancas de la piel de una sola vez el pantalón y las bragas dejándolos en los tobillos con las piernas abiertas. ¡Dios, estoy perdida! Ya no veo tu cara solo tu cabeza entre mis piernas y siento tus manos cogiéndome fuertemente por las caderas. Cierro los ojos esperando que exista la escritura automática. Siento el frío en mi cuerpo y el calor entre mis muslos, un calor húmedo y un calambre que recorre mi cuerpo. Apoyo los brazos en la silla e intento mantener mis manos ocupadas con el bolígrafo pero tu lengua me lo pone muy difícil, sigo escribiendo y se me escapa un gemido.

Te pido, te suplico que pares, que me permitas acabar pero haces caso omiso. A cada "por favor" hundes más tu cara y tu lengua dentro de mí.
De acuerdo, tú ganas. Game over for me!
Te toca querido...

Gracias querida. Me siento en el trono del imperio de papel, un taburete de madera, no usurparé el trono a la reina. Relamo tu jugo, sonriendo ante la idea de que querrás obstruir mi escritura. Leo tu texto mientras te recompones, te vistes las bragas húmedas y esa camiseta de tirantes que calca tus pezones de recién corrida, erectos, desafiantes, tan apetecibles. Me apetece follarte ahora mismo, en el suelo, pero soy un hombre que cumple los tratos, y no, no puedo tocarte. Debo seguir escribiendo.

Te acercas con una sonrisa de ángel caído, te inclinas para decirme a la oreja "¿quién va a ser mala ahora?", y se me ocurre una gran maldad. Estoy tan caliente que si me masturbara intensamente emborronaría el papel con mi tinta viscosa, ¡sin romper el trato inicial de no tocarte! La idea me hace sonreír, te extrañas, y preguntas. Cuando escuchas mi explicación me susurras de nuevo "¡Eres un cabrón!". "Lo soy y cómo te gusta. Pero me contendré porque soy aún más cachondo que cabrón y quiero saber qué sorpresa me espera". Así que acabo por comportarme como un buen mal chico y me quedo quieto, salvo por mi mano derecha que esgrime el bolígrafo.

Me gusta registrar esta realidad, dar fe de los pezones que clavas en mi espalda mientras lees sobre mi hombro. Acercas tu cara a mi nuca, siento tu aliento, tus manos que se desatan ahora, que deciden (no sé por qué a veces pienso que tus manos van por libre, cono si no interviniera tu pensamiento) desatarme la camisa. Me excita que me explores, que acaricies mi pecho bajo la franela, mi vello a tu merced, mi excitación, mis latidos allegro molto vivace cuando una de tus exploradoras baja a mi cintura, desabrocha el botón del pantalón y se recrea en mi calzoncillo abultado.

Ronroneas que te gusta mi polla, que te pone cachonda de nuevo, mientras acaricias mi punta a través de la tela. Quieres sentir cómo calo ligeramente el algodón, anuncio de una gran calada posterior, quieres sentir cómo se agita mi respiración. Me cuesta tanto mentenerme así, tan inmóvil. Ya sabes que no podrás atarme, así que aprovecha esta situación como si estuviera atado para ti.

Cuesta escribir, cuesta siquiera mantener los ojos abiertos, con unas caricias diestras en mi polla, sintiendo tus pezones contra mis omoplatos y los nudillos de tu mano izquierda masajeando la base de mi columna, masaje colateral al que tus dedos dedican tus humedades. Cómo me apetece volver a comerte, me excita tanto sentirte así de caliente. Ahora eres todo magma, todo sustancia incendiaria que me quiere arrasar. Y consigues que claudique, que me entregue a tus caricias, cerrando por un momento mis ojos.

Te incorporas, me sorprendes con un beso y me reprochas, no me ves escribiendo. Tienes razón, mes estaba dejando llevar, desatendía mis deberes. Desde mi costado izquierdo tomas mis pantalones para bajarlos, esto se pone cada vez más difícil, cada vez más duro. Durísimo. Caen un par de monedas de mis bolsillos, sonreímos, miras a mis ojos, sé que tengo las pupilas brillantes y del tamaño de esa moneda de un euro que rodaba. Sabes que estoy cachondísimo y lo vas a aprovechar. Has mordido mi cuello mientras bajabas mis bóxer hasta medio muslo (imposible contarlo en tiempo real, ojos irremediablemente cerrados ante la presión húmeda de tu boca contra mí, pero seré más firme). Ahora acabas de bajar mis calzoncillos y de regreso asciende tu mano por mi tobillo, por la rodilla. Acaricias la cara interna de mis muslos con ambas manos, arrodillada y entregada.

Ufffffff, qué voy a hacer ahora. Estoy perdido de placer, me pondré perdido, te pondré perdida. Tus labios son sabios, por lo que cuentan, por lo que callan y por lo que hacen, por el placer inmenso que en este instante provoca que desee la intervención de un observador internacional para acabar con esta tortura. Mi carne es demasiado débil para soportar tanto placer. Ya me estoy volviendo un poco loco y necesito liberarme.

Escribo y te hago una seña para que leas esto: ¿Puedo tomar un atajo para finalizar este relato?
La respuesta afirmativa de la sacudida de tu cabeza me anima y me alivia, iba a morir si seguía tan excitado. Así que ejerzo de futurólogo mientras sonriendo lees mi premonición:
- Mi corrida será explosiva, inundará tu coño en un acto de amorosa violencia sobre la alfombra. Tu coño volverá a derramarse con un jugo abundante y sabroso, se solazará con las embestidas desesperadas. Nos quedaremos medio muertos en un abrazo de piernas, brazos, lenguas y consciencias imposibles.

Así fue.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Victoria


No soy especialmente patosa pero si llevo las manos ocupadas me convierto en una inútil.
Me trauma mucho tener que ir todos los días con la bolsa de los tuppers, así que utilizo una que pueda llevar colgada al hombro.

Voy a paso ligero porque no quiero perder el autobús si pasa, cuando se rompe una asa y cae todo el contenido de la bolsa al suelo: tupper sucio y vacío, cubiertos y una manzana (no ingerida). Suelto un exabrupto tipo jodermecagüenyatodoooo, llevo un cigarrillo en una mano y el móvil en la otra que también acaba rodando por el suelo. Me agacho para recoger el estropicio y oigo una voz a mis espaldas diciéndome "Espera, ¡ya te ayudo!". Me giro y veo una venerable anciana que me tiende la manzana. Le doy las gracias y ella empieza a hablar.

Vaya, no te lo has comido todo, pues ¡muy mal! ¿Te gusta cocinar? (asiento con la cabeza). A mí me encanta pero cada día me da más rabia hacerlo. Total, vivo con el IMBÉCIL de mi marido  y con el gato... Seguro que tú cocinas y os sentáis todos alrededor de la mesa y te dicen que todo está muy bueno... él no, incapaz de hacerlo, solo engulle sin importarle lo que se mete en la boca.

(Hago un gesto de "bueno, me voy, adiós" pero ella me coge del brazo y me aparta del medio de la acera hasta quedarnos delante de un escaparate. Y no me suelta.)
Ahora salgo del cine. No es que me gusten mucho las películas que se hacen hoy en día, cualquier excusa vale para que haya sexo y sangre...pero me entretienen, y me digo Victoria tienes que vivir. Con tal de salir de casa y no verle ni aguantarle...No sé cómo ha podido volverse así, aunque bueno, de joven ya era un mal bicho y ahora ya no lo justifico, se me ha caído la venda de los ojos.(Tengo claro que no podré escapar. Dejó la bolsa en el suelo y me enciendo otro cigarro mientras la escucho. Solo escuchar, no he articulado ni una palabra más que gracias).

Él es más joven que yo, pero no lo parece. Está feo, gordo y calvo y no se cuida nada. Aquí donde me ves tengo 85 años, llevo 62 años casada con ESO, me he ocupado siempre de todo, de TODO!. Aaaahhh bueno, y tú no lo sabes.. encima es, es... no me acuerdo ahora como se dice...algo que se parece a psicópata, los que se lo juegan todo...
- Se llaman  ludópatas.
...eso, lo que tú dices. Hace años se arruinó por el juego, se deprimió, lo despidieron, un follón, un foooollón. Vivíamos de mis ahorros, de mi pensión. Luego empezó a trabajar por su cuenta pero tenía que controlar yo los temas de dinero porque volvía a jugárselo. Y caí enferma, muy enferma. No podía moverme de la cama, y le daba cada día 50 euros para que hiciera la compra. Y durante casi tres meses solo me trajo acelgas para comer. Nada más. Se lo gastaba todo. (En este punto del monólogo no sé qué cara debo poner, supongo que la de "perrito atento con la cabecita ladeada"  que me sale instintivamente). Y claro, enfermé más porque no comía nada de carne, ni huevos ni de nada. Solo acelgas. Y me quedé así de magra. (Hombre, pues sí, flacucha está).

Después de esto, cuando me recuperé decidí hacer la mía. Salir a pasear, a tomar unas hierbas, al cine... (Ahora sí, hago el gesto de basta, de me voy, y cuando quiero abrir la boca me agarra más fuerte del brazo y me intercepta el paso) Espera, esperaaaaa, solo un minuto, que ahora viene lo bueno. El otro día regresa a casa y me dice que ha estado en el bar de su amigo Santiago tomando algo. Que luego su amigo le ha invitado a subir a su casa y que la tenía tan hecha un porquería... pues que le ha ofrecido compartir nuestra casa cuando yo me muera "dentro de poco". Eso me dijo el sinvergüenza. ¡Que me moriré dentro de poco!

- ¡Y una mierda! Usted no se puede morir antes que él. ¡Pero qué hijo de puta! Ha querido matarla a base de tenerla solo a dieta de acelgas durante meses. No, él tiene que reventar antes, coño.
No, no lo va a conseguir. Bueno reina, ya está.  No te entretengo más. Yo me voy a la panadería a comprarme un chucho de crema. Va fino si se cree que me va a matar de hambre. Un placer haber hablado contigo.
Cruza la calle aprovechando el semáforo en verde. Veo pasar el autobús...Me cago en la vieja, en su marido y en la soledad de los viejos. Mientras espero el siguiente me pregunto si será el primer criminal que utiliza las ACELGAS como arma letal. Qué vidas de delirio.




domingo, 18 de noviembre de 2012

¿PERVERSA?



- ¿Cree que es perversa?
- ...
-¿?
 - ...
- ¿No lo sabe o no quiere responder?
- No estoy segura
-¿De saberlo? ¿De poder analizarlo?
- De ambas cosas. No sé si estoy, ahora mismo, capacitada para responder a eso.
- ...
- ¿Lo cree usted?
- Sí. Sin duda.

Hace ya bastante tiempo de esta conversación. Creo que debe hacer un par de años. Pero me acuerdo como si la hubiésemos tenido hace unos minutos. Fue un duro golpe, no puedo negarlo. Aparqué, temporalmente, la posibilidad de reflexionar sobre ello. Hasta hace una semana.

- He estado pensando últimamente en la aseveración de que soy perversa.
- Aaaahhhh... ¿si?
- Claro. No puedo quedarme indiferente a ello.
- Vaya.
- No estoy de acuerdo. NO soy perversa.
- ¿Ya no?
- ¿Como qué ya no? Yo no dije que lo fuese. Me lo plantó cual bofetón en la cara.
- Lo recuerdo.
- Yo también. No soy perversa porque no soy mala. No causo dolor esperando obtener satisfacción de ello. Así que no. No lo soy. Absolutamente no. Quizás le cuento cosas que no son para enorgullecerme, de hecho no me siento muy contenta con algunas de mis actuaciones. Pero se confundió. Soy muuuuy imperfecta, no una hija de puta.
- Jajajajajajaja... es la defensa o justificación más peregrina que he oído. ¡Muy imperfecta!. De todos modos está bien que haya pensado en ello.
- ¿Volvería a decir que sí sin dudarlo?
- Sí. Sin duda.

perverso / sa  (Del lat. perversus)

1. Adj. Sumamente malo, que causa daño intencionadamente.
2. Adj. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas.

Claro, se refería a la segunda acepción según la RAE.
Espero.

martes, 13 de noviembre de 2012

Compañero Infatigable


Mi bolso está viejo y ajado, pero me gusta.
Donde los demás ven algo harapiento y piojoso yo veo un compañero infatigable.
Juntos hemos vivido cientos de aventuras y desventuras, hemos recorrido mundo, hemos reído y llorado, gemido y bailado, tantas veces sexo, drogas y r'n'r...mucho r'n'r.
Tengo otros bolsos más grandes, más bonitos y más nuevos en casa. Pero suelo dotar a los objetos de cierto alma que me une a ellos. Tengo un punto Diógenes y dos fetichistas, me cuesta mucho desprenderme de según qué cachivaches, les cojo cariño y arrastro montañas de enseres de casa en casa, son mi tesoro, lo único que poseo. 
Quiero a mi bolso, me gusta, no pienso cambiármelo hasta que no se desintegre, y no es que le falte mucho. Cada vez que tengo que lavarlo me encomiendo a San Cucufato, para que salga vivo del tambor de la lavadora. Un final digno sería ese, en algún concierto, fiesta o bacanal, cayendo fulminado sin remisión. También se me antoja un buen final para mí, todo sea dicho de paso.

Dicho esto, hace algunos días, al llegar a la Colifatería, una de mis compañeras del turno de noche me esperaba sentada junto a la puerta de entrada, con una sonrisa en los labios y mirada de ilusión. No nos conocemos apenas, hemos cruzado cuatro frases siempre hablando de cómo ha ido la noche, de si éste está fatal o aquél otro lleva toda la noche cambiándose de zapatos.
"Cuando bajes al vestuario abre mi taquilla, hay una bolsa de plástico con algo para ti" me dijo.
Bajé dudosa, a saber qué me había traído aquella tía.Cuando abrí la susodicha bolsa vi que la ofrenda era UN BOLSO.
No me ofendí, al contrario, me dio una ataque de risa y lo metí en mi taquilla. Cuando subí a darle las gracias le dije:
Sincopada: Gracias. Tengo otros bolsos en casa, flamantes y hermosos, pero me gusta llevar éste. Muchas gracias, pero no te aseguro que me lo vayas a ver colgado al hombro, porque hasta que éste no se desintegre no me lo voy a cambiar. Hemos vivido muchas cosas juntos, es algo de tipo clan, emocional. Así que... .
Compañera: No te enfades, lo he encontrado por casa y he pensado que te gustaría. Y como siempre vas con ese que está que da pena... .
Sinco: Uhmmmmm (aquí me mordí la lengua para no liarla)...ya, pero es que a mí me gusta, le tengo cariño, ¡joder, que me gusta así de viejo, coño!.

Aún estuvimos cinco minutejos más discutiendo la jugada. No niego la buena voluntad de las personas cuando se meten donde no las llaman. Pero no deja de ser eso, opinar cuando no te lo piden, decidir sin respetar, juzgar sin conocer, ser un bocazas y un mete patas, vamos. Yo habría preferido que me diera la pasta para comprarme lo que me hubiera dado la gana. Desde luego, no habría sido un bolso. ¿Para que, si ya tengo uno adorable?. Desde luego, puta sociedad, no se puede uno hacer viejo... .


jueves, 8 de noviembre de 2012

Hubiese escondido la cabeza bajo el ala...


 Mi hermano es el ser más perfeccionista que conozco. Un esteta. Las cosas tienen que ser como "él cree" que son mejores. Su criterio de calidad es irrefutable.

Me enseñó unos guantes de ir en moto y me dijo "¿qué te parece este modelo?", como sabía que los había escogido él después de ver tropecientos mil y de compararlos con otros tantos, le dije que eran estupendos.
Sonrió y me dijo que no podía ser de otra manera. Luego comentó que los había comprado en una tienda que está justo una calle más arriba de donde yo trabajo y me pidió si podía comprar unos de la talla M para mi sobrina.
Acepté el encargo y se me quedó mirando perplejo. "¿Y no vas a hacerles una foto para no equivocarte?". Claro, como no había caído. Puse un guante encima la silla y le saqué una foto con el móvil. "Tendrías que hacer otra del reverso, no vayas a confundirte de modelo". Le miré asesinamente. Sabe que me saca de quicio. Puse el guante del revés y le saqué otra foto. Entonces empezó a hacer una especie de composición pictórica y le dije que me negaba a hacer fotos de bodegones de guantes. "Con esas dos ya vale, no empieces con las neurosis".

Hoy he ido a la tienda al salir del trabajo. Como los guantes estaban en el mostrador y no podía mirar por mi cuenta se me acerca un dependiente a preguntarme qué necesito. Le digo que quiero unos guantes negros que son impermeables por la parte de arriba y con una especie de tela de pana en la palma. El chico me mira con cara de no entiendo la descripción y empieza a poner guantes encima del mostrador. "No, no. Éstos no se parecen en nada o lo que te he descrito". Me acuerdo entonces de la foto. Saco el móvil y le digo que le voy a enseñar una foto del modelo que necesito.
Busco en las imágenes de la cámara y le enseño la foto. El chico me coge el móvil y empieza a hacer más grande la foto. "Pues no me suena este modelo, no lo tenemos". Recupero mi teléfono y le digo que tengo otra que quizás lo verá más claro. Abro la otra foto (suerte que siempre hago caso a los neuróticos para no cabrearles, hacía falta más de una imagen, tenía razón él) y vuelve a quitarme el móvil de las manos y la manipula para verla mejor. Mientras, aprovecho para decirle que sí, que tienen ese modelo porque mi hermano compró unos la semana pasada. Sigue mirando y oigo como dice que sí, que ya sabe cuál és mientras vuelve a hacer pequeña la foto y deslizando el dedo pasa a la siguiente.
Se queda con la mirada clavada en esa imagen y el dedo tonto intentando pasarla. Dios!!!! Ahí delante los ojos del muchacho están mis tetas. Un primer plano explícito.
Le arranco de las manos el puto teléfono al tiempo que suelto un "Ya ves. Cómo son las cosas, ¿eeeehhh?".

No tenía ninguno de la talla M, lo tendrá que pedir en otra tienda. Ahora tiene mi número de teléfono para avisarme y mi melones en su retina. ¡Qué vergüenza!

viernes, 2 de noviembre de 2012

WELCOME TO THE PLEASUREDOME - El tropezón

"Perdona, pero creo que es justo que te diga que yo no hago sexo oral"

... levanto la vista de entre sus piernas pensando que bromea ... pero no. El tío lo dice en serio. Desocupo mi boca momentáneamente para preguntarle ¿tú no lo haces pero te gusta que te lo hagan?. "Ah si, si, eso sí", responde.

Con dos cojones.

Pues lo tienes claro, querido. No se ha hecho la miel para la boca del asno. Se me están quitando las ganas de complacer a este imbécil al que acabo de conocer hace exactamente dos horas.

Desde que he estrenado mi nueva etapa de persona-que-practica-sexo-fuera-de-su-casa, he conocido a personas diversas. Con alguna, la cosa ha cuajado, con otras, no (aunque he tenido el placer de conocer tipos muy interesantes). Y casi nunca quedo con nadie tan a saco, pero la foto de este hombre me dejó con la boca abierta cuando contactamos por internet hace un par de días ... y eso tenía que comprobarlo con mis propios ojos. Así que quedé para desayunar con él y, efectivamente, hoy cuando aparece verifico maravillada que es tan bello como un hijo de Odín. Casi dos metros de Dios nórdico de ojos azules y preciosa boca. Un bonito envoltorio para un absoluto gilipollas ... aunque de eso me he percatado más tarde.

Lo primero que hace cuando llega es pegarme una pseudo-bronca porque no encontraba el sitio dónde yo le he emplazado. Como si fuera culpa mía. Disculpo la salida de tono porque son las 9 h. de la mañana y no tengo ganas de discutir y mucho menos con él, que me la trae al pairo. Lo segundo que hace es tomarse el café a todo correr para soltarme, al cabo de cinco minutos de haberse sentado, que no tiene mucho tiempo y que si nos vamos ya para el hotel. Actitud de "vamos chata, despachando rapidito que tengo cosas que hacer". A mi me da la risa ... vale que tengas 30 añitos y estés buenísimo, pero nene, ¿ni una miradita seductora?, pienso. Va a ser que no.

Por lo que veo es un tipo serio como un ajo y sin ningún sentido del humor. Está aquí y quiere sexo. Puro y duro. ¿Lo quiero yo? ... lo pienso un momento mientras observo ... mmmmh esa boca. Joder, la carne es débil. Sí.

Me deja colgada en el coche mientras va a buscar preservativos. Tarda muchísimo. Cuando vuelve, está cabreado porque a esa hora no encontraba nada abierto. Me siento -otra vez- atacada por su mal humor. Y yo, de nuevo, decido pasar.

Mientras esperamos a que nos acompañen a nuestra habitación, el tío se abalanza sobre mi y -podría decir me besa, pero nada más lejos- me rechupetea el cuello, las orejas, la boca, dejando un reguero de babas por toda mi cara ... parezco un helado de limón en manos de un gorila. Intento zafarme un poco de sus lametones , pero como buen cenutrio narcisista, lo que entiende de mi intento de escabullirme es que en realidad me está poniendo cachonda, así que intensifica el ritmo mientras me sujeta con una fuerza que no puedo contrarrestar. Salamandra, esto no pinta bien.

Ya en la habitación empieza a desnudarse como si yo no estuviera allí. Me siento en la cama y le observo divertida sin hacer nada. Se quita los zapatos, la camisa ... se queda desnudo de cintura para arriba y entonces se acerca para que le admire bien. Es blanco y lampiño como un bebé, la verdad es que lo prefería vestido (en este cutreblog somos todas muy fans del pelo en el cuerpo masculino). Aunque sigue estando tremendo.

Me quito la chaqueta. Parece que entro en calor.

Decido no dejarme chupetear más, y para ello lo más fácil es quedarme tal como estoy, él de pie delante mío, yo sentada. Mmmh, bonita vista. Creo que hay una presión aquí que debería aliviar. Le desabrocho el pantalón, abro la bragueta y bajo la goma del boxer mientras acerco mi boca al reciente descubrimiento. Sus manos en mi nuca bendicen mi gesta. Soy Bolívar libertador.

Me dedico a lo mío y él se deja hacer. Se deja hacer ... mucho. Y al cabo de un rato de oooohhhs, aaaaahhhs y temblores variados, es cuando deja ir por su preciosa boquita la frase que encabeza esta entrada. Copypaste recordatorio:

"Perdona, pero creo que es justo que te diga que yo no hago sexo oral"

Obvia decir que lo estoy flipando. En sí el tema no es que me importe especialmente, cada uno tiene sus manías, pero me parece de un mal gusto atroz esperar a este preciso momento para dejar constancia de que te encanta que yo sea carnívora, pero que tú, el marisco, ni catarlo.

Me dan ganas de darle una colleja. Dejo lo que estoy haciendo y espero a su reacción. No se hace esperar: se tira encima mío y me arranca la ropa que todavía llevo puesta. No tengo intención de currármelo en absoluto, así que le dejo hacers sin colaborar demasiado. En un minuto estoy desnuda y él entre mis piernas con la goma puesta y en perfecto estado de revista. Retozamos, cambiamos de postura varias veces, la verdad es que el tío es enorme y me lleva y me trae como si fuera una pluma. Con tanto trajín se olvida de besarme y consigo abandonarme al asunto. Y esto, lo hace muy bien... las cosas como son.

Al cabo de un rato estamos uno al lado del otro, intentando recobrar el aliento y mirando al techo. Jo, no ha estado nada mal, pienso. Y cuando me giro para decirle algo, un resorte invisible en su espalda le empuja a ponerse de pie como una exhalación. Le miro extrañada. Y entonces dice: "mira, creía que podría repetir pero es la primera vez que soy infiel, y me siento muy incómodo". Y se mete en el lavabo. Al rato oigo correr el agua de la ducha.

Lo flipo, again. Pero no tengo ninguna intención de hacerle de psicóloga -él sabrá- así que me incorporo y empiezo a buscar mi ropa para vestirme. Cuando sale, yo ya estoy atándome las Converse. Y entonces me pregunta: "¿puedo pedirte tu opinión?". Jajaja, me parto interiormente, me dan ganas de decirle que lo que más me ha puesto es cuando se ha bajado al pilón ("¡ah, no, que no lo has hecho!") ... aunque decido ser buena y le contesto que me ha gustado, quién soy yo para echar por tierra un ego tannnn desarrollado. Y entonces sonríe. Por primera vez.

"Otra cosa" -me dice-  "¿ésto ... lo pagamos a medias, no?". La habitación que él mismo ha pagado con tarjeta al llegar, haciéndome un gesto de "tranquila, ésta ronda la pago yo". Le suelto 50 €, no tiene cambio. Llama al camarero para que se lo traiga.

Si es que no se puede ser más cutre.




(me encanta este vídeo)

martes, 30 de octubre de 2012

AY!!!!


Mi madre no se cansaba de repetirme que si me acercaba al fuego podía quemarme. A veces debía llegar a casa con olor a chamusquina porque se ponía muy pesada con eso. También solía sentenciarme con lo de "si no quieres polvo, no vayas a la era" (sin doble lectura, que era una niña!). Pero de sus consejos-sentencias mi preferido era "La cabra pels seus pecats, porta els genolls pelats!" (La cabra por sus pecados, lleva o tiene las rodillas heridas). Y por plasta que fuera siempre tenía razón, o quizás me conocía mejor de lo que yo creía.

Tengo una gran tendencia a meterme en fregaos, y eso que soy pasiva. Pero cuando activo el botón start no calculo las consecuencias. Parece ser que no lo hacía de pequeña y admito que no lo hago ahora. Obviamente me como situaciones complicadas, a veces salgo airosa y otras...no mucho.

Piiiip, piiiip, piiiip. Whatsapp.
Iba camino del metro un día entre semana a eso de las 23 horas. Habiendo pasado las últimas tres horas yaciendo en una cama de un hotel con un desconocido. La despedida había sido afectuosa, con abrazo amistoso incluído. Me dijo algo como "ha sido un placer, cuando quieras nos volvemos a ver", a lo que respondí con un sintético "vale".
Miré el móvil y era un mensaje suyo. "Ha sido delicioso. Me costará no pensar en ti esta noche, estarás en mis sueños". Dudé entre contestar o no hacerlo. Esperé llegar al metro y decidir si mataba esta situación aquí o era educada y me metía en un embolao una vez más. Antes de llegar a la primera parada noté la vibración del móvil de nuevo. "Cuando tú quieras repetimos. Buenas noches, cielo". En estos casos lo mejor es responder, si no lo haces se suceden una docena de mensajes como éste. No sabía qué decir, así que opté por algo higiénico como "buenas noches". Cuando ya le había dado al botón enviar, me entró la risa. Qué japuta eres, Kit!!!!

Pasaron un par o tres de días y a primera hora de la mañana antes de salir de casa oí el piiiip, piiiip. Miré y vi que era de él. "Hola cielo. ¿Te has recuperado ya? ¿Has pensado en  mi?". Casi sin pensar mandé respuesta lacónica, "Sí, sí. Todo bien. Gracias". No alimentes ésto Kit, no lo hagas, no seas cabrona.
Por una vez creí estar haciendo lo correcto. No alimentar nada. Pensé que él no se sentiría satisfecho con mi actitud  ni r mi respuesta y, así, dejaría de pensar en mí como una posibilidad. Quizás no fuese muy clara pero no me gusta ser borde. Es un buen tío y estuvo bien. Pero para mi estaba bien así, no quería más y no quería decírselo claramente. Me pareció un tipo listo, así que pensará que conmigo no merece la pena porque soy una distante.

Ayer, cuando ya no creía que volvería a la carga, vuelvo de comer habiendo dejado el teléfono a cargar y me encuentro un  "Hola reina, de vez en cuando me acuerdo de tus ojos tan bonitos mirándome mientras gozabas. Un beso".  Me entra la risa mientras pienso que soy muy miope, que mis ojos mienten más que yo. Y mientras estoy con mi sonrisa interior aparece una nuevo cuadro de texto en mi pantallita "¿Hay posibilidades de una nueva cita con más calma?".

Admiro a este tío. Sabe lo que quiere y lo pide, inmune al desaliento. Cuántas veces habré querido hacer yo esto...pero mi vergüenza no me lo permite. Si no recibo la misma intensidad en mis intereses, me corto. No sé qué decirle. A lo mejor es que soy más puta que las gallinas, a lo mejor es que quiero esta bala en la recámara, a lo mejor no me disgustó tanto, a lo mejor...quién sabe.

Me miro las rodillas porque sé que he hecho la cabra... y asoman costras.

lunes, 29 de octubre de 2012

ESTERILIZACIÓN


Sé que soy muy nazi con este tema, pero sueño con la esterilización para ir extinguiendo la raza humana.

El pasado martes volví al trabajo después de un fin de semana largo, gozoso y agotador. Solo llevaba una media hora sentada en mi mesa, cuando me llama una compañera y me pregunta por qué no le había dicho nada sobre la NOTICIA. No sabía de qué me estaba hablando. De hecho un embarazo en la empresa para la que trabajo no es noticia, se han ido encadenando uno con otro, incluso simultaneando.
Pero cuando mi compañera pronuncia el nombre de la persona a la que le crecerá la tripa en breve, me cabreo.
"Pero... ¿esta tía es idiota?". Sí, definitivamente lo es. Además de una egoísta exacerbada.

La chica en cuestión tiene una enfermedad degenerativa, el Síndrome de Rubinstein. Una enfermedad que la dejará en silla de ruedas tarde o temprano. Con unos síntomas que se veían a la legua, pero nadie se dio cuenta hasta que se embarazó y luego parió. Tiene tal laxitud muscular que cuando parió la criatura salió disparada como si bajase de un tobogán. La lince de su ginecóloga no se percató de nada hasta ese momento, a pesar de tener al niño encajado desde el 5º mes de emabarazo.
No es muy difícil imaginar que esto es genético, así que su hijo también tiene la enfermedad. Visible y diagnosticada desde el momento cero de formar parte de este mundo.
Vale, ella no sabía que su lentitud y patosidad tenían nombre y apellidos, la gente se reía de ella y yo alucinaba porque estaba claro que aquello no era normal. Pero ahora...hay que ser muy gilipollas para tener más hijos, ¿no?

Y ahora desde algunos ámbitos oigo palabras de disculpa a tamaña insensatez. "Lo ha hecho con selección de embriones, será un hijo sano", me comenta una compañera. 
Y pensaréis que trabajo en una cueva de hienas, en la que todos rajan de los demás, y es cierto, pero además trabajo con una plantilla que el 80% son médicos, así que es normal que se hable de temas como éstos.
Sinceramente, creo que este hecho no la disculpa en absoluto. Lo raro sería que habiendo la posibilidad de parir un hijo sano, no hubiese aprovechado la ciencia para tal fin. Lo jodido es que tiene 40 años, una salud frágil, un hijo enfermo que necesita cuidados especiales y traerá a este mundo una niña (sí, es niña) que tendrá una familia de la que más temprano que tarde, deberá ocuparse.
¡¡¡Qué gran plan perfecto para la que no ha escogido nacer!!!

Definitivamente el mundo va mal. Mi fe en el ser humano es nula.

sábado, 27 de octubre de 2012

Penélope






Ella espera y desespera.

Teje y desteje.

Recuerda su olor, su mirada, sus besos, sus palabras.

Mientras teje y desteje.

Espera y desespera.

Sólo le queda la esperanza de esperar.

Tejiendo con hilo invisible  un lazo invulnerable.

Y el viaje no ha hecho más que empezar.

Esperar, desesperar...tejer, destejer.

 


jueves, 25 de octubre de 2012

AVERÍAS

Hace unos días noté que disminuía la presión del agua en la ducha de casa. Vivo en un edificio que tiene más de 100 años, así que pensé que algo se habría averiado ... otra vez. No le di mucha importancia - estamos acostumbrados- me saqué el jabón de la cabeza como pude y me fui a trabajar.

Cuando llegué a casa por la tarde, había un Parrales/Pepe Gotera reventando el suelo de la entrada del edificio, con un martillo neumático. Estaban buscando un escape en la tubería de acometida general. Interrogué a la portera con la mirada: levantó los hombros e hizo un gesto de “yo no sé nada” así que cogí el ascensor y me fui para arriba sin preocuparme demasiado, pensé que sería cuestión de un par de horas.

Esa noche ya no hubo agua en casa. Nos tuvimos que lavar con una garrafa de agua mineral.

Al día siguiente, cuando salí por la mañana hacia el gimnasio, la portería de casa ya era directamente Kosovo... Parrales había reclutado a un ayudante, y entre los dos habían liado una tal, que si en aquél momento me dicen que hemos sido alcanzados por un meterorito del tamaño de Andorra, me lo creo a pies juntillas. El panorama era así: pedazo de boquete en el suelo, cascotes por todas partes, y allí, entre sacos de arena, ellos dos mirando hacia abajo asomados en el agujero como si al otro lado estuvieran viendo canguros saltar. Segunda mirada interrogativa a la portera, que me responde con su mejor cara de “sí, sí, yo también lo flipo”.

¿Todo bien? les pregunto. “Bien, bien” responden.

Los muy cabritos.

Ya por la tarde, recibo una llamada de la portera, diciendo que no saben cómo narices restablecer el servicio y que no van a dar el agua hasta mañana. Alucinante la incompetencia de este par de joyas, que dejan a todo un edificio de vecinos sin poder ni tirar de la cadena, y a lo único que se dedican es a agujerearlo todo con el puñetero martillito (pasándose por el forro de los cojones que lo que están dejando como un queso gruyère es una finca modernista). Cuando llego a casa, el tema ya, clama al cielo: el boquete es tan grande que han tenido que poner una pasarela para cruzarlo.

Mi proverbial paciencia empieza a mostrar signos de agotamiento. Piloto parpadeante.

Subo a casa y, efectivamente, compruebo que del grifo solamente salen alaridos de ultratumba y arañas. Maravilloso. El cesto de la ropa sucia me mira con cara de sufrimiento, parece el K2. Tendrás que esperar, querido, pienso mientras bajo al supermercado a comprar dos garrafas más de agua para poder asearnos y fregar los platos. Cómo esto no esté arreglado mañana, la lío.

Al día siguiente, cómo no, la cosa no sólo no estaba solventada sino que había empeorado ostensiblemente. A las 10 de la mañana, mientras estoy en el curro, recibo una llamada de la amiga-vecina: "han tenido que llamar a los bomberos porque los Parrales se han cargado la tubería general del gas y no sabían dónde estaba la llave para cerrarlo. Cuando han llegado los bomberos, la bolsa de gas dentro del edificio era tan grande, que nos han evacuado, pidiendo que no se nos ocurriera ni encender un cigarro". Mi piloto ya está en Defcon2, mandíbula apretada y furia correr, si los tengo delante los estrangulo. Pero lo peor: "no te asustes, pero es que la portera dice que tu costillo no ha salido de casa, y estamos aporreando la puerta y no abre".  Hostia, a ver si se ha colocado con el gas, pienso. Llamo a casa. Llamo al móvil. Llamo al otro móvil. Vuelvo a llamar a casa. Así, ininterrumpidamente durante más de una hora, en la que paso de la inquietud leve a la histeria más desbordante. Le ha pasado algo. Mi imaginación vuela, lo veo tirado en las baldosas boqueante y con claros signos de asfixia. No sé qué hacer, tengo la moto en el taller y en autobús tardaría demasiado. Y de repente recuerdo que la portera tiene llaves de casa.
Llamada telefónica:

- Fulanita, coge las llaves de mi casa y entra.
- Aaaay noooo, señoraaa, que a mi me da pena ... (vergüenza, en Colombia)
- Por favor te lo pido, Fulanita, ¿vergüenza de qué?
- Señora, no me pida eso, usted ya sabe que yo haría todo pero eso me da mucha pena.

Nada. Es un sol de persona pero hay cosas que la superan, la conozco bien. Decido que le dé las llaves al amigo-vecino para que entre él, y me dice que el amigo-vecino no está en este momento, ha salido. Dios, me va a dar algo. Y cuando estoy a punto de volver a llamar a los bomberos para que tiren la puerta abajo, el amigo-vecino aparece y me lo pasa al telf. Nene, entra en mi casa que al costillo le ha pasado algo fijo, por favor te lo pido. Vale, voy, me contesta.

Pasa un cuarto de hora angustioso. Estoy histérica al lado del teléfono.

Y de repente, la llamada, descuelgo rápidamente y vocifero ¡¡¡¡sí, qué pasa, por Dios!!!! ... ¿qué es eso, lloros? no, ¿risas?, sí, sí, el amigo-vecino se está descojonando ... ¿pero qué pasa joder?

- Tía, de mayor quiero ser como este hombre. ¡¡¡Estaba en la cama durmiendo a pierna suelta!!!!. No se ha enterado de nada, ni de los aporreos, ni de la peste a gas, ni de la sirena de los bomberos, ni de nada. Está lloviendo y ha decidido que no tiene ganas de ir a currar, y se ha quedado en la piltra. ¡¡¡¡Es un campeón jajajajajajaja!!!!

Primero mataré a los Parrales. Y después lo mataré a él.

Cualquier juez lo entenderá.




PD. Por cierto, ha pasado una semana y todavía no tenemos agua en casa





miércoles, 17 de octubre de 2012

El cónclave

Acaba de terminar el cónclave hortícola. Como ya he explicado otras veces comparto un huerto lisérgico con mis amigos B (la Leona) y N (su expareja). Si ya es difícil organizarse en un trío, en uno medio raro os podéis imaginar. Un sindios....

Después de una fructífera temporada estival, ahora toca desmantelar, arrancar, preparar la tierra, plantear el futuro y decidir la suerte de nuestras 3 gallinas, que se han pasado medio verano perreando (pero sin dejar de comer y cagar) y tomando el sol en vez de hacer lo que se supone que tienen que hacer, poner huevos.

Parece que las plumíferas han olido nuestras insanas intenciones y llevan un par de semanas comportándose, así que ha habido, por unanimidad, pulgares hacia arriba y amnistía general. Ya veremos si acaban el invierno vivas o desplumadas y convertidas en croquetas.

B la Leona ha anunciado su retiro del mundo hortícola y yo, que ya lo sabía de antemano, secretamente anhelaba un abandono de N. Nos llevamos bien, es verdad, pero en los últimos tiempos nuestra amistad ha ido bastante a menos, entre otras cosas por su bocaza incorregible (aunque yo no debería dar lecciones de diplomacia, mi boquita de piñón también suele perderme bastante).

Hará cosa de un par de meses, mi amigo N me sorprendió cierta tarde. Mientras él tomaba el sol en las playas de Mallorca yo sudaba la gota gorda con las tomateras cuando recibí un sms suyo.
Sorprendida (no me envía nunca ninguno a no ser de mortal necesidad) me preguntaba entre jijisjajas qué tal estaba y....."por cierto, el otro día tuve un sueño erótico contigo, jajaja".

¡¡¡Se puede ser más bocas!!!. No, decididamente, no.

Primero: es muy feo soñar que me pones a cuatro patas entre los calabacines sin mi permiso. Eso no está bien. NO señor.

Segundo: a una amiga o amigo, esas cosas nunca se le cuentan, porque generan un rollo extraño que luego a ver quién cojones lo encarrila. Si sabes que nunca va a pasar, ¿por quéeeeeeee?.

Tercero: desde que eso pasó (además tuvo los santos huevos de explicitar que había sido "sexo duro, muy duro") no me relajo ni patrás, y eso es muy malo para poder trabajar juntos en pleno verano en el huerto, poca ropa y mucho sudor.....mal asunto.

Conclusión: fumata blanca, N y yo seguimos y que sea lo que tenga que ser, pero no lo veo claro.

Nada claro.

Aprovecho para pedir que, si tienen que salir señores entre mis lechugas, que sean Serj Tankian, por lo menos.

Gracias.


martes, 16 de octubre de 2012

TRIPILANDIA

Están arreglando la fachada del edificio mastodóntico en el que trabajo. Poner el andamio les ha llevado cerca de un mes.
Para acceder a las oficinas se puede hacer a través de tres puertas de entrada diferentes. La del vestíbulo principal, la del edificio colindante y por la calle lateral.
Los señores operarios han decidio utilizar los ascensores de la finca por la que yo accedo a mi adorado puesto de trabajo, y según normativa (desconozco la normativa pero sé que deben hacerlo) tienen que proteger los ascensores de posibles daños.
Así, cada mañana cuando abro la puerta del ascensor me encuentro semejante espectáculo:





 No me gustan demasiado los espacios cerrados y pequeños, por muy bien acompañada que vaya. Así que mi viaje en lanzadera / ascensor hasta el último piso suele ser acongojante.

Mire donde mire, exceptuando el panel de los timbres está todo tapizado de cartones con el nombre, supongo, de la empresa restauradora de la fachada (porque de no ser así menuda publicidad gratuita)


Cuando entro rezo para que no haya nadie esperando para subir. Espacio pequeño agobiante + tapizado + seres humanos = ganas de vomitar.
Y claro, yo que soy de las que se marean si leen en el autobús, cuando bajo de la cabina lo veo todo así


¡¡¡Llevo alrededor de diez días currando de tripi!!!

lunes, 15 de octubre de 2012

Y sin embargo el cielo estaba estrellado



Llevo horas despierta y al final sucumbo a levantarme de la cama en la que no puedo dormir.
Desconozco el motivo de mi desvelo. Muchas otras veces me he quedado dormida en el sofá y luego he continuado haciéndolo en la cama. Pero hoy no.

Aunque parezca mentira, por fin, hace frío fuera. Cojo una manta del sofá y salgo a la terraza a fumar, creyendo que ésto me ayudará a conciliar el sueño un par de horas más. Hoy no ha funcionado. Me arropo con la manta y me siento en el suelo, con la espalda apoyada a la pared notando como el frío entra por mis pies desnudos. Me debato entre preparar café o tomarme un chupito... sí, son las 5, mejor un whisky.
Entro, me sirvo, cojo el paquete de tabaco, el iPod y me voy a la terraza de nuevo.

Da igual cuantas preocupaciones tengas, hay cabezas que no paran nunca, no saben hacerlo. Veo a un vecino de la calle salir de su casa, qué putada ir a estas horas al trabajo, qué putada trabajar.
Echo el humo de mi cigarrillo levantando la cabeza y veo el cielo estrellado. No recuerdo cuando fue la última vez que vi estrellas en el cielo de esta ciudad...

Y ahora, ya sí, con un café entre mis manos heladas, presiento que el día será duro, que la falta de sueño me pasará factura... pero habrá merecido la pena, se pueden ver las estrellas en Barcelona, y hoy brillaban solo para mí.

Voy a ducharme a ver si puedo recuperar unos pies y un corazón helados...



viernes, 12 de octubre de 2012

LINCHAMIENTO



Llevo muchos días dispersa, no me centro, solo hago medianamente bien los actos mecánicos, aquellos que no necesito comunicárselas a mi cerebro.
Esto me ocurre con frecuencia, pero hay rachas insoportables. Están las de dejarme las llaves, las de dejarme el móvil, las de ir al container y tirar mi bolsa con la comida y llevarme la de la basura al trabajo, las de tirar la ropa sucia a la basura o incluso las de dejar el móvil o el tabaco en la nevera y la leche en el baño.
Antes lo vivía mal, me fustigaba con mi falta de atención. Ahora lo asumo, no puedo luchar contra las desconexiones temporales.

Mi dispersión actual tiene que ver con mi furia intrauterina. Tengo la cabeza como un hervidero, no me centro porque estoy en un estado de cachondez imposible. Por fortuna mi trabajo en los últimos meses del año suele ser mecánico, de cierre, y eso hace más llevaderas las interminables horas que paso sentada en la mesa delante del ordenador. Los dedos van solos, no cometo demasiados errores ni requiere un esfuerzo mental en mi estado actual.

Ayer por la tarde iba yo empanada en el metro. Me taladraba lo que me habían dicho hacía unos minutos: "tienes una mirada depredadora". Me impresionó esta conclusión de alguien a quien conocía de hacía solo una hora y un café. Yo que tengo un complejo brutal de mirada vacía y triste, de miope melancólica. Pero supongo que me vio el plumero, porque sí, estaba hambrienta.
Así que andaba yo con ese comentario en la cabeza cuando bajé del vagón y saqué un cigarrito y me lo encendí antes de llegar a las escaleras mecánicas. No me di cuenta. Noté entonces unos dedos presionando con fuerza mi hombro y una señora que me espetaba "Oye que no se puede fumar en el metro, bonita". Miré a la señora, aparté el cigarrillo de mis labios y lo miré. Bloqueo. No sabía qué hacer. "¿No me has oído? Apágalo, está prohibido". Más bloqueo.

Sigo con el cigarrillo entre mis dedos sin saber dónde apagarlo. Empiezo a oír comentarios "esta juventud no respeta nada" [uoooooouuuu me han llamado jovenzuela!!!!], "mírala, y la tía sin apagarlo". Encaro las escaleras mecánicas como si nada de eso fuera para mí, cada comentario me pone más nerviosa y girándome hacia mi público les digo que lo siento, que soy muy respetuosa, que no me he dado cuenta de lo que hacía, que en un segundo estamos en la calle y... que dejen de darme por saco. Eso les enciende más y un señor me grita que "te lo haría tragar por descarada y delincuente". Fin de las escaleras mecánicas, me rodean unos cuantos jacobinos con cara de pedir mi cabeza en la guillotina pública. Este tipo de situaciones me ponen nerviosas, el escarnio público me incomoda sobremanera, pero mi reacción en esta ocasión es chulesca. Le doy una calada y les digo que no hay para tanto. Dos pasos más y ya estaré en las escaleras que conducen a la calle, nadie morirá de asma por mi culpa.

Respiro hondo mientras le doy otra calada, sintiéndome a salvo de comentarios cuando oigo una voz masculina que increpa a alguien "pero ¿qué hace hombre?, ¿cómo se le ocurre querer pegarla con el bastón? ¿estamos locos o qué?" me giró y veo a un muchacho interceptando el brazo con extensión de bastón del señor que me quería hacer tragar el cigarro, ahora extiende su furia hacia mí.

Llego a la calle flipando y ya en la esquina le doy las gracias al héroe que me ha defendido mientras añado que no lo he hecho a posta, que lo siento. Sonríe mientras se despide y me dice "déjalos, son todos una panda de amargados". Doy una calada y entre el humo me parece ver una S roja en un fondo amarillo  y una capa asomando por detrás cuando se aleja calle abajo.



Es la canción que sonaba en mi iPod antes de ser increpada.

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