miércoles, 19 de diciembre de 2012

Comer y follar, todo es empezar...

Hace unos meses le dije a alguien lo siguiente:

"Para mí el sexo es análogo al comer. Los gustos culinarios de una persona siempre se pueden traducir a su conducta sexual. La gente con muchas manías en la mesa suele tenerlas también en el tema copulatorio.
A mí me gusta casi todo, y lo que no me gusta, no me gusta nada. A saber, lo único que me haría vomitar de ser obligada a comérmelo es el hígado y los riñones. O que me obligaran a beber un vaso de horchata. Lo demás podría tragármelo.
Visto así parece que no tengo filtro. Y no. Ya sabes que yo soy una persona que cree sobretodo en la química. Si no hay química, no se me abre el apetito. Si hay química entonces es como comer el mejor plato de bacalao o unas fresas o una onza de chocolate negro".

Yo hasta bien crecidita no tenía ningún interés por la comida. Me aburría sentarme en la mesa y dedicarle un tiempo a sabores y texturas. De arcada fácil, cualquier pretexto era bueno para no terminar nunca lo que había en el plato. Mi madre preocupada por la situación, y siendo de una generación en la que las lorzas eran símbolo de salud y belleza, insistió con el médico para que me recetara vitaminas que me abrieran el apetito. No sé muy bien que tomé, solo recuerdo el nombre Osopan, unas pastillas redondas, gigantes y amarillas que costaban de tragar. Eso sí, me puse como un zeppelin, aunque no soy capaz de recordar que me abrieran el apetito.
No fui muy precoz en el tema sexual. Con los años he creído que iba junto, que fui una inapetente. La comida me hacía bola en la boca y el sexo me daba pereza.

Hacia los 20 años, y a raíz de pasar un poco más de un año alejada de casa, fue como si alguien hubiese quitado el tapón que me impedía tragar tanto con los labios de arriba como los de abajo. Descubrí que me gustaba el pescado, que los purés no eran repugnantes, que los huevos no me repetían..., al tiempo que descubrí que el sexo con paciencia y virtud era cojonudo. Descubrí la química, la aleación que se produce con dos cuerpos en incandescencia. Me aficioné tanto a todo, a comer y a follar, que mi vida cambió por completo. Era sumamente feliz, sonreía con mayor frecuencia y el ejercicio compensaba las calorías ingeridas.

Una vez convertida en una gourmet, hacia los 40 años me aficioné a cocinar. No lo había hecho antes, nadie me enseñó y siempre viví con personas que decidieron encargarse de mi alimentación. Sorprendentemente, y sin preparación previa, mis platos son exquisitos, seguramente porque he probado todo lo catable, porque cocino sin prejuicios. Con el sexo pasó lo mismo, durante muchos años hubo quien decidió mi dieta, no negaré que de forma altamente didáctica y con una instrucción suficiente como para pasar la Norma ISO de excelencia fistro pecadora. Ahora que me dedico a ser yo la adiestradora, me doy cuenta de cuanto disfruté abriendo mi mente a nuevas experiencias, de lo mucho que me sirvió para sentirme cómoda en la cama en cualquier situación.

Hoy, que sigo siendo observadora como siempre, constato que muy pocas veces oigo salir de la boca de alguien sexualmente voraz y practicante, frases como "Uishhh qué asco", "Eso está malísimo", "Ahora no tengo hambre" o tantas otras que pueden ejemplificar que ambos apetitos van unidos. Cierto es que siempre puede haber excepciones...aunque dime lo que comes y te diré cómo follas. 
 

18 comentarios:

  1. Of course...me lo como tó, que la cosa está muy mala y nunca sabes si el día de mañana vas a tener algo que llevarte a los labios.

    Per cert, pedasso lentejas las del sábado, qué ricas estaban, ¿eh?...jejejeje.

    Kissesssss, darling grijander Kitty.

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    1. Ya lo sé que tienes muy buena boca!!!
      No sabes la suerte que tenemos de cascárnoslo todo, de que nos guste hasta la más triste de las acelgas... cuando vienen las vacas flacas eso es una virtud.

      Kisses, darling grijander sinco

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    2. Yo no sabría decir qué comida no me gusta. La horchata en verano bien fría me resulta exquisita, y el hígado de pollo en salsa o frito simplemente me resulta un manjar. Los callos tal vez no me resulte agradable su sabor,ni las cesadas de cerdo,poco más.Y si,disfruto comiendo,al igual que de los detalles de la vida: una caricia,un gesto, un abrazo, un beso,una subida gradual de temperatura...un buen plato de sexo.
      Me gustó leer tu reflexión,la comparto 100÷. Eso sí, no hay que sentirse obligados nunca a comer lo que no nos gusta. Hay infinitos platos más que degustar. Saludos.

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  2. Lo importante es, efectivamente, comérselo todo y tragárselo sin rechistar…xD

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    1. Jajajajajaaj noooooooooo, los extremos tampoco son lo más. Pero tener un amplio expectro gustativo ayuda, y mucho. Las tragaderas? mmmmm cuanto más amplias, mejor.

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  3. Que buen artículo! yo pienso igual... y es que cuando te encuentras con alguien sin muchos "resabios" como les decimos aca en Colombia, es genial! es flexible para casi todo :) un abrazo!

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    1. Siiiiiiiiiiiiii, lo has pillado. Flexibilidad, esa es la palabra.
      Un abrazo para ti! Qué ilusión que nos sigas desde tan lejos.

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  4. Vale. Ahora vengo yo, que soy la llepafils a la que no le gusta el queso, ni la mayonesa, ni el tomate, ni ... siguiendo tu teoría (¡¡tienes tannnntas teorías, señora socióloga!!) ahora debería decir que a mi el yantar y el yacer ... ni fu ni fa. Pero no. Sabes que me encanta comer (lo que me gusta) y follar (con quién me gusta) ... así que ... ¿dónde quedo yo?

    ;-)

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    1. A ti te esperaba!!! Sabía que no estarías de acuerdo "llepafils" de mi corazón.
      No te mofes de mis teorías, reconozco que a veces hay desacierto pero siempre parten de la observación más minuciosa.
      Yo no hablo de cantidad, ni siquiera de calidad, hablo del placer. Y ya sé que puede que con poca variedad se obtenga el placer. Tú quedas en mi corazón y en el apartado "pero te pierdes tanto!!!!"

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  5. Bueno, esto me da que pensar. No sé dónde oí la soplapollez de que si bailas mal, follas mal. En fin, con este tipo... digamos... de asociaciones me descojono vivo. A mí, ya de muy pequeño, padre y madre me acostumbraron a papear la carne a la brasa, y a comer ligero por la noche. Mi madre, en concreto, es maniática del equilibro nutricional, así que tenía que tragar de todo en su justa medida: carne, pescado, verdura. Pero hay una cosa que casi nunca me llevo a la boca: caramelos, turrón, chocolate de cualquier tipo, polvorones, dulces en general y bollería. Toda esa variopinta amalgama de mierda no me entra por ningún lado. Así que... quién sabe, al igual follo mal ¡pero lo como que no veas!


    Buen post, Kitty, buen post.

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    1. No, no.
      No follas mal. Y si lo comes bien ya quedas absolutamente perdonado de otras impericias.
      Puede que esta asociación sea tan estúpida como la del baile, pero te juro que me la creo, que he hecho trabajo de campo durante años y podría validar los resultados.
      La asquerosidad de ingerir te prometo que se traduce en algún aspecto del follar.

      Gracias, Cabrón(idas), gracias.

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  6. Yo como de todo menos roscas. A ver si me como algún día una.

    No puedo estar más de acuerdo con Cabrónidas en lo de catalogar soplapollez a la relación baile-folleteo. Qué tendrá que ver mover los brazos como un gili en una discoteca con empujar hasta el fondo, hombrepordios.

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    1. Jajajajajaja en esa teoría no comulgo. Tenéis razón.
      Lo de comer roscas...no sé por qué no te creo. Te has comido alguna, me lo han soplado.

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  7. La proposición tiene un fallo lógico, o de estructura, o de algo.

    Cuanto más como, y más de todo, más engordo.
    Cuanto más engordo, menos ligo.
    Cuanto menos ligo, menos follo.

    Vamoh a vé ónde está el fallo.

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    1. No hay fallo, modèstia a parte.
      No habla el post de "cuanto más como", sino de "cuanta más variedad como". Las cantidades ingeridas ya son cosa de cada cual.
      Y te aseguro, además, que si como mucho pero follo mucho, no engordo, al contrario. Y esto también lo tengo comprobado en mis carnes.

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  8. Me encanta el símil. Aunque difiero.

    Me gusta leerte.

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    1. Me encanta que difieras. El pensamiento único nos llevaría al desastre.

      Me gusta que te guste leernos.

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  9. Pues yo si estoy de acuerdo, los tiquismiquis con la comida lo son tambien con lo otro y ademas es hasta logico, asi que comparto el refran ultimo que has puesto. Un besazo

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