viernes, 28 de septiembre de 2012

TE POSTEO, AL BLOG VAS!!!

Tengo las ojeras irritadas. Hace dos noches me reí tantísimo que de las lágrimas, todavía hoy, me escuece esa zona.
A lo largo de mi vida he inspirado comentarios surrealistas, pero el del míércoles se lleva la medalla de oro.

Bueno, ahora que lo pienso podría estar empatado con una pregunta que me formularon hace una semana: "Coixet, ¿por casa también llevas gafas?". Pues él verá, o gafas o chichonera, depende del día o del humor.

Resulta que quedas en un bar, llegas creyendo que habrá pillado mesa en la terracita, pero no. Es lo malo de quedar con no fumadores, no piensan en ello, y si encima hace fresquito pues se meten pa'dentro.
Luego entras y los bares ponen las mesas tan juntas que parece el tetris e intentas que las conversaciones ajenas no interfieran en las propias, pero no siempre es fácil.
Así que intentas centrarte en tu interlocutor. Primero, hay que oírle. Segundo, y más importante, entenderle. Si no se produce esta combinación, pasa que tienes un diálogo para besugos, o bien acabas pareciendo gilipollas porque solo dices que sí y medio sonríes.
Una vez centrada en ello el paso siguiente es concentrarte para que las conversaciones cazadas al vuelo no te distraigan. Yo me concentro mirando a la cara de la persona que me habla y prestando tanta atención como los elementos exteriores me permitan. Pues resulta que él me comentó que dicha imagen mía, en tono attention please, era tal que así:

Cabecita ladeada, mirada de necesidad de aprobación, y entre dispersa (a ver cuando acaba de rajar para largarme al baño!) y atenta (a ver si me tira ya la galletita, gggrrr).
Es que él me lo ejemplificó taaaan bien, igual que esta foto, ha sido verla y decir: ¡¡¡joder kitty, cómo puedes ser tan perra!!!.

Sinceramente, nunca de los jamases nadie había comparado mi cara de atención y cortesía con la de una cánida. Pero en la búsqueda de imágenes he encontrado la que sí se parece a mi:


Mismo tono de pelo, hoyitos en los mofletes, cara de feliciana... ¡Si es que soy una monada!

Caballero, sube al podio que te cuelgo la medalla al más ocurrente.









lunes, 24 de septiembre de 2012

Incomunicación



Después de un par de ligues que habían salido rana, había vuelto a ese estado de duda existencial. No se gustaba, sabía que estaba igual que las otras veces en las que todo había ido bien, pero... Quería empezar la dieta de nuevo, se sentía hinchada, como una vacaburra, pero la ansiedad le jugaba malas pasadas y después de un día a verdurita y pescado plancha caía en la tentación del chocolate.

Subió al vagón del metro pensativa, no era éste su mejor momento desde la separación. Se quedó de pie sin sujetarse, pensando en los temas urgentes a resolver solo poner los pies en el despacho. De repente le pareció que el chico que estaba enfrente se quedaba mirando su tripa, y maldijo el chocolate ingerido la noche anterior. Sintió el rubor en sus mejillas, e hizo lo que siempre hacía en estos casos: hablar. Verborrerar sin parar, sin que nadie le diera vela en ese entierro. Y subiéndose el pantalón al tiempo que tocaba su tripa empezó su discurso surrealista. "...es que me gusta cocinar. Y claro, eso pasa factura, y que ya una no se recupera de los excesos con la misma facilidad que antes". A cambio recibió una sonrisa que le permitió seguir. "No es que sea una comedora compulsiva, pero me gusta todo y además soy golosa. ¿Sabes? no entiendo cómo puede haber gente que no disfruta comiendo, desconfío de este tipo de personas". Vio entonces como él hacía un gesto de aprobación con la cabeza al tiempo que soltaba algo parecido a un aha.

La señora que estaba sentada enfrente de ella se levantó haciendo un gesto que ella interpretó como un "perdona, no había visto que... siéntate", y quería fundirse ahí mismo. ¿Piensan que estoy embarazada?, ahora no, señora, ahora no. Se tranquilizó al ver que ese gesto iba dirigido a una embarazada auténtica. El chico seguía ahí enfrente, mirándola con una mezcla de curiosidad y desinterés a partes iguales. "Uffff pobrecita, ya debe estar en el último mes, menuda tripa, ¡y con este calor!". La silueta de una embarazada siempre le había dado dentera, no comprendía cómo podían decir que las mujeres están bellas hechas unos botijos. No tenía nada que decir pero no podía parar de hablar. "El metro es interesante, nunca te cruzas con las mismas personas. El autobús, sin embargo, es un transporte casi familiar, siempre coincides con las mismas personas. Claro, eso pasa porque tienes que conocer la frecuencia de paso, con el metro eso es menos importante, si pierdes uno a los dos minutos llega otro..." Otra vez movimento afirmativo con la cabeza por parte de su interlocutor. No le importaba demasiado que fuese parco en palabras, en realidad ella hablaba por hablar, porque tenía esa estúpida manía de verbalizar el nerviosismo.

El chico sacó el móvil de su bolsillo, seguramente miró la hora porque no hizo ningún gesto de responder a ninguna llamada o mensaje. Luego miró hacia el andén y le pareció que le hacía un gesto con la mano a modo de saludo mientras se posicionaba hacia la puerta y ella se lo devolvió. Era guapo y olía estupendamente, lástima que ella se sentía con la autoestima tan baja. De nuevo volvió a ensimismarse pensando en su agenda del día cuando vio que otro chico se acercaba a él y le tocaba el hombro, él le sonrió al tiempo que se quitaba los auriculares y bajaban juntos en esa estación.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Cuidado con darme un día perro... QUE SALE LA PERRA

Desde ayer por la noche que no abandono este aspecto

Un horror, ya lo sé.
Estoy que muerdo.
Harta de virilidades mal entendidas.
Harta de bípedos a los que se les para la circulación sanguínea en la entrepierna y se convierten en tontopollas.
Puedo metabolizar lo de ayer. Mis neutrinos así lo permiten.
Puedo otorgarle el beneficio de la duda. Más por interés mío que por no tener serias dudas.
Pero lo de hoy... eso no. Eso solo podía terminar con un "¡¡¡a cagar a la vía, hombre ya!!!".
A ver si después de puta voy a tener que poner la cama, y un cojón.

Porque sé que en pocas horas volveré a ser así


Si no estuviese convencida de ello, me hacía monja (no, monga no, monja).
Y porque todavía existe quien sabe sacar la gata maula que llevo dentro que si no...


martes, 18 de septiembre de 2012

No son sólo nombres...


Para que un nombre propio me guste tiene que contener la letra "a". Es una cuestión de sonoridad. Obviamente no me gustan todos los que la tienen, pero ninguno de mis preferidos carece de ella.
A mí nunca me ha gustado el mío. Si me hubiesen consultado habría pedido otro. De hecho, a lo largo de mi vida he celebrado nuevos bautismos y denominaciones.

En plena adolescencia una compañera de colegio escribió al apartado de contactos de la revista "Super Pop" y puso un mensaje para ella y otro para mí. Ella se cambió el nombre de Eva por el de Romina y el mío lo cambió por Paola. Empecé a recibir cartas encendidas de enfervorecidos pajilleros con acné dirigidas a mi "Yo-Paola". Jamás se me habría ocurrido escoger semejante nombre, pero al ser italiano tenía un tirón excepcional.
Más tarde empezaron las llamadas telefónicas. Los primeros candidatos recibían la respuesta "No, no. Te equivocas, aquí no vive ninguna Paola", pasados unos meses cuando sonaba el teléfono siempre se oía después un grito: ¡¡¡Paolaaaaa ponteeee!!!.

Ya más talludita me llamé temporalmente Ana. Era un nombre excelente para las discotecas con música atronadora. Corto, conciso y fácil de interpretar en el juego de "lee mis labios". Éste acabó siendo sustituido por Sara, igual de corto y sencillo pero infinitamente más bonito.
Durante esta época debí desarrollar una capacidad camaleónica increíble porque me sentía identificada siempre con el nombre escogido.
Algunas personas siguen dirigéndose a mi como Ana o Sara, aunque sepan como me llamo realmente.

Hace ya muchos años que decidí que debía utilizar mi nombre bautismal. Lo tengo interiorizado y asumido, aunque ahora son los demás los que se dedican a hacer variaciones sobre el mismo: diminutivo (ceci, sesi), cambio de alguna letra (sefit, cefilia, yeyi, quesi), desorden de las mismas (cecilai)...
También soy la mujer de los mil apodos. Éstos suelen gustarme. Creo firmemente en que todos deberíamos tener un apodo o más. Mi preferido es "ardilatxa".
Kit o Kitty solo es mi nombre de guerra. El gamberro, el transgresor, el pandillero. ¡¡¡El másqueperro!!!

Hace apenas unos días volví a sucumbir a ese escondite travieso de un nombre falso. Volví a hacerlo y escogí uno de mis nombres preferidos: Emma. No sé por qué lo hice. Supongo que pensé que nunca nos veríamos las caras, que no sería necesario decirle el verdadero. Cuando le tuve delante sentí tanta vergüenza y me sentí tan estúpida que no se lo dije.  Pero me quema, ya no soy capaz de identificarme con un nombre que no sea el mío.

Ahora sé que los nombres no son solo nombres.
Que la identidad va vinculada a ellos.
Además tengo un nombre precioso que contiene una "a".
Me llamo Cecilia.

SOY Cecilia.

lunes, 17 de septiembre de 2012

MUTTER

Ya sé que nunca vas a leer esto, pero me apetece soltarlo:

- Desde que sordeas, gritas. Y me aturdes.

- Repetirte las cosas 20 veces me pone de los nervios.

- Si no llueve, los cristales permanecen limpios más de 7 días. Lo he comprobado empíricamente. Ahora cabréate y llámame marrana.

- Que intentes infiltrarme queso en la comida pensando que no lo voy a notar, me pone histérica. Porque se nota. Y mucho. Odio el queso, joder, a los 41 no va a empezar a gustarme por mucho que lo camufles.

- Mi hija come. Come mucho y de todo. No ha salido a mi, es de constitución espaguetil, vive con ello de una vez y no me pegues más la brasa diciendo que está demasiado flaca. Me molesta sobremanera.

- Estamos en el s.XXI: que mi marido se tenga que hacer solito la cena porque yo estoy en el teatro con una amiga es perfectamente normal. No me va a abandonar por otra que le haga más caso que yo, créeme. No tendría tanta suerte ni en un millón de años.

- Que me critiques en mi presencia, delante de otros, como si tuviera 3 años, me enerva. Aunque después me llenes de besos.

- El sexo es maravilloso. Los orgasmos son maravillosos. La autosatisfacción no nos vuelve ciegos ni tampoco es pecado ni una perversión. Deberías haberlo probado, coño.

- Y sí, te lo voy a decir claro y me da igual que me mires con cara de censura: enseño las tetas en la playa. Ambas dos.

- Otra cosa, ya que estamos: esa manía tuya de peinarme las cejas con saliva, me da un ascazo mortal.

- Y no, no creo en que haya nada después de la muerte. Soy una descreída: asúmelo y no me santigües en la frente cada vez que me veas para librarme del Purgatorio.

En fin mamá. Hoy es 17 de septiembre y cumples 85 años. Muchas felicidades ... ¡Ah! ¡se me olvidaba!:  Te quiero. Te quiero muchísimo.

A pesar de todo.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Crónicas Colifatas

He vuelto a trabajar en la Colifatería...es duro pero me gusta.

Lo primero que he hecho al llegar es preguntarles a mis compañeras cómo estaba  él. Me han dicho que ha perdido mucho, que ya no escribe poemas, ni cuentos, ni relatos. Me he imaginado lo peor.

Al pasar frente a su puerta he llamado antes de abrirla, temiendo encontrarme lo peor, un ser perdido, inerte, pasando los días esperando a la muerte.

Pero ya estaba vestido, sentado en su mesa, pasando las páginas de un periódico arrugado que vaya usted a saber de qué día era. Me he alegrado.

Sinco: ¡Buenos días, qué alegría verte!.
P.V.: ¡Hola!...buenos días.
Sinco: ¿Te acuerdas de mí?.
P.V.: Tu cara me suena mucho, pero...uhmmmm...sí, pero no recuerdo tu nombre.
Sinco: No pasa nada, haz memoria, si no lo recuerdas antes de irme a casa te lo digo.
P.V.: Por más memoria que intente hacer va a costarme, es así, ya tengo 92 años... .
Sinco: ¿Sabes?, aún guardo el poema que me regalaste hace dos navidades, lo tengo en casa. También guardo una postal felicitándome por mi cumpleaños. Me la diste un mes antes porque no iba a estar cuando llegara el día.
P.V.: ¿Cuándo es tu cumpleaños?.
Sinco: Aún falta mucho, no te preocupes.
P.V.: Avísame cuando quede una semana, por favor, para poder volverte a felicitar.
Sinco: Descuida, lo haré.
P.V.: Y ese poema que te escribí....¿qué decía?.
Sinco: ¡Jajaja!...era una declaración amorosa, me gustó.
P.V.: ¡Jajaja!, ¿sí?. Pues me alegro, no esperaba menos de mí. La cosa es que....uhmmmm...no puedo recordar tu nombre.
Sinco: No pasa nada, te lo repetiré cada día si hace falta. Bueno, nos vemos luego, voy a seguir con lo mío...
P.V.: Vale, uhmmmm....vale, hasta luego.

Me he dado la vuelta y antes de salir por la puerta él ha empezado a canturrear.....

¡Oh, Susana, no llores más por mí!...de Alabama vengo ahora con un banjo y un violín....

Se ha acordado. He vuelto a casa.
 

jueves, 13 de septiembre de 2012

TRANSPARENCIA



- ¿Qué hace que yo siempre necesite estímulos para sentirme viva? No sé justificar mi comportamiento, solo sé que no sé actuar de otra manera...siempre al límite.

- Sí, tanto por exceso como por defecto. ¡Es usted una extremista!

- ¡Absolutamente! Y sabe bien que he intentado cambiar o suavizar ese aspecto... pero no lo consigo. Paso de la efervescencia más explosiva al letargo más brutal.

- ¿Por qué? ¿Qué imagina que puede provocar eso? Una gran temporada viviendo al margen de sus impulsos, negándolos hasta reducirlos... Y ahora una actitud nada recelosa, completamente...

- ... desatada, sin mesura, aceptando que necesito ese vértigo, que las relaciones sexuales convencionales no me ponen, no me encienden. Pues no sé qué coño me hace ser así. Tan prudente en casi todo lo que rodea mi vida, tan capaz de controlar mis deseos y apetencias... y de repente no hay freno. ¿Conoce a alguien más -a parte de mí- que en algún momento haya decidido vivir sin sexo durante un largo período de su vida?

- No del modo en que lo hizo usted. Con total libertad, no.

- Es que yo... no sé si no me reconozco cuando miro hacia atrás o si, por el contrario, me asusta lo que veo ahora. 

- Hágase esa pregunta que le he formulado yo. Pero hágasela solo si le preocupa su actitud o piensa que ese necesario modificar sus acciones.

- Ahora estoy bien. Me siento fuerte, viva, receptiva... Creo que no me apetece indagar qué motivos me conducen a follar con desconocidos.

- Aha. Pues yo creo que sí debería. Es cierto, que está bien, y por eso es el momento. La encuentro más capaz que nunca para relativizar. Es curioso, creo que no he conocido ni tratado a nadie antes que rechazara las máscaras como usted lo hace.

- Soy honesta y transparente.

- Mucho más de lo que estamos acostumbrados. Y eso querida Kitty es lo que desconcierta. ¿Nos vemos el próximo martes a las siete?

lunes, 10 de septiembre de 2012

Madre y esposa de alquiler. Suplantando de nuevo...



"¿Cómo vas a ir tú solo con las dos niñas al Tibidabo?"

Cuelga y seguimos mirando la peli. Medio deshechas en el sofá después de una mañanita de spa. Ya, parece que me quejo encima, pero no, solo digo que tanto chorrito por aquí y por allá y estar en remojo más de dos horas, cansa.
Ahora me centro en Eduardo Noriega. Qué bien le sienta todo a este tío. Los años, las canas, la barba... todo. Y me centro todavía más en sus manos, y Salamandra admite que sí, que son bellísimas. Y empezamos a aplaudir y jalearle cuando vemos que encima besa de lujo. Éste es de los nuestros, de los que entreabre la boca.

"Dile al Sr. Salamandro que iré con él. Mañana me ocupo de vuestras hijas".

Salamandra intenta hacerme reflexionar. Me pregunta una y otra vez si estoy segura. Luego dice que sí, que además yo puedo pasar por ella aunque haya foto en el carnet del parque de atracciones. Yo pienso que eso está chupado, total en peores plazas he toreado y he salido airosa y con vítores.
Al marcharme me cruzo en el portal con el Sr. Salamandro, Little Princess y Àfrica. Les anuncio que iré con ellos y a las peques les brillan los ojos. Que sí, Salamandro, que sí. Mañana la Melones hará de esposa y madre como si lo hubiese hecho toda la vida.

Ahora, después de más de 7 horas de parque de atracciones, me siento estupenda. Me lo he pasado bien, además lo de actuar me divierte. Me ha divertido cuando mi supuesto marido ha enseñado los carnets y el taquillero me ha mirado un par de veces mientras yo ponía cara de póquer y abrazaba tiernamente a una de nuestras hijas. Me ha divertido cuando nos miraban raro porque a él le llamaban todo el rato papi (sí Sinco, a tu hija se le escapa llamarle papi) y a mi Kitty.

En algún momento de la jornada he admitido que, por si se me había olvidado, me daba cuenta de por qué no había procreado. Pero también debo admitir ahora y aquí que el papel de mamá que da besos en los chichones, que tiene que negociar si le toca a la una o la otra subir conmigo a una atracción que me produce náuseas, que tiene que levantarse de la mesa para acompañar al baño... es de los más bonitos y agradecidos que me ha tocado hacer.

Y sí, estoy cansada. Y puede que algunos piensen que  aprovechar un día de puente para pasarlo así es una majarada. Pero me ha gustado, y me ha encantado que ellas, Sinco y Salamandra, también pudieran suplantarme y hacer de mí por unas horas.

Además, a quién no le gusta que le digan "Soy taaaaaan feliz Kitty y te quiero taaaaanto", mientras te abrazan con esas manitas y sales empapada de unos troncos acuáticos del diablo, con un peinado a lo fragel rock y las gafas sin visión.

¿A quién no le puede gustar eso?

pd. ¡¡¡¡Qué niñas más cojonudas tenéis!!!!
pd2. Sólo ellas podían conseguir que me subiera dos veces a algo que me da tanto terror como las putas sillas voladoras.
pd3. Os juro que parecía buena y todo.
pd4. He pasado un mono de tabaco, café y espirituosos de la hostia. Pero ha compensado...


viernes, 7 de septiembre de 2012

A cascarla

“Ah, si viene ése, paso. Desayunad sin mi”

Las compañeras de trabajo con las que desayuno casi cada día, me miran horrorizadas desde el corro que han montado a mi alrededor.

“Pero tía, ¿cómo eres así?”

¿Así cómo? -me pregunto- ¿sincera?. El hecho de que ésa persona tuviera un accidente a los 20 años –de eso hace otros 20- y que se haya quedado altamente impedido en sus funciones motrices, no implica necesariamente que me tenga que caer bien. De hecho, me cae bastante mal. Como el culo. Pero se ve que un discapacitado debe despertar obligatoriamente el amor y la comprensión incondicional de todo el mundo, y no lo entiendo. Eres mala, Muriel.

Este personaje trabajaba en nuestro departamento hasta hace un año, en el que se fue a vivir al extranjero con otra parte de su familia, dejándome más ancha que larga. No lo he echado en absoluto de menos –como el resto del área, estoy segura- pero soy la única que lo manifiesta. Y por eso “soy así”. No es mi amigo, no le estoy faltando al respeto por no reírle las gracias ... y siempre he sido correcta con él, aunque distante. Ni siquiera fui a la cena de despedida que le organizaron: participé monetariamente en el regalo y le deseé suerte en una tarjeta, pero aguantarle una noche de borrachera –otra- ya era demasiado para mi. Simplemente, paso de él, al igual que haría si no hablara como un cassette enganchado y pudiera saltar como un gamo. ¿Porqué?, pues porque me parece un tío portera e impertinente, es gritón, es metomentodo y es un vago de narices. Además hace una cosa que me saca de quicio, siendo como es, la cosa más buitre y pulpo que existe: se aprovecha de su condición para entrarle a todas las recién contratadas a las que acosa sin piedad. Las llama, les envía mails, se hace el encontradizo cada día para invitarlas a desayunar, hace caso omiso a los impedimentos de ellas, no se da por aludido de manera deliberada y machaca, machaca, machaca. Las acorrala tanto que acaban aceptando tomarse un café con él (deben pensar que están haciendo una buena obra o algo) y ahí, ¡¡aaaaay ahí!!, ¡¡ahí ya la han cagado!!. Establecen un precedente para que a la hora del cigarro, o del desayuno, o de la comida, el tío las esté esperando para acompañarlas y no las suelte hasta que alguien -en un golpe de compañerismo y humanidad- las rescate (yo lo he hecho con varias. Ahora son amigas incondicionales, no os digo más). Me parece aberrante que utilice su incapacidad para hacer lo que le venga en gana, siendo perfectamente consciente de que despierta, en determinado tipo de personas, un automático instinto de protección. Hasta que le conocen, claro.

Ahora ha vuelto a Barcelona por vacaciones y nos viene a visitar. Y han bajado al bar de abajo a desayunar con media empresa para celebrarlo (se ve que por el mero hecho de caminar con muletas se te tiene que perdonar que seas un auténtico comemierda). En mi caso, como “soy así”, he declinado amablemente porque paso de aguantarle un rollo que me interesa cerocoma. Y seré muy criticada, lo sé. Pero una de las cosas buenas de tener más de 40 tacos es que eso, a estas alturas de mi vida ... me la pendula.

Como dice mi adorada Kitty: “yo no como hígado”... y tiene toda la razón. ¿Me caes bien? te escucho. ¿Me caes mal? a cascarla. ¿Me gustas? nos vemos. ¿No me gustas? a cascarla. ¿El hecho de que lleves muletas cambia mi percepción de tu persona? ¿Sí?, me la envaino y te sigo el rollo. ¿No?, pues A CASCARLA. Lo podeis aplicar en todas las facetas de la vida y es más fácil de lo que parece. Lo que viene siendo un "a cascarla" en el momento adecuado.

Sienta bien. Creedme.


martes, 4 de septiembre de 2012

¡¡¡ Qué fuerte eres una...!!!


Sí.
Soy una MÁSQUEPERRA. Así, en mayúsculas y henchida de orgullo.

Vamos a ver, ¿no es casualidad que con 217 seguidores (actuales) yo me haya topado con dos personas que me han reconocido por el mail?

Y encima la casualidad crece porque hay que quitar a las 87 seguidoras... en ambos casos han sido hombres.

Voy a tener que buscarme un abogado o un manager YA!

Suerte que no soy de color rosa ni me voy presentando como Kittiy Follen, que si no...

domingo, 2 de septiembre de 2012

Hasta aquí

Noche libre sin niña. Aprovechando la circunstancia, decidimos ir a cenar y a tomarnos unos gintonics. Estoy cansada, mi insomio ha vuelto a la carga y esta noche no he conseguido dormir apenas, pero pienso que es una ocasión para reencontrarse y por una vez le echo ganas, te veo contento. Cena en el mexicano que nos gusta, una cochinita pibil estupenda y unos mezcales. Nos reímos y me vengo un poquito arriba. Después de pagar la cuenta me sugieres ir a probar una coctelería que han abierto en nuestra calle. Bueno, vale. Por el camino noto que las fuerzas me flaquean, pero decido no hacer caso a mi cuerpo y sobreponerme. El garito se llama Aigua del Carmen, nombre muy evocador que me lleva, en un suspiro, a los terrones de azúcar bautizados que nos daban las monjas en el autocar (ahí empezó la dependencia alcohólica másqueperra, sin duda). Carta de ginebras, decido probar una que nunca he tomado, Mombasa. Está buenísima, pero no me entra ... barriga llena y gas no son buena combinación. Acabas bebiéndote tu bebida, la mía, y el agua de los floreros. Por no desmerecer, yo decido cambiar de tercio y unirme al siempre afable mundo del chupito de Glenrothes. Sin gas todo entra mejor. 

Pasan un par de horas y el alcohol calienta los corazones. También calienta otras partes menos nobles, siempre me ha pasado. Nuestra relación en los últimos años es más fraternal que otra cosa, pero en estado medio etílico la loba emerge y te salta al cuello. Sorpresa, esta vez no te apartas y recibes mis mordiscos con aparente alegría. Por un momento, vuelvo a sentir la sangre corriendo por mis venas y un calor añorado me invade. Desde dentro. 

Nos vamos para casa.

Llueve. Me río mientras me haces el numerito de Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia. Te acompaño y bailamos juntos alrededor de una farola. Te agarro el paquete y te beso. Tu lengua en mi cuello, mi mano buscando dentro de tu pantalón en plena calle. Llegamos al portal y tropiezas con el escalón. Más risas.

Me desvisto sola mientras te oigo trastear en la cocina. Espidifen preventivo, siempre lo haces cuando bebes aunque no te sirva para nada, la resaca siempre aparece, inmisericorde. Me tiendo a esperarte encima de las sábanas, hace calor. Cuando llegas, me miras y sonríes, estoy desnuda dándome aire con un abanico y te observo cruzar la habitación hasta llegar a tu lado de la cama. Sabes lo que la loba quiere. Te tumbas a mi lado y me acaricias, nos besamos, me acerco a ti, te abrazo ... pero noto de repente que la conexión se ha interrumpido, algo no fluye. Y entonces lo veo: la duda. Ese rápido destello de pánico en tu mirada. 

Otra vez.

"Estoy muy ciego, tía. Bona nit". Te das la vuelta y me das la espalda. Otra vez la misma mierda, no me lo puedo creer. Te duermes en medio minuto. Tengo un calentón del quince y tu te echas a roncar por no intentarlo. Y tengo ganas de matarte con mis propias manos.

La loba insatisfecha me echa de la cama y me dirige a la ventana del salón a fumar un cigarro. El bochorno es insoportable, y la rabia interna no ayuda: me siento como una niña a la que le han arrancado la piruleta de la boca.  No se puede vivir con tanta frustración, coño, esto no hay quien lo aguante. Agarro el móvil en un arranque y le envío un whatsapp al chico que conocí hace poco en la web de contactos en la que entré por puro aburrimiento. Hasta ahora he tenido un par de conversaciones con él, no le conozco al margen de este par de charlas cortas y unas fotos subiditas de tono. Pero es guapo y quiere tema.

Tema. 

Conmigo.

Y no le voy a dar más largas. 

sábado, 1 de septiembre de 2012

Chan-cháaaannnnnnn.... ya están aquíííí

¡¡¡¡¡¡ CONGRATULATIONS  LAGARTAAAAAAAA  !!!!!!



Sí, sí, sí y sí. A trompicones, a veces con angustias, otras muy borrachas pero aquí estamos sumando uno más. Estupenda, perfecta y bella como siempre (aunque yo diría que más todavía).

Pedasso bombón estás hecha. No me gimotees más y gózalos. Ya sabes que tengo pálpitos (nooo mal pensada, contigo son de corazón) y acabas de sumar un año estupendo, lo sé y no preguntes más, mi corazón es infalible. Has pillado la senda buena, lo sé, lo sabemos todas.

Nos espera un fin de año brutal, de momento tu día D nos ha traído un respiro, no hace calooorrr, estoy pletórica, y ésto es una grandísima señal.

Quedáis todos avisados, ha bajado el riesgo de incendios pero esta noche... que arda la ciudad condal !!!!

Encanto, te queremos.

Y ahora, cierra los ojos, imagina que estamos circulando por esas carreteras que nos encantan, sube el volumen y canta conmigo a pleno pulmón...




pd: no me digas que no eres sexy, posas de maravilla.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails