miércoles, 7 de enero de 2015

Llámame como quieras...

En la Colifatería hay 36 personas, 35 de ellas con algún tipo de demencia en distintos grados, casi todos en estado avanzado de decadencia mental y, por lo tanto, física.

Pero hará cosa de 4 meses llegó a nuestra amada y surrealista casa de chiflados Pilar, una mujer con las facultades psíquicas en perfecto estado y las físicas al 90%. Una joya, vamos, que fue a caer en muy mal sitio para mantener la cordura.

Según cuenta con mesura y precaución su hijo y su nuera, por motivos económicos, se vieron obligados a irse a vivir a su casa, donde ella conservaba su autonomía ayudada por una chica que iba cada día a echarle una mano en las cosas del hogar. Llegaron, buscaron dónde colocarla, y una noche fatídica y con sólo dos horas para hacerse la maleta, la trajeron a la Colifatería, a 200km de su ciudad.

La adaptación no ha sido mala, pero a todos los trabajadores se nos rompe el alma cuando charlamos con ella, porque sabemos del cierto que allí perderá la cabeza y acabará sumida en una grave depresión, por todas estas circunstancias.

A Pilar se le da muy bien tejer y le han caído un montón de ovillos de lana y encargos de bufandas, gorros y guantes para pequeños y mayores. Yo no iba a ser menos.

Entre Pilar y yo hay sintonía, hay cariño, fluye la comunicación de toda clase y, no voy a negarlo, la tengo un poco consentida.

Llevaba muchas semanas prometiéndole comprar lanas de colores y llevárselas para que le haga una bufanda y un gorro a la miniborroka, pero como siempre llevo muchas cosas en la cabeza nunca recordaba comprarlas. 

Pilar sabe perfectamente mi nombre, y el 70% de las veces me llama Susana, pero de vez en cuando me llama "Marisa". La primera vez que lo hizo no le di importancia. La segunda le dije "Pilar, soy Susana, que te despistas". La tercera, o la cuarta, o quizás fue la quinta, le pregunté:

-Pilar, ¿quién era o es Marisa? ¿Por qué te recuerdo a ella?
-No sé -respondió-, no recuerdo conocer a ninguna.

Este fin de semana no se encontraba bien y subí a su habitación a verla y a charlar cinco minutos que tenía libres. Las compañeras me habían contado que el día de Navidad, durante la comida, Pilar lloraba en la mesa, supongo que por la tristeza de pasar estas fiestas tan lejos de la familia, y tan sola... y rodeada de personas que ya no viven su propia existencia.

-¡Pilar! ¿Cómo estás, qué tal, qué pasa?
-Hay, Susana, no estoy muy fina y estos días estoy un poco triste, no me apetece estar abajo, tú ya sabes el panorama que hay...
-Sí, lo sé, y qué puedo decirte, este no es un sitio para ti y me sabe muy mal.
-Mira, suerte tengo de vosotros, los que trabajáis aquí, que me tratáis muy bien y entendéis mi situación.
-Desde luego... ¡mira! mañana lunes voy a ir a comprar las lanas para que le hagas a Àfrica su bufanada y en cuanto pueda te las traigo.
-Gracias, Marisa, me entretengo mucho con eso y además me hace ilusión.
-Pilar... ¿quién es Marisa?
-¡Ay! ¡Perdona, otra vez te he llamado Marisa, Susana!
-No pasa nada, mujer, llámame como quieras, pero... ¿quién es Marisa?
-Pues no lo sé... no lo sé.

El lunes me acerqué a la ciudad a comprar varias cosas, entre ellas aquellas lanas. También le compré a Pilar una caja grande de galletas (Birba, Kitty), un detalle sin más importancia, pero pensé que todos le pedíamos bufandas por doquier y que ser agradecido es de ser bien nacido.

Ayer, día de Reyes, por la tarde, me acerqué con Àfrica a visitar a los colifatos y a ver a Pilar. Estaba en su habitación, creo que lleva demasiados días, pero no seré yo quien le diga que tiene que bajar a ver y oír el espectáculo demencial.

-¡Hola Pilar! Mira, los Reyes han dejado una cosita en casa para ti, te la guardas y te las comes cuando te dé la gana, tú solita, ¿eh?
-¡Ay! ¿Por qué traes nada? No tenías que traer nada, gracias, muchas gracias (los ojillos se le humedecieron, estaba emocionada, por la visita y por el detalle).
-Ten, montón de lanas de los colores que le gustan a Àfrica, hazle la bufanda y el gorro como quieras, seguro que serán bonitos.
-Susana, ¿sabes que no he podido dormir en toda la noche pensando por qué te llamo a veces Marisa?
-¡No me digas! ¿¿¿Y???
-Conocí una Marisa, cuando era pequeñita, pero no la veo ni sé nada de ella desde el año 1.982.
-¿Y quién era?
-En Sariñena, el pueblo de mis padres, había un hotel y Marisa era la dueña.
-¿Y qué tenía Marisa que te recuerda tanto a mí?
-Marisa... Marisa era una mujer adelantada a su tiempo, era un torbellino y una revolucionaria.
-Jajajajaja! Vale, ahora está todo claro, ¿no?
-Supongo...

Entonces me contó la historia de Marisa, una historia plagada de actos de rebeldía y de valor, una mujer con un par de pelotas que se casó con un pintas, tuvo 7 hijos con él y decidió dejarle, en aquella época, transgresora y valiente.

Sacó un álbum de fotos y nos estuvo enseñando a toda la familia, explicando episodios emotivos, con los ojos llenos de lágrimas, evitando dejarse llevar y llorar.

No sé qué veía ella en Marisa cuando era pequeñita, o qué huella dejó aquella mujer, pero cuando íbamos a marcharnos se puso de pie, se abrazó a mí llorando y me dijo:

-Gracias, Marisa, eres un sol de persona... ¡ay, perdona, lo he vuelto a hacer!
-Pilar, yo también te quiero, y llámame como quieras. Llámame siempre como quieras. Quien sabe si soy un poco Marisa o si Marisa fue un poco yo...





16 comentarios:

  1. Qué puedo decir. Me encantan tus historias de la colifatería, las escribes muy bien. Pero lo que más me gusta es el contenido de todas ellas. Las surrealistas y las tristes. Toda la(s) vida(s) encerrada entre cuatro paredes, ahí hay de todo. Hasta hijos de puta como los hijos de esta pobre mujer, que no se merecen otra cosa que les hagan lo mismo a ellos cuando les toque.

    Digues-li Déu, digues-li energia, pero sí creo que en la vida todos acabamos recibiendo un poco de lo que sembramos.

    LOVE U

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    1. Lo de Karma está aún por comprobar, cierto es que todos queremos creer que "tal faràs, tal trobaràs", que "a todo cerdo le llega su San Martín" y que "cría cuervos y te sacarán los ojos", peeeeero...conocer sólo una versión de los hechos es peligroso a la hora de juzgar. Por experiencia lo sé. De todos modos tengo la intuición de que estos sí son unos hijos de puta, i Déu ésmolt just i els hi donarà lo que es mereixen!! I que els deixi cegos!!!

      Love you too, reptiliana.

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  2. Muy mal por los hijos, sin duda. Me he irritado.

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    1. Cabrónidas, ciertos actos dan asco, es verdad. Pero, como le he dicho a Salamandra, siempre hay que conocer todas las versiones para poder posicionarse. Aún con todo, a mí también me revuelve algo esta historia, más allá de que Marisa me haya poseído.

      Kisses.

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  3. Sinco,

    Yo he tenido a mis dos abuelas en residencias. Una, la más reciente, mi muerta más cercana, primero tuvo media docena de señoras en casa para ayudarla, a todas las maltrató. Se le ofreció ( por un tiempo lo hizo y casi acaba el tema en depresión severa de mi madre ) vivir con su hija y yerno, y también lo rechazó. Al final fue a una residencia pija. Lo cierto es que la vejez no sacó lo mejor de mi abuela.

    En fin, que me pierdo. Lo que también ocurrió es que íbamos a vistarla diariamente, en mi caso una vez a la semana ( más que cuando estaba en su casa ). Sí, sé que todo este previo suena a justificación; acaso lo es.

    Allá vi personas como la que describes. Gente sana, buenos lectores, parejas que se arreglaban para bajar a cenar al lado de otros ancianos que los alimentaban por la nariz. Personas que las habían dejado ahí, con más o menos gracia. Otros pájaros habían invadido sus nidos.

    Es bueno saber que muchos de nosotros acabaremos así, y no olvidarlo. Nuestras pelvis se abultarán con pañales para adultos, se nos caerá la baba, tendremos la mirada perdida, y algún nieto paseará por ahí intentando conciliar el concepto de vida con el panorama. Porque somos eso.

    En fin, que me pierdo. Lo que quería decir es que los profesionales que allá trabajáis merecéis mi más profunda admiración y conciliación con el género humano. Que ya, que sí, que sois profesionales, que todo es ponerse, que tal y cual. Pero para mí valéis un potosí.

    Sé que hay malas personas también: malos profesionales, y lamentablemente también los he vivido ( y de qué manera ) pero no es lo habitual. Asistís con cariño a la decrepitud de las capacidades, en una sociedad que se ha dedicado a alargarnos la vida y a minusvalorar al anciano en la tribu.

    A mí me da miedo ese momento. Mi padre me dijo que cuando le llegara cogiera una chalupa y le dejara en medio del mar con una vía de agua en el casco,...espero que no lo deje por escrito porque entonces sí me jode.

    ¿habrá felicidad aunque sea fugaz en esas eternas horas de miradas perdidas, siestas eternas con cuellos casi dislocados, en esos aparcamientos de sillas y caminadores, televisión ensordecedora y muchos baberos ?, ¿ habrá consciencia ?

    y podrías decir " ....y tú me lo preguntas ? vejez en potencia eres tú".

    Un beso enorme por ser como sois y hacer lo que haceis.

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    1. Muchas gracias, Anónimo, tengo la inmensa suerte de que mi curro me encanta. Es duro y está mal pagado y peor reconocido, pero siempre digo que es puramente vocacional, que las personas que lo hacen sólo por ganarse la vida se queman pronto y acaban siendo unos maltratadores de ancianitos. Y eso existe, yo lo he visto.

      Nunca sé en qué rincón del cosmos vagan las mentes de todas esas personas perdidas, pero creo que en algún lugar retozan, se ríen y esperan marcharse lo antes posible. Hay que acompañarles hasta el final, un final lo más digno posible.

      Kisses.

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  4. La vida, lo que se ha vivido, olido, tocado, disfrutado y sufrido es lo que nos acompña durante toda nuestra vida.
    Precioso relato.

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    1. Cuando uno llega a viejo los recuerdos deben ser importantísimos. Me alegra tener toneladas de ellos, buenos y no tan buenos. Son mi vida, simplemente.

      Gracias y un beso.

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  5. Ains, mi querida picaporte normal, me a tocado el corazón con esta historia, dele usted un abrazo a Pilar de mi parte, que nunca son muchos y siempre son cortos

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    1. Jajajaja!!! Ayyyyy...mi estimado picaporte raro...tocarle a usted el corazón es una buena cosa que tocarle. A Pilar se la achucho de su parte fijo el próximo día que la vea, pero tenga en cuenta que, por otro lao, me debe usted un achuchón.

      Kisses desde las barricadas.

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  6. Querida Marisa, ya sabes lo que pienso de los viejos, de tu curro, de lo que vamos a ser nosotras no dentro de no mucho tiempo (estamos en el ecuador de todo, si el tiempo nos respeta)...
    Voy a romper una lanza a favor de esos hijos, a favor de todos los hijos de puta de este mundo. No somos nadie para juzgar decisiones. No estuvimos ahí para saber si tomaron la decisión fácil, la cómoda o simplemente ellos han devuelto a esa persona lo que sintieron al tratarla.
    No nos engañemos, no todas las abuelitas con moño blanco tienen un lindo gatito y tejen bufandas. No.
    Yo te trataré bien siempre.
    Como leí el otro día en una taza: te quiero y te requiero.

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    1. Claro, Kitty,por experiencia sé que algunos ancianitos adorables han sido en el pasado monstruos malnacidos hijoperrescos de primera categoría. Por eso suelo poner en cuarentena cuanto me cuentan y procuro no juzgar decisiones familiares que vayaustedasaber por qué motivos han sido las que han sido. Que me lío!!!!

      Confío plenamente en vosotras para que, en mi colifatez, no me falten los Ramones y mis tomos encuadernados de éste,nuestro cutreblog. Y vosotras, claro,os necesito hasta el último día de mi vida.

      Yo también te requiero, y de pasote requeterequiero.

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  7. Yo lo que no comprendo es por que después de toda la puta vida trabajando, alguien por ser tu hijo tiene potestad para meterte en un asilo habiendo alternativa y en contra de tu voluntad.

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    1. La palabra asilo, en sí misma, es fea y desfasada... yo trabajo en una residencia asistida, de carácter público y gestionada por una ONG (manda huevos).
      En el caso de Pilar creo que fue más bien un "haz lo que creas mejor, hijo",es de esas mujeres de otra época, que evitan molestar, rehuyen del conflicto, apocadas y sumisas.

      Soy madre y lo que tengo clarísimo es que mi hija no me cuidará cuando yo sea vieja, pero porque a mí no me da la gana. Quiero que haga su vida, que la disfrute, que sea feliz, en todo caso que cuide de sus niños,y no de mí. No me debe nada, yo decidí que viniera al mundo y por haberla mantenido y educado no creo que me deba nada, es mi obligación.

      Kisses.

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  8. Me emocionas, querida, con tus vivencias en la colifatería. Además acabo de felicitarte por tu cumple en el otro post, Recibe kissssses.

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    1. Gracias lovely Johnny!!!!!!!!!!!!! Qué alegría más grande leerte por aquí....ya lo sabes. Un día de estos tenemos que charlotear y contarnos cómo nos va la vida. Me hago vieja, tío, pero.....ROCK'N'ROLL!!!!!

      Kissesssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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