jueves, 28 de noviembre de 2013

Un amor que no degenera

Óscar y Àfrica en 2008


No voy a ponerme plasta ni sensiblona, ya he hablado de mi sobrino Óscar y de cuánto hemos aprendido todos los que le queremos de la vida desde que él nació en otras ocasiones en éste, nuestro cutreblog.
Así que no, no quiero tristeza ni angustia, quiero SOLIDARIDAD Y AMOR.

¡¡¡¡¡¡COMPRAD EL LIBRO DE "LA MARATÓ" DE ESTE AÑO!!!!!!

Varios son los motivos:

1- Porque me queréis (aunque sea un poquito) y por ende queréis a mi sobrino Óscar, que tiene Atrofia Espinal Muscular, una jodida y cruel enfermedad degenerativa.
2- Porque la hermana de Kitty es una de las coautoras de este libro, y yo la quiero muchísimo y escribe muy bien.
3- Porque ser un poquito solidario siempre sienta bien.

Gracias.

¡¡Ah!! Para quitarle hierro a la cosa he pensado volver a poner el puto Harlem Shake que nos marcamos hace unos meses. Fue Óscar quien cortó, pegó, ensambló, puso música y subió a la red el vídeo. Me consta cuánto vaciló en el instituto con la banda de freaks que tiene por familia. No es para menos (joder, qué bien sienta descojonarse recién levantada).


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Busco mecenas para hacer vida contemplativa

Kit, coge esa libreta y lee..
"Ha llamado Perico de los Palotes y ha dicho que necesita presupuesto para un aperitivo. Calcular para 250 personas. Motivo: fiesta de jubilación"

¡¡¡Coño!!! Cómo mola poder celebrar eso. Por un lado, pasta gansa para el negocio familiar, pero sobretodo porque poder llegar hasta ese momento con esa alegría y desear compartirlo con tantísima gente, me parece una gozada.

Últimamente he conocido muchos casos de prejubilación, personas que con 55 o máximo 60 años han conseguido librarse del yugo diario del trabajo. Personas que están encantadas, a pesar de perder nivel adquisitivo, porque aún están a tiempo de poder vivir sin estar al límite de sus fuerzas.
Qué mal montado está todo. Yo necesitaría vida de jubilada laboral ahora, no dentro de 20 ó 30 años, para poder hacer vida "plena". Firmaría un poder notarial, o lo que fuese, comprometiéndome a volver a la vida laboral pasados esos 20 años, con toda una serie de situaciones felices a mis espaldas, con la sabiduría de la edad y, posiblemente, sin ganas, pero más motivada que ahora.

Lunes y martes de la semana pasada tuve vacaciones de mi trabajo con nómina. Cogí el AVE y me fui (porque si me quedo en casa bajo las escaleras y me voy a currar de gratis). No hay nada que me guste más que instalarme en una ciudad que está atareada mientras yo me puedo permitir sentarme en una terraza a fumar, tomar café y leer.
Yo quiero jubilarme para esto. 
Bueno, y para no madrugar. 
O mejor dicho, para no llegar tarde cada día al curro.
Para hacer con las horas, los días y cada segundo, lo que se me antoje.
No tener obligaciones, ni actividades, ni planes.
A quienes nos gusta manejar nuestra vida sin demasiadas injerencias...solo nos queda esperar llegar a tiempo a poder disfrutar de la mejor profesión del mundo: ser jubilado.

Voy a empezar a pensar en el botellón que yo organizaré cuando llegue el momento... 

Y ahora me voy a marcar un bailecito a la salud de Perico de los Palotes, mi nuevo héroe.



domingo, 24 de noviembre de 2013

Jodido y estúpido rencor

Cuando murió mi madre me prometí que no dejaría que nadie más se muriese sin haber dejado las cosas claras conmigo. Que no permitiría que alguien, en vida, no apreciase mi afecto si existía.
Y no lo he cumplido.

Carmelo fue uno de mis mejores amigos. Una de las personas que más creyó siempre en mí, en mis posibilidades de hacer todo lo que me llegara a proponer. Creo que ha sido, hasta la fecha, la única persona que me calificó de "brillante".
Por supuesto cuando alguien tiene expectativas sobre otro alguien, éste puede decepcionarse cuando no se cumplen. Era infatigable, tenaz, testarudo, con un humor de perros... y por encima de todas las cosas jamás se rendía.

Le conocí en la universidad. Era un profesor exigente y cercano a la vez. La tarea que más le gustaba era ser tutor. Se emocionaba con sus alumnos, les guiaba, les reñía, les alentaba...Sus maneras te podían gustar más o menos, pero si algo tenía es que no te dejaba indiferente.
Un día coincidimos en el bar y me explicó que él había sido analfabeto hasta los 27 años. Le miré atónita porque me parecía imposible que alguien hubiese podido ser capaz de hacer semejante sprint en el mundo del conocimiento. Me contó como había se había sacado el graduado escolar en solo dos años, e inmediatamente caí rendida ante ese gran personaje. Luego ya fui sabiendo que había sido pastor desde pequeño en su León natal, que pasó gran parte de su vida sin apenas cruzarse con humanos. Más tarde empezó a montar torres de alta tensión y en esos trabajos solitarios creó su propio universo.
Un día, estando subido a un poste sintió "la llamada", como él decía, pero no del Señor. Decidió que quería ser antropólogo y dar clases en la universidad.

Se apeó de los pastos y los postes y consiguió todo cuanto se propuso. Puedo decir que yo fui una de sus alumnas preferidas y también la que fue tratada con más severidad. Su siguiente propósito era que yo también hiciera una hazaña. Hizo posible que me contrataran antes de que acabase la carrera para que pudiera ser su ayudante. Me avaló en todas y cada una de las becas que pedí, y cada vez que algún candidato sacaba mejor puntuación que yo pasaba meses sin hablarme. Me castigaba por no ser la mejor.
Pero siempre volvía. Llamaba a la puerta y al abrir me daba un abrazo y acabábamos a altas horas en algún bar borrachos y riéndonos de su mala leche.
Apostó por mí en un trabajo para el que había hostias y mejores currículums que el mío. Consiguió un convenio con la cárcel Modelo para que nos dejaran filmarla y entrevistar a quien quisiéramos. A cambio debíamos dar clases de vídeo y fotografía social a los reclusos que entraran en el programa de reinserción. Fue, sin lugar a dudas, una de las experiencias más increíbles de mi vida. Durante 9 meses y una vez por semana íbamos juntos a la cárcel, y siempre al salir me cogía del brazo, me daba un beso en la mejilla y me decía "nadie haría mejor que tú este trabajo, niña. Te invito a comer".

No suelo pelearme con nadie, ni soy faltona, ni de insulto fácil. Pero con él la relación era difícil y solíamos tirarnos los trastos a la cabeza con bastante frecuencia. Me reñía, me chillaba y perdía los papeles con facilidad. Harta de tanto despotismo un día le grité y le mandé a la mierda y ahí se dio cuenta de que había traspasado la raya y me confesó algo que no llevaba nada bien. "Soy diabético, no me cuido mucho, y a veces tengo bajadas y subidas de azúcar que me ponen un poco airado. Te pido disculpas". Aprendí a tratarle cuando le daban esos ataques iracundos y a tener paciencia, mucha paciencia. Más tarde también supe que era sordo de un oído y que eso lo había convertido en un desconfiado. Más paciencia y siempre aclarando las cosas cuando me malinterpretaba.

Su suegro, gravemente enfermo y con una demencia incipiente, vino a vivir a Barcelona. Su hija le dio su móvil para que pudiera salir de casa y avisar si se perdía. El hombre se perdía constantemente y al buscar en la agenda, como yo también estaba en la C de Kitty, pues me llamaba. Las primeras veces le decía que se había equivocado y que tenía que llamar al número de encima mío, que era el de su yerno. La demencia incipiente pasó a ser galopante en muy poco tiempo. Así que un día llamé a su yerno para comentarle que llevaba un tiempo redirigiendo las llamadas de su suegro, pero ese día había marcado mi número más de tres veces.
Me he preguntado una y mil veces por qué le sentó tan mal que yo le dijese que su suegro tenía que estar mejor monitorizado. Desde ese día dejó de hablarme. Intenté, infructuosamente, que me explicara qué le había hecho tomar esa decisión, pero no quiso decírmelo.

Los años fueron borrando la tristeza de la pérdida de un gran y queridísimo amigo. De vez en cuando coincidíamos en alguna lectura de tesis de algún colega, por los pasillos de la universidad cuando iba a ver a mis antiguos compañeros del departamento...pero nunca saqué más que un saludo con la cabeza.
Hace apenas unos meses supe que estaba muy enfermo. La diabetes le había jodido bien la vida. Cuando me dijeron en qué estado se encontraba, languidecí. Mi interlocutor se quedó jodido y se excusó diciendo que creía que estaba enterada de la situación, que si me apetecía podía ir con algunos ex-compañeros a visitarle.
No fui. Sabía que su jodido carácter no le permitiría verme. Pero sí llamé, y no iba desencaminada, su mujer, muy amablemente, me dijo que no iba a ponerse al teléfono. Antes de colgar le pedí que le dijera que, aún no entendiendo el motivo de su alejamiento, le quería y que siempre iba a estarle agradecida por todo, pero sobretodo por haber tenido la oportunidad de conocerle.

Ayer supe que hace escasamente un mes que murió. 
Y ya me perdonarás Carmelo, pero te equivocaste mucho no dejando ni que viniera al entierro. Tú sabrás por qué, pero yo me quedo con una tristeza renovada muy injusta.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Cuestiones de estilo

Este es mi pequeño homenaje a un escritor y a un fascinante libro al cual dedicó dos años de su vida. En él, a partir de una simple anécdota, elaboró 99 ejercicios de estilo, a cual más bonito y complicado. Una filigrana, la obra de un maestro orfebre de las palabras.

Anteayer, esperando en la terraza de un bar, le vi pasar y me dieron ganas de escribir esta tontería. Por descontado, ni soy escritora ni me acerco a ello. Va por ti, escritor.



EL HECHO

La mujer se envolvió en su abrigo, se sentó en la terraza del bar, pidió un café y encendió un cigarrillo. Aunque el cielo estaba nublado no llovería, allí nunca llovía. Mientras esperaba vio pasar a un chico con el pelo muy largo que, pese a que había empezado a hacer frío, llevaba puestas unas chancletas. Luego vio asomar por la esquina al escritor de aquél alucinante libro sobre ejercicios de estilo; se saludaron, y se preguntó por qué, aun conociéndole bastante, nunca le había dicho que era muy bueno. De entre las arcadas del callejón apareció ella luciendo una amplia sonrisa, como era habitual. Después de darse dos sonoros besos se sentaron a compartir un café y una charla. Una cuestión profunda las unía y esa mañana lo iban a descubrir.

COLORISTA

Abrochó su abrigo violeta, se sentó en una de las sillas plateadas de aquél bar y pidió un café bien negro mientras encendía un cigarrillo rubio. El cielo estaba gris. Vio pasar a un chico con un jersey verde, unos pantalones amarillos y una chanclas negras, casi descalzo pese a que empezaba a hacer frío. Por la esquina asomó el escritor de blancas cejas que tanto le gustaba, aunque nunca se había atrevido a decírselo, por no ponerse roja. De entre las arcadas de piedra marrón apareció ella luciendo una chaqueta fucsia, tan flamante como su sonrisa, viva como el arco iris. Una cuestión tan profunda como el azul del mar las unía, y esa gris mañana lo descubrirían.


UNDERGROUND

Desaliñada y despeinada se dejó caer en la silla del bar y se pidió un café bien amargo, como la vida, mientras encendía un cigarro, quemando así sus minutos de espera. Hacía un día de mierda, de esos que parece que va a llover pero al final no cae nada. En ese puto agujero del mundo no llovía nunca, por eso lo llamaban "el socavón del hambre". Empezaba a hacer frío y vio pasar a un tío con unas rastas muy largas y tiñosas, vestido como el culo, y alucinó al ver que llevaba los pies sucios y descalzos, solo cubiertos con unas chanclas mugrientas, como si viniera resacoso y guarro de algún festival veraniego. Luego vio pasar al escritor que tocaba el contrabajo en algunos garitos. Aunque le gustaba mucho nunca había tenido narices de decírselo, seguramente por esa jodida inseguridad de creerse menos, la que arrastraba desde siempre como una puta lacra existencial. De entre las arcadas que daban al apestoso callejón, ese donde se meaban los borrachos todos los fines de semana, apareció ella sonriendo. Parecía demasiado feliz para ser aquél un día de mierda, gris y frío. Después de saludarse se sentaron a tomar café y a fumar, y entre palabras descubrieron tener en común algo importante que les amargaba la puta existencia a las dos.

SMS

Stoy n l bar, t pido 1 kf? Tnmos q hablar. Hc frío! Bss.


EN EL BAR DEL PUEBLO

Parece que vaya a caer un aguacero y mírala, ahí sentada esperando vete tú a saber a quién, con este frío y el cielo encapotao. Lo bien que vendría ahora un chaparrón, pa que creciera el cereal recién plantao. Hay que ver las mujeres modernas, todas fuman, igual se creen que así son como nosotros. Y la juventud aun peor, como ese, con esas pintas de guarros, esos pelos y sin calzao, será que se lo gastan todo en beber y drogarse, porque en peluquerías y ropa seguro que no. Tol día están dando vueltas sin oficio ni beneficio. Y mira el otro, el estirao, que se cree yo qué sé qué porque ha escrito cuatro libros pesaos y toca música con unos de esos que no hay dios que pueda aguantar. Ah, pues mira, estaba esperando a aquella otra, la hija de la alcaldesa del pueblo de al lao, sí hombre, la que ahora hace esa revista con un nombre más raro que la madre que la parió, que namás hablan de tonterías. Vaya par de dos, fumando como carreteras, a saber qué se estarán contando... .

DICHOS, FRASES Y REFRANES

Lo sabe hasta el más tonto: quien espera, desespera. El cielo estaba enladrillado, pero no iba a desenladrillarse porque nunca llueve a gusto de todos. Hacía un frío del carajo, y es que en noviembre, tu fuego enciende. Pasó un chico con aires de "ahí me las den todas y ande yo caliente...", aunque el hábito no hace al monje. Casa de esquina, o muerte o ruina, y por ella asomó el escritor. La patria del escritor es su lengua, y como el que calla otorga y callar y coger piedras es doble prudencia, no se metió en aquél jardín, se mordió la lengua y no le dijo que admiraba cómo escribía. Más tarde que pronto apareció ella. Pensó que la cara es el espejo del alma y que una sonrisa vale más que mil palabras. Y entre pitos y flautas se fueron de la lengua y resultó que dios las cría y ellas se juntan.


Sólo son cinco sencillos ejemplos, ¡¡¡imaginaros 99 y a cual más complicado!!! Qué divertido es esto y qué bien me ha sentado. ¡¡Amenazo con más!!

Puro arte. Sr. Escritor, me quito el sombrero.

domingo, 10 de noviembre de 2013

SOSPECHOSA HABITUAL



Desde hace algo más de un año que cabe la posibilidad que sea reclamada para acudir como testigo ocular de un trágico acontecimiento. No ha ocurrido. En algunas, bastantes, ocasiones he pensado si sería capaz de reconocer a ese tipo pasado tanto tiempo. He pensado que testificar "ocularmente" es una faena gorda, complicada y que debe generar muchas dudas, a no ser que el sujeto sea, por sus características físicas, muy identificable. Pero no ha ocurrido. Nadie ha llamado a mi teléfono para que acuda a filas.

Hace unos días salí por la mañana a la calle para hacer gestiones por los alrededores de la oficina. Iba a piñón: banco, correos, (escaqueo de un café)...Pasé por delante de una pareja de Mossos y noté cierta mirada reprobatoria pero continué mi camino hasta que una mano me cogió por el hombro al tiempo que me decía "¡¡¡Espera, paraaaaa!!!". Me giré y ahí estaba el Mosso mirándome de los pies a la cabeza mientras en su mano sostenía una fotografía.

- Buenos días. Disculpe, ¿cuántos años tiene?
- ¿Ein?  ¿Cómo? ¿Qué dices?
- ¿Cuántos años tienes?
- Coño qué raro todo... pues 44
- Pffffffffff...bueno, da igual, pareces más joven
- Ah! Pues muchas gracias, adiós y buenos días.
- No, nooooo, quieta. Un momento. Será solo un momento.

Volvió a mirar la foto e hizo un gesto a su compañera para que se acercase. Ella me miró primero fijamente y luego haciendo un repaso general.

- Hola, buenos días. ¿Cuántos años tienes?
- 44
- Pffffffff, se nos escapa (mirando al compañero)
- Tengo un poco de prisa...Si no os importa voy tirando.
- Pues no va a poder ser. Tienes que hacernos un favor... bueno, a nosotros no, a la justicia y a la sociedad.
- Tienes que formar parte de una rueda de reconocimiento. 
- ¿Yo? ¿Al otro lado del cristal?
- Sí. Tendrás que acudir pasado mañana a la ciudad de la justicia, a las 11 de la mañana.
- ¿Así, sin más? Pero si soy más mayor, lo habéis dicho, no sirvo, hombreeeeee
- Sí, si cuela. (mirando la foto que lleva en la mano, en la que puedo ver solo la puntita, pero sonrío al ver que es la foto en la que asoman los numeritos del cartel que sujeta la "sospechosa")
- Tú tranquila, te harán un justificante para el trabajo. Pero tienes que ir, es una situación de obligado cumplimiento con la sociedad.
- ¡Qué bien! Con lo altruista que yo soy...
- Solo un par de cositas: no te arregles, vístete así...
- Que vaya normal, vaya.
- Sí, así, de tirada. Y no llegues tarde.


Me entregaron un papelito con la citación policial y volví al trabajo. Le enseñé el papelito a mi jefe al tiempo que le comentaba que estaba en la calle por temas de curro, no fuera a pensar que había salido a tomar el sol y a comer pipas. Me comentó que ese día no podía faltar al curro porque teníamos un par de reuniones "importantísimas"... le puse cara de "pues haber cómo lo arreglas tú eso". Llamó a los Mossos y le dijeron que naino-naino,  que si había sido citada para hacer de mala malota, tenía que ir.

El día D, hora H me presenté a las dependencias de la ciudad judicial. Con el papelito pasé sin tener que depositar mis pertenencias y me llevaron a una especie de calabozos. Ahí al lado de las celdas, en un banco había un montón de calvos, de chicas jóvenes y de kittys (más jóvenes) que habían sido citados para ser descartados por los ojeadores. Los calvos se parecían todos a Pepe Viyuela, si yo hubiese tenido que hacer una rueda de reconocimiento con todos esos tipos no habría sabido elegir.
En la última celda estaba la sujeta con la que "supuestamente" me parecía y a la que no podía ver. Con las otras kittys no tenía mucho parecido, quizás lo que más nos unía era el largo del pelo, pero ni las estaturas, ni los pesos, ni el color de ojos se asemejaba entre nosotras. 
Llegaron los abogados e hicieron los descartes para poder representar mejor a sus defendidos. En ese instante pensé que me salvaría, yo era la más distinta de todas... pero no. Solo entrar en la sala el abogado, dirigiendo un dedo hacia mí, dijo "ésta la quiero". Empezamos bien. Con la elección hecha quedamos 5 kittys más la sujeta aún en la celda. Nos trasladaron a un despacho y nos hicieron las fotos de cara, de perfil, haciendo el pino puente y algunas más, que luego teníamos que sostener mientras nos identificaran.

La escena era bastante dantesca. Ahí abajo había un trajín considerable. Entraban y salían esposados mientras nos pedían que nos quedáramos en un rincón. Todo el rato mientras estuve ahí hubo un preso que no paró de pedirme un cigarro, lo repetía como un mantra mientras un mosso me decía que no con el dedo, que nada de tabaco.
Nos avisaron que la identificación sería lenta, que había tres testigos que no podían comunicarse entre ellos y que podía ser largo, que les dejaban tomarse su tiempo. Pasada una hora larga nos hicieron subir a la sala del espejo. Nos fueron llamando por el orden que debíamos ponernos. Entró la primera, la segunda, la tercera, la cuarta... stop! "Kitty, tú espera aquí". Y apareció la quinta en discordia... la Perla. Porque menuda perla estaba hecha. La colocaron, le quitaron las esposas, y luego entré yo.
Nos quedamos ahí, con las fotos entre las manos a la altura del pecho, y en el momento de cerrarse la puerta la perla nos soltó "Tranquilas, si me vieron la cara mientras la rajaba". Yupiiiiiii, no podía ser una mula, o una carterista, noooooooo, eso hubiese sido una nadería para mí.

Empezó el baile, una pasito p'alante, un pasito p'atrás, derecha, izquierda, una y otra vez. Algún exabrupto de la Perla... Hasta que empezaron los descartes. Se oía por el altavoz: "La tres puede retirarse" y se abría la puerta. "La uno puede retirarse". "La cuatro puede retirarse". "La dos puede retirarse". 
Silencio. 
Más silencio. 
¿Y qué pasa con la seis?. 
Coño, se han olvidado de mí. 
"Cinco y seis, no os mováis". 
No, no se han olvidado. Pues quién esté al otro lado necesita un oculista porque nos parecemos como un huevo a una castaña. 
Entonces la Perla se soltó, "anda que debes tener el culito apretao...jajajajajaja...mira que si te entrullan a ti..." Se abrió la puerta, entraron, la esposaron y antes de que se la llevaran me espetó un "hay que ser mmmmuuuuyyy mala persona para ayudar a éstos a culpar a alguien".

"La seis, te puedes ir...gracias".

jueves, 7 de noviembre de 2013

Enfermeras cachondas (tópicos típicos y la desgracia de ser una bocazas)

G. y yo somos compañeras de trabajo, nos conocemos desde hace unos años.
El pasado verano, por esas cosas de cubrir vacaciones, doblar turnos y demás filigranas laborales, coincidimos bastantes días en la colifatería.
En los ratos del desayuno ella le cogió gusto a contarme su vida sexual, sin yo haberle preguntado en absoluto, por falta de confianza y de interés, para qué mentir.
Supongo que por mi manera de ser, de expresarme o de interactuar en las conversaciones, la gente se envalentona para contarme cosas que, estoy convencida, no le cuentan a cualquiera así como así. Y menos en el trabajo, y aún menos teniendo en cuenta que vivimos en pueblos, que todos nos conocemos, que todo (casi) se sabe.
Lo que pasa en los pueblos es alucinante, Twin Peaks parece una serie infantil al lado, la realidad supera la ficción pero de lejos. Algún día me explayaré.
¡Al caso! que divago...
G. me contó que antes de casarse (hace 5 años) disfrutó de una alegre y distraída vida sexual. Tuvo un novio "muy liberal" (palabras textuales) con el que hizo tríos, intercambios de pareja y otras lindezas que no voy a relatar. Lejos de escandalizarme yo la escuchaba mientras me tomaba mis cafés emitiendo sonidos de esos aprobatorios y conformistas: "ahá, "uhmmm...", "ya", "claro, claro", "sí, sí". No creo haberle contado nada de mis experiencias sexuales ni de mis perversiones, pero a veces esas cosas se exudan, se perciben, no sé. Por una vez fui prudente y me callé la boca, que todos tenemos un pasado y a veces un poco raruno.
Un día se arrancó con el plato estrella: antes de conocer a su actual marido había tenido una relación con otra trabajadora de la colifatería, incluso habían viajado juntas a Colombia (país de origen de la otra) para conocer a su familia.
Ni me inmuté, pero ella recalcó e insistió en que a ella le gusta todo, lo mismo le da que le da lo mismo. Impasible la escuché y me reprimí en opinar o explicar nada, que luego todo se sabe.
A partir de ese día empezaron a caer comentarios y coletillas de claro contenido sexual hacia mi persona, que yo entomaba como buenamente podía, pero que me ponían tensa...¡a mí! ¡a toda una Másqueperra!
Recuerdo habérselo dicho una tarde en la piscina a Filomena la Amena : "tía, hay una enfermera en el curro que me tira los tejos, y me pone tensa". Ella, claro está, se descojonó de mí. Filomena es una mujer con una gran sabiduría en cuanto a sexualidad humana, por motivos que no vienen al caso puedo aseguraros que podría escribir una enciclopedia y nos dejaría con la boca abierta.
En esos días en alguna ocasión me sorprendí ruborizada con ciertos comentarios, incómoda podría decir, y al acabar el verano y volver todo a la normalidad nos veíamos en contados momentos. Me relajé.
Hasta ahora. Que la veo cada mañana cuando acompaño a C. a la colifatería. Y la he cagado, claro, como siempre, con esta boca pecadora y enorme que tengo a veces.
El lunes le pedí que me diera unas amoxicilinas porque tengo que acabar un tratamiento y me da pereza ir al médico a pedir la receta.
Presta y amable ella lo hizo pero al dármelas me soltó:
-Bueno, me debes un favor, cualquier día te lo pediré.
Y yo, ni corta ni perezosa, en un arranque de gilipollez mental, le respondí:
-Claro, mujer, pídeme lo que quieras cuando quieras...
¡Glups! ¡Pero qué has dicho, insensata!¡¡¿Eso lo he dicho yo?!!¡¡¿POR QUÉ?!!
Ella me miró de reojo, sonrió y dijo:
-Me lo cobraré, Sinco, puedes estar segura.
Y desde ese día, hace ya un par o tres, cada mañana no me escapo de sus dardos erótico-festivos, que ya no sé dónde meterme, manda huevos, a mi edad y con lo que yo he sido, me tengo que ver acorralada por una tía de treinta y pocos años, más cachonda mental de lo que nadie en su pueblo, casa o trabajo se puedan imaginar. Acojonada estoy con que llegue el día en que tenga que devolverle el favor...os lo digo. A ver cómo salgo yo de ésta... .
Mientras, cada mañana, a agachar las orejas con cara de modosita y de no haber roto un plato, no me queda otra. Lo malo es que creo, bueno, sé, que no cuela. La picardía se me ve en los ojos.

¡¡Me pasa por bocazas!!



martes, 5 de noviembre de 2013

UBUNTU

UBUNTU es una forma de ver la vida, de vivirla, resumiendo es solidaridad, compartir, ayudar. Yo tengo, entonces tú tienes, esa es la filosofía.

Está más que estudiado, las comunidades africanas subsaharianas (los negros, para entendernos) emigradas a otros países son las que menos ayudas reclaman y reciben de los estados, porque practican el UBUNTU.

Hace ya 14 años que emigré de Barcelona hacia la dura estepa lleidetana y no me volvería por nada ni, creo, por nadie. Familia y amigos me quedan a unos 130 km. de casa. No es mucho, es verdad, y nos vemos muchísimo, pero es lo suficiente para que no puedas contar con ellos en un ramplus de esos de "joder, necesito dos huevos para hacerme una tortilla, quien me recoja a la niña del colegio dentro de dos horas, quien me lleve a la estación del tren, quien me ayude a subir la lavadora o quien le dé de comer a los gatos durante una escapada".

En el pueblo somos unos cuantos forasteros venidos de la capital e inevitablemente uno se junta con los semejantes, crea su propio clan y pone en funcionamiento el UBUNTU.
El UBUNTU nos funciona a las mil maravillas aquí, en el pueblo, entre los extranjeros neorurales, fluye como agua de arroyo y eso es muy tranquilizador cuando una está lejos de los suyos.

Luego dicen que los inmigrantes crean ghettos, que no se adaptan, que no cambian sus costumbres...y yo, que soy inmigrante en mi propio territorio, que siento desde hace 14 años las miradas curiosas y a veces reprobatorias de los autóctonos, lo entiendo a la perfección. 

También están esas salidas juntos a la montaña, huertos compartidos (my god, nos han abducido una gallina!!), fiestas y conciertos, los cafés por las mañanas, las cervezas en la piscina, pero sobre todo nos une la tranquilidad de saber que podemos contar unos con otros sin lugar a dudas. Eso es UBUNTU a la catalufa.

Estar lejos de tu clan es duro y te lleva a formar otro nuevo y propio donde te reconoces y te sientes arropado.

Yo, que recorrí ese camino libremente y cargada de ilusión y ganas, puedo imaginar lo que debe ser aterrizar (en el mejor de los casos) en un país lejano, distinto, arisco de entrada y lleno de prejuicios. No creo que nadie, NADIE, lo haga por gusto ni por joderle el sistema de vida a nadie, ni por quitarle el trabajo, ni por follarse a sus hijas o mujeres.

El hermano de mi amigo C. se ha pegado una leche en moto monumental, está roto por mil sitios y su mujer se ha partido un riñón, los dos en la UCI y a verlas venir (querido 2013, ve acabándote ya, por favor). La semana pasada le tocó a Filomena la Amena, enterrando un primo de 42 años también motorista. Trabajo, hijos, perros, obligaciones que se vuelven obstáculos cuando toca estar donde hay que estar. Y más allá de la pena te entra la angustia para poder coordinar tu vida diaria con las circunstancias que te ha tocado lidiar.
Sólo hizo falta una llamada de teléfono y la maquinaria del clan se puso en marcha.

Durante estos años he hecho buenos nuevos amigos, pero valoro muchísimo el CLAN que hemos formado.

UBUNTU RULES !!!!!!!!!!!!!!!!!!



(Grandísimo el disco de Ali Farka Touré con Ry Cooder)


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