lunes, 24 de junio de 2013

Cuando importas menos que el pus de un grano


Llegando a casa con el carro de la compra ve dos motos de los mossos aparcadas frente el portal. Suspira. Está muy cansada y piensa en cuánto rato tendrá que esperar en la calle porque hay tangana en la escalera. Ve salir a la calle a la pareja de la benemérita catalana y éstos la saludan. Conoce ya a todo el cuerpo del orden de la ciudad donde vive. Después de intercambiar saludos le cuentan que todo está en orden, que pasaban por ahí y han entrado a hablar con el de seguridad para saber si las cosas estaban tranquilas. Y mientras le comentan que ya saben que es una putada convivir con los okupas cae en picado un cubo lleno de excrementos que roza sus cabezas y estalla a sus pies. Repuestos del susto inicial, mi hermana siente un pinchazo en la espalda al ver sus manos en las pistolas. No puede más, la situación la supera. Una vez inspeccionado el regalo caído del cielo, o del quinto piso, o de no se sabe dónde, se relajan.
Entra a la finca una chica joven con un niño, es una de las nuevas incorporaciones. La mosso le dice que la conoce, que hasta hace una semana vivía en otro edificio ocupado pero que consiguieron desalojarlos a golpe de talonario.

Después de casi dos meses buscando un piso de alquiler, sin ganas, sabiendo que tiene que irse de allí si quiere preservar su salud mental, se entera que ellos cobran por largarse cuando un día antes había recibido un burofax en el que se la informaba que de no avisar con un mes de antelación si quería irse, no iban a devolverle la fianza. Me pregunta cómo hay que llamar a esto...MUNDO AL REVÉS, respondo al instante.
Horas más tarde hay reunión con el propietario, su abogado y el nuevo administrador de la finca. Les piden paciencia, creen que hay solución, están negociando con la otra parte. ¿La otra parte? ¿Hay que negociar con los que te han ocupado una propiedad no desocupada? ¿Vas a negociar con los que sufren pacientemente y sin dejar de pagar ni un mes? El abogado cuenta que para no alargar más esta situación, hay que pagar, hay que darles algo para animarles a irse. Les hemos ofrecido 400 euros a cada uno y nos han mandado a la mierda, dice. Ahora estamos cerrando el trato en 1.200, ellos pedían 5.000 de entrada.

Y así están. Esperando que esos señores tan ocupados tengan a bien responder si les parece adecuada una "indemnización" de 1.200 euros por cabeza por haberse instalado por la patilla en 8 pisos. Mientras, no queda ni un contador del agua, ni una caldera, ni electrodomésticos, ni funcionan los ascensores... pero antes de que le metan fuego a todo, prefieren pagar. Mientras, hay unas cuantas personas que ven amenazadas su integridad física a diario, que se sienten atacados en su intimidad, que se quedan en números rojos en el banco pero no dejan de pagar ni una mensualidad... 
Mientras, han convertido la okupación en un negocio basado en la extorsión. Mientras, las leyes les amparan.
Nos hemos equivocado mucho. Todos. O eso, o yo no he entendido aún de qué va esto de vivir en este mundo.



viernes, 21 de junio de 2013

Mis principios a la hoguera...¡ya!

Anteayer mandé un breve artículo a la revista en la que colaboro hablando de los posicionamientos que tomamos en la vida. Y me mojé. Me declaré abiertamente y con nombre y apellidos rebelde y ácrata, de salado, de montaña, noctámbula e, indiscutiblemente, de gatos.

La lista podría ser interminable:

de Estrella o de San Miguel...
de follar o de hacer el amor...
de Pesssicola o de CocaLoca...
de té o de café...
de spaghettis o de tallarines...
de dioses o incrédula...
de acústica o de eléctrica...
de punk o de heavy...
de morir de pie o vivir de rodillas...
de Stones o de Beatles...
de palabras o de acción directa...
de Adidas o de... de... ¿hay algo mejor que las Adidas?

Siempre he sido de Adidas, posicionamiento claro y radical... hasta ayer.

Fui lanzada a hacer mías las zapatillas más bonitas que jamás han visto mis ojos y resultó que, como ese modelo está pensado para hombres, mi número no existía. Me cabreé tanto, tanto, tantísimo, que acabé comprándome las que ilustran esta chorrada. No, ya lo sé, no son Adidas, pero son muy bonitas (y cómodas, debo admitirlo). Me encantan.

Y hoy, ahora que las llevo puestas, siento que he traicionado uno de mis principios, y haciendo balance de estos últimos años me he dado cuenta de que el criterio me empieza a fallar, y que estoy traicionando muchos de ellos a marchas forzadas.

No sé si me gusto más o menos ahora que soy menos radical y más voluble, solo sé que hay que sobrevivir como buenamente se pueda, en ocasiones pese a nosotros mismos. Esto me acojona un poco, ¿se empieza por cambiar de marca de cerveza (la Estrella últimamente se me antoja amarga como la hiel) y se acaba una afiliando a un partido de derechas? Decidme que no, os lo suplico.

Los pilares se tambalean. Matar o morir, no queda otra.


PD: aun no está todo perdido, creo, sigo prefiriendo "Matar o morir" de Decibelios a "Matar o morir" del lánguido de Nacho Vegas. No hay color...



sábado, 15 de junio de 2013

Un tocahuevos que llegó del planeta Melmac


"...Por si te gustan mis fotos y lo que te cuento en este mensaje, te dejo mi dirección particular para que me digas qué te apatecería hacer. Podemos empezar con un café y ya se verá...yo creo que podemos pasarlo bien. Besos. X". 
Con estas palabras concluía X su declaración de ganas de conocerme y ver qué podría pasar.
"Yo no hago cafés. Ni cañas. Ni infusiones. Ni cháchara. No quiero saber ni mucho ni poco del sujeto que, principalmente, contacta conmigo para pegar un polvo. Las fotos bien, gracias. Ya me dirás. Kit".

Viernes 14 de junio y un par de correos después, el sujeto del que no quería saber nada viene a mi casa a cenar. Sí, mal, muy mal. Una cena todavía es más larga que un café "radiografía" con tintes de confesionario de GH, pero una contractura lumbar que me tiene medio fuera de combate me dice que quedar en casa es una buena opción. ¿Alguien se equivoca más que yo tan a menudo? 

Unos cuantos minutos antes de la hora acordada llama al timbre, abro la puerta y unos ojos que aún no han cruzado el umbral de la puerta me hacen un escáner. Su mano me alarga una botella de vino, y una verborrea incontenible e ininteligible, mientras me da dos besos a una distancia de unos mil metros de las mejillas, es su carta de presentación. Bueno, he tenido mejores comienzos pero tampoco un minuto es suficiente para juzgar a nadie.

Le invito a pasar directamente a la cocina para dejar la botella y me pide encarecidamente que le enseñe la casa con la excusa que está de mudanza y le encanta ver casas. No es lo que más me apetece pero cojo la copa de vino que acababa de ponerme antes que él llegase y con la cabeza le hago el gesto follow me llevándolo de nuevo a la entrada. En cada estancia de la casa hay un comentario reprobatorio: 

- lavadero: podrías sacarle mejor rendimiento [después de aguantar las obras de dos pisos que llenaron de mierda el mío, ahora toca ponerle orden, lo tengo muy presente, señor agente.]
- sala-comedor: madre mía eres muuuuy desordenada, qué caos! [sí, tengo un problema con las mesas, las colonizo de papeles y luego no las puedo usar... un año más de psicóloga y creo que lo resolveré]
- cocina: no está mal... pero caótica también.[ya quisieras tú tenerla tan limpia como yo, gañán]
- baño: bueno...para mi gusto mejor si tuviera mampara, y lo del bidet lleno de cachivaches...[uso el bidet para lo que me da la gana, y me gusta tener las cosas por el suelo]
- MI habitación: ufffff la cama deshecha a estas horas???, muy minimal, por cierto [jamás hago la cama, ya lo he dicho muchas veces, aunque vengan visitas y menos si, a priori, éstas tienen que deshacerla]
- estudio: en línea con el salón...[me encanta mi desorden ordenado, y ese mini trocito de mesa limpio en el que poder apoyar los codos mientras escribo]
- habitación de los "okupas": ya, ésta debe ser la de los trastos [no, no es la de los trastos, es la de las visitas...]
- terraza grande: un balcón muy tranquilo... pero lo faltan plantas, está desangelado [no es un balcón, es una terraza y no tengo plantas porque no sé cuidarlas y se mueren y me deprimo]
- terraza pequeña: como no tiene luz no puedo apreciarla. [una lástima porque es muy cuca]

"Oye, me encanta, tu casa. Muy acogedora, y qué barrio tan tranquilo y encima con el calor que hace en el balcón [¡es terraza, coño!] se está de lujo".
Pues qué bien, no quiero ni imaginar qué habría dicho de parecerle un truño total. Decido ofrecerle una copa de vino a ver si así se calla un poco, y cuando aparezco en el salón con la copa le veo mirando facturas. "Ehem...¿piensas pagarlas?, porque de no ser así agradecería que no sigas husmeando..." Por su cara de desconcierto pienso que ese toque habrá servido para toda la noche (¡qué equivocada iba!).

La cena en LA TERRAZA transcurre más o menos tranquila y aburrida como me imaginaba, pero tiene un don mayúsculo para encontrarle tres pies al gato, y en el fondo eso salva la velada y me acaba divirtiendo. Como percibo que no tenemos nada en común le pregunto si le gusta la música (desde que él había llegado sonaba a todo trapo Vetusta Morla) y me contesta con un "me gusta que me hagas esta pregunta" que me crispa. Para continuar con otra pregunta "¿a quién no le gusta la música?", le respondo que a mucha gente, y que las personas que escuchan los 40 Principales escuchan música pero no son personas a las que les guste la música. Para mi sorpresa me da la razón y entonces me suelta la cosa más extraña que jamás nadie me haya explicado.
Me cuenta que es muy cinéfilo y que él cuando está trabajando se pone películas de fondo ambiental. "Vaya, así que te gustan las bandas sonoras". Y me suelta que no, que se pone el DVD y no las mira, que le gusta oír los diálogos y si suena música de fondo pues bien, pero  que le gusta oír las películas. Me entran ganas de ir corriendo a la cocina a por una ristra de ajos y descolgar el crucifijo del cabecero de la cama...pero no tengo ni ajos ni cruces, ¡estoy perdida, soy una mujer muerta!.

Me han contado muchas cosas, he conocido gente con gustos peculiares (un gran conocido másquperruno escucha los partidos de tenis!!!), pero lo de este tipo me supera. Ya no puedo escucharle más, le miro y me entran ataques de risa, así que me tiro desesperadamente al vino que acabo mezclando con diazepam (por prescripción médica, lo del vino no, pero era muy menester) y lo culmino con un par de gintonics.

¿Habíamos quedado para follar? Mmmmmmmm pues va a ser que no... le pondré una banda a modo fallera mayor con la inscripción Mr. Braga Seca.
Dice que ha venido en moto, pero yo no me lo creo...seguro que tiene una nave esperándolo en Collserola para volver a su planeta, pues...¡con Dios!
 


miércoles, 12 de junio de 2013

No me llames cariño, llámame zorra...

Las palabras importan, en cualquier momento y situación, tienen su lugar, su significado, son lo que nos diferencia del resto de animales y muchas veces, cuando ya han salido por nuestra boca, nos descolocan o nos dejan en pelotas.

La pasada noche disertábamos mi amiga Salamandra y yo sobre eso precisamente, la importancia de las palabras cuando se trata del sexo, o del amor. O de ambos, revueltos, o separados o al bies.

Entre hacer el amor y follar, yo siempre he preferido follar. Y no solo como expresión, sino también como una actitud.

Creo que hacía el amor cuando tenía 15 o 16 años, cuando creía que ambos términos iban ligados inevitablemente y el sexo sólo era un puro acto amoroso parte del enamoramiento. Muy pronto descubrí que para mí, lo verdaderamente interesante, era amar a la persona en la cotidianidad pero cuando había que ponerse a follar, FOLLAR

En el sexo me importan las palabras, y me importan mucho, tanto como los jadeos, gemidos y gritos. Supongo que por eso no me gusta demasiado follar con música, aun siendo mi gran pasión, porque necesito oír y que me oigan, decir y que me digan. Si suena música de fondo me disperso, aunque también es cierto que ciertas bandas o canciones me encienden. Saltan mis resortes y me pongo cachonda. Pero llegado el momento quiero poder oírlo todo con claridad.

Salamandra me decía que a ella no le gusta nada que la llamen guarra, o zorra, o perra, o puta. Lo respeto.
Yo le dije que a mí, si me llaman cielo, o cariño, o mi vida, o princesa mientras me están follando "le meto un piño que le salto los dientes" (palabras textuales). Nos reímos. Exageré, pero es tan cierto como que cada día sale el sol. No me gustan mucho las ñoñerías en la cama, prefiero un poco de salvajismo y las cosas claras y por su nombre.

Quizás sólo sean palabras, pero cada cual tiene sus mecanismos de pulsión más o menos claros y definidos. Aquellos que le disparan el deseo sin freno ni vuelta atrás.

Más tarde, después de haber follado, cuando el juego se acaba, me gustan los mimos y las palabras cariñosas, pero durante el momento cumbre, por favor, no me llames cariño, llámame zorra....

(Hoy en día sería impensable que Los Ronaldos sacaran una canción como ésta sin ser quemados vivos en una plaza pública, previo juicio sumarial y linchamiento mediático. Mierda de sociedad hipócrita, mojigata, inepta y farisea hemos creado...no nos dejan ni jugar con las palabras, al menos de momento podemos insultarnos mientras follamos, en la intimidad...por ahora ... y con cariño).


MUSE....¡¡¡ y nosotras ahí una vez más!!!


Sumando todos los conciertos a los que hemos ido cada una de las Másqueperras, acumulamos cientos de ellos, sin exagerar.

Lo del pasado viernes en el Estadi Olímpic Lluís Companys fue... fue... fue EL CONCIERTO.

Todas y cada una de nosotras coincide en nombrar el día siete de junio de 2013 como el poli-multi-orgasmo músico sensorial de nuestras vidas. Todo lo que allí se vio, se escuchó, se coreó o se bailó fue, sin miedo a equivocarnos, lo más exquisito que nuestros ojos, oídos, voces y pies jamás antes hubiesen vivido.

Aún habiendo podido verles en Madrid en octubre del año pasado, los nervios previos a un concierto están ahí. Además te sientes como la madrina o la manager de los músicos cuando parte de la panda de frikies que íbamos no habían tenido, aún, la oportunidad de experimentar un directo de estos fieras.
Solo acceder al Estadi Olímpic y ver aquel pedazo de escenario ya nos puso sobreaviso de que ahí se iba a gestar algo muuuuy grande. ¿Solo ellos tres y ese armazón que parece el Titanic?, ¡esto puede ser muy gordo, niñas!

Pudimos llegar a tiempo para poder ver a L.A, algunas de nosotras los habíamos visto en Bikini hacía apenas un mes y nos encantaron, así que nos molaba repetir con ellos... pero ay!!!! el sonido mal, tirando a muy mal, reverberaba por todas partes. Lo de tocar a pleno sol cuando no se trata de un festival es complicado, y no quiero ni imaginar qué se siente siendo teloneros de Muse. Lo suyo, de momento, son los pequeños formatos, ahí lo bordan.

Cuando se apagaron las luces y sonaron los primeros acordes de "Supremacy", adornados con un juego de luces, colores, fuego e imágenes sin igual, los vellos como escarpias de las 40.000 personas que allí estábamos declararon el estado-de-éxtasis-supremo que duraría hasta dos horas después, al terminar el gran concierto.

Sintiéndolo mucho, aunque el concierto de Madrid fue, por varios motivos, muy especial y sonado, se nos antoja un ensayo general en un cuchitril al lado de éste último. 

Fue simplemente espectacular, visual y auditivamente.

El repertorio fue variado, combinaron lirismo y tralla a la perfección. El montaje audiovisual y teatral fue cuidado y electrizante. Aunque parezca que tanto fatuo puede desvirtuar la música, nada más lejos de la realidad. Ellos pueden permitirse añadir teatralidad al show sin que por ello la música pierda un ápice de perfección. La emoción nos embargó en muchos momentos (Diosss, ese "Follow me" en directo, te pone el corazón en un puño y te corta la respiración), pasando de la lágrima a la locura saltarina en una orgía musical que todavía llevamos dentro. Y han pasado varios días.

Tocaron y cantaron como putos dioses. Ni Freddie Mercury habría sido capaz de cantar como Math Bellamy, tumbado en el suelo, sin desafinar una nota y con toda su potencia vocal. 

Faltó la adorada "I belong to you" pero lo suplieron con un impresionante "Uprising" que voceamos hasta quedarnos afónicas. We will be victorious, dear Math. Nos conmovieron con la delicada "Guiding light" y el baile fue frenético y orgasmal con la poderosísima "Stockholm Syndrome"... Y el broche final de oro para la siempre coreada y emotiva "Starlight", una oda al amor, a la búsqueda de la pureza, a ese abrazo tan ansiado.

Son tres genios. La pasta más bien invertida EVER.

A partir de ahora Billy Wilder tendrá que compartir el reino de los cielos con el trío de Devon ... because we believe in MUSE. 


miércoles, 5 de junio de 2013

Estado puro de acratismo

(Hace quince minutos......)

S: Buenas noches, cielo...
À: Buenas noches, mami ... que sueñes que eres una reina.
S: Gracias, y tú mi princesa.
À: Te quiero mucho, tanto que no se puede aguantar.
S: ¡Jajaja! ¿Qué quieres decir, qué es lo que no se puede aguantar?
À: Pues eso, lo que te quiero.
S: Pues si me quieres tanto podrías hacerme caso de vez en cuando, ¿no?
À: Ya te hice caso una vez.
S: ¿Ah sí, eso cuándo fue?
À: Te hice caso un día entero, cuando tenía cuatro años.
S: ¿En serio? Debió ser un gran día, hasta tú te acuerdas, lástima que yo no.
À: Sí, por eso, fue ese día....y ya.
S: Ah... pues qué bien...

Los niños ácratas NACEN, no se HACEN ... os lo digo yo.

Albert Pla también debió tener algún día tonto a los cuatro años, supongo.


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