martes, 27 de noviembre de 2012

...necesito tus manos



* mano a mano con Bill

"Escribe algo conmigo a cuatro manos..." Me seduce la idea de compartir sensaciones con alguien y poderlas contar desde la óptica del deseo de cada uno.
Acepta. ¡Cómo le gusta jugar y seguirme el rollo!
"Todavía no me has pasado nada. ¿Estás en ello?". Estoy en ello, pero no acaba de fluir, necesito algo que me encienda.

Mientras espero que las musas acudan a mi encuentro me preparo para recibirlas con una hoja en blanco, el bolígrafo en la mano izquierda y la derecha apoyada en el papel. Percibo que el contacto de tus manos en mis pechos funciona como el mecanismo o el hilo de una marioneta, mueve mi brazo y acciona mi mano para la escritura.

Aparto la mirada del papel la dirijo hacia tus manos que han entrado sigilosamente por el escote de la camiseta y ahí están, cálidas, suaves y acariciantes.
Noto tu respiración por encima de mi cabeza, meciendo mi pelo. No sé si estás oteando y leyendo lo que escribo pero me pone nerviosa solo pensarlo. ¡Qué rara soy, a veces! Puede susurrarte sin rubor cualquier cosa, pero cuando las palabras toman el papel siento pudor, vergüenza.

Sigo escribiendo mientras con la mano desocupada busco a tientas tu entrepierna. Te aprietas contra el respaldo de la silla aprisionándola para que note tu excitación. Sonrío maliciosamente sin mirarte.
Quiero tenerte al alcance de mis ojos e intento hacértelo entender con mi mano atrapada. Pellizco levemente tu muslo pidiendo clemencia y eso hace que te apartes mientras me dices "eres muy mala". No quiero que te vayas, me gusta que me desconcentres, que me pongas las cosas difíciles, y lo sabes bien. Pero ahora quisiera que me dictaras al oído qué quieres de mí. Que me ahorraras tener que intuirlo, me gustaría dejarme llevar por ti, sin más.

Tú decides ir por libre, (ya me conozco eso), bajándome la cremallera de la sudadera y bajando las mangas hasta la muñecas. Sabes que así no puedo escribir y ves en mi gesto la desaprobación. Tiras de la silla y girando las ruedas la atraes hacia ti y con una sonrisa socarrona te acercas y me besas mientras terminas de despojarme de la chaqueta. Levanto los brazos y me quitas la camiseta. Tengo que volver al papel, éste no era el trato, por más que me distraigas tengo que terminar mi parte hasta pasarte el relevo, así que toca resistirse a la tremenda tentación de pasar a la acción y olvidar la prosa.
Con los pies acerco de nuevo la silla a la mesa, te cojo de la mano para que me acompañes y te sientes en la mesa mientras esperas turno. Tú prefieres ponerte en cuclillas y mirar mi torso desde abajo, me tocas y se me eriza todo el vello, causas ese efecto en mí. Tengo frío pero decido no quejarme, ahora mandas tú. Si me miras te deseo, así que trato de apartar mis ojos de los tuyos y ocuparme de lo mío, misión complicada donde las haya.

Sabía que no podía confiarme, que usarías todas las tretas posibles, pero no creí que atacarías por ese flanco, ¿estás intentando bajarme los pantalones? ¿Debo resistirme? Si juego a la resistencia tampoco estoy por lo que debo, así que voy a facilitarte la operación arqueando la espalda para que puedas hacerlo. Me arrancas de la piel de una sola vez el pantalón y las bragas dejándolos en los tobillos con las piernas abiertas. ¡Dios, estoy perdida! Ya no veo tu cara solo tu cabeza entre mis piernas y siento tus manos cogiéndome fuertemente por las caderas. Cierro los ojos esperando que exista la escritura automática. Siento el frío en mi cuerpo y el calor entre mis muslos, un calor húmedo y un calambre que recorre mi cuerpo. Apoyo los brazos en la silla e intento mantener mis manos ocupadas con el bolígrafo pero tu lengua me lo pone muy difícil, sigo escribiendo y se me escapa un gemido.

Te pido, te suplico que pares, que me permitas acabar pero haces caso omiso. A cada "por favor" hundes más tu cara y tu lengua dentro de mí.
De acuerdo, tú ganas. Game over for me!
Te toca querido...

Gracias querida. Me siento en el trono del imperio de papel, un taburete de madera, no usurparé el trono a la reina. Relamo tu jugo, sonriendo ante la idea de que querrás obstruir mi escritura. Leo tu texto mientras te recompones, te vistes las bragas húmedas y esa camiseta de tirantes que calca tus pezones de recién corrida, erectos, desafiantes, tan apetecibles. Me apetece follarte ahora mismo, en el suelo, pero soy un hombre que cumple los tratos, y no, no puedo tocarte. Debo seguir escribiendo.

Te acercas con una sonrisa de ángel caído, te inclinas para decirme a la oreja "¿quién va a ser mala ahora?", y se me ocurre una gran maldad. Estoy tan caliente que si me masturbara intensamente emborronaría el papel con mi tinta viscosa, ¡sin romper el trato inicial de no tocarte! La idea me hace sonreír, te extrañas, y preguntas. Cuando escuchas mi explicación me susurras de nuevo "¡Eres un cabrón!". "Lo soy y cómo te gusta. Pero me contendré porque soy aún más cachondo que cabrón y quiero saber qué sorpresa me espera". Así que acabo por comportarme como un buen mal chico y me quedo quieto, salvo por mi mano derecha que esgrime el bolígrafo.

Me gusta registrar esta realidad, dar fe de los pezones que clavas en mi espalda mientras lees sobre mi hombro. Acercas tu cara a mi nuca, siento tu aliento, tus manos que se desatan ahora, que deciden (no sé por qué a veces pienso que tus manos van por libre, cono si no interviniera tu pensamiento) desatarme la camisa. Me excita que me explores, que acaricies mi pecho bajo la franela, mi vello a tu merced, mi excitación, mis latidos allegro molto vivace cuando una de tus exploradoras baja a mi cintura, desabrocha el botón del pantalón y se recrea en mi calzoncillo abultado.

Ronroneas que te gusta mi polla, que te pone cachonda de nuevo, mientras acaricias mi punta a través de la tela. Quieres sentir cómo calo ligeramente el algodón, anuncio de una gran calada posterior, quieres sentir cómo se agita mi respiración. Me cuesta tanto mentenerme así, tan inmóvil. Ya sabes que no podrás atarme, así que aprovecha esta situación como si estuviera atado para ti.

Cuesta escribir, cuesta siquiera mantener los ojos abiertos, con unas caricias diestras en mi polla, sintiendo tus pezones contra mis omoplatos y los nudillos de tu mano izquierda masajeando la base de mi columna, masaje colateral al que tus dedos dedican tus humedades. Cómo me apetece volver a comerte, me excita tanto sentirte así de caliente. Ahora eres todo magma, todo sustancia incendiaria que me quiere arrasar. Y consigues que claudique, que me entregue a tus caricias, cerrando por un momento mis ojos.

Te incorporas, me sorprendes con un beso y me reprochas, no me ves escribiendo. Tienes razón, mes estaba dejando llevar, desatendía mis deberes. Desde mi costado izquierdo tomas mis pantalones para bajarlos, esto se pone cada vez más difícil, cada vez más duro. Durísimo. Caen un par de monedas de mis bolsillos, sonreímos, miras a mis ojos, sé que tengo las pupilas brillantes y del tamaño de esa moneda de un euro que rodaba. Sabes que estoy cachondísimo y lo vas a aprovechar. Has mordido mi cuello mientras bajabas mis bóxer hasta medio muslo (imposible contarlo en tiempo real, ojos irremediablemente cerrados ante la presión húmeda de tu boca contra mí, pero seré más firme). Ahora acabas de bajar mis calzoncillos y de regreso asciende tu mano por mi tobillo, por la rodilla. Acaricias la cara interna de mis muslos con ambas manos, arrodillada y entregada.

Ufffffff, qué voy a hacer ahora. Estoy perdido de placer, me pondré perdido, te pondré perdida. Tus labios son sabios, por lo que cuentan, por lo que callan y por lo que hacen, por el placer inmenso que en este instante provoca que desee la intervención de un observador internacional para acabar con esta tortura. Mi carne es demasiado débil para soportar tanto placer. Ya me estoy volviendo un poco loco y necesito liberarme.

Escribo y te hago una seña para que leas esto: ¿Puedo tomar un atajo para finalizar este relato?
La respuesta afirmativa de la sacudida de tu cabeza me anima y me alivia, iba a morir si seguía tan excitado. Así que ejerzo de futurólogo mientras sonriendo lees mi premonición:
- Mi corrida será explosiva, inundará tu coño en un acto de amorosa violencia sobre la alfombra. Tu coño volverá a derramarse con un jugo abundante y sabroso, se solazará con las embestidas desesperadas. Nos quedaremos medio muertos en un abrazo de piernas, brazos, lenguas y consciencias imposibles.

Así fue.

13 comentarios:

  1. Os acabais de convertir en mi blog favorito...el que deseaba encontrar.
    Bona nit.

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    1. ...y nosotras encantadas de la vida!!!!

      Muy bienvenido, ponte cómodo, nosotras ya hacemos el resto.

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  2. Bravo...me han faltado manos para terminar de imaginarlo...

    Si las alfombras hablaran...

    Kisses, grinders grijanders. Lo hacéis bien, muy bien.

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    1. mmmmm qué bonito colaborar en hacer que haya más "amor propio".

      Si las alfombras, las paredes, las sábanas, los sofás... hablaran

      Muchas gracias de mi parte y de la del coautor... bueno y si quiere, ya las dará.
      Eptons!

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    2. Muchas gracias de parte del coautor, tb al resto. Encantado de servir como lubricante de los sueños lúbricos :)

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  3. Bueno, bueno, bueno ... me ha encantado el buen mal chico. ¡Buen mal fichaje! jajaja

    Moleu molt, nens

    ¿Vais a inaugurar etiqueta calentita a cuatro manos? ... yo lo haría ;-)

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    1. Jajajajajaja eso está bien. Los buenos malos chicos es lo que tiene, gustan.

      Pues lo de inaugurar sección...mmmm ya se verá. Alguna propuesta hay por ahí.

      Nos vemos en breve!!!

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  4. Respuestas
    1. Que ECDC me critica el títutloooo????? No me lo puedo creer.
      Porque te tengo en alta estima como bloguero y como lector, porque sé que te encantan las entradas calentitas... por todo eso deduzco que se te ha nublado la vista y no has podido decir más...

      ECDC yo no solo necesito boca, o manos... necesito todo, pero lo que más ayuda a mis necesidades es la complicidad. Aquí la hay, eso es innegable.

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  5. ...o tu cuerpo; tu jadeo; tu movimiento;tu polla...pero amos a ver ¿se frungio o no se frungio?(dani guapo dixit)

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    1. Y, eso importa?????
      No sé si esto contesta a tu pregunta. Sí, yo siempre voy con el ceño fruncido.
      Kitty Follen dixit

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    2. hombre;depende del momento y el lugar si que importa. Ir pa na es tonteria (jose mota in clave de humor).
      el retorno despues de una larga ida;el reencuentro;la despedida...quiza sean momentos en los que poco importa si si o si no...pero las celebraciones;los encuentros furtivos;la felicidad desmedida....todos son riachuelos de sentidos que van a dar a la mar que es el frungir (jorge manrique and chema dixit).
      me voy a por el litio...un beso

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  6. ...y yo necesito las vuestras...

    http://www.change.org/petitions/jos%C3%A9-manuel-lara-presidente-del-grupo-planeta-apoyo-para-que-el-programa-salvados-siga-emiti%C3%A9ndose-sin-ning%C3%BAn-problema#share

    Las Compañías Eléctricas han puesto precio a la cabeza periódistica de Jordi Evole

    Firmad!

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