jueves, 4 de abril de 2013

EL ENFOQUE

Cada vez que cojo una cogorza, que suele ser bastante a menudo, me acuerdo de Mat, un niño muy especial.
Sin ir más lejos, hace un par de sábados, con unos cuantos tequilas en el cuerpo y los Dropkick Murphy atronando de fondo, servidora se marcó unos pasitos de "tap dance" con los bracitos en la cintura o con las manitas colgando. Cuando se baila irish el mundo se mueve a otro ritmo, si se baila borracho el mundo tiene un movimiento imposible.

Mat ha vivido 7 años a un ritmo que no era normal, por eso me acuerdo de él en estas circunstancias.
Siempre me ha parecido adorable aunque raro, un niño con unas habilidades distintas a las de los demás.
Durante todos estos años él ha insistido en querer hacer actividades físicas que, tarde o temprano, han acabado por depirmirle, ya que parecía lo que viene llamándose un "patoso de manual".
Así que pareciendo que la naturaleza no le había dotado para jugar al futbol (que él tanto adora), ni para hacer natación y mucho menos correr, su madre, persona sensible donde las haya, dándose cuenta que su hijo era más hábil parado que en movimiento potenció su parte más creativa. Le estimuló para tener un amigo invisible con el que compartir las horas de quietud.
Ella, escultora, se lo llevaba al estudio y le permitía jugar y trabajar con todos los materiales posibles. También jugaba a inventar cuentos que luego su madre transcribía y ambos los ilustraban.
Dado que ella es belga de origen siciliano, aprovechó su calma y poco brío para inocularle el mayor número de lenguas posible consiguiendo que a los 5 años el chaval entendiera perfectamente cualquier conversación en francés, italiano, castellano o catalán.

Muy bonito, sí. Pero la criatura quería jugar con los otros niños.

Su padre tenía otro proceder. Siempre que Mat acudía a una fiesta de cumpleaños le observaba sin entender por qué su hijo se movía como enfundado en un traje de astronauta, lento y torpe.
No sin ciertas reticencias la madre accedió a los deseos del progenitor a consultar con algún médico para encontrar la causa o explicación a tanta lentitud y patosismo, más que nada porque eso parecía generar cierta infelicidad en el chiquillo.
Después de acudir a un par de médicos que no dieron ninguna importancia a que un niño "aparentemente" sano se cogiera siempre de la barandilla para subir o bajar escaleras, que no les pareciera extraño que un chaval de 8 años jamás tuviera la intención de correr, su padres creyeron que debían rendirse a la evidencia que lo único que podían hacer era seguir potenciando el artista que el niño llevaba dentro.

Un día que se dirigían al zoo en autobús, al bajar se les acercó una chica y les dijo "Perdonad, soy médico, neuróloga infantil, ¿vuestro hijo está diagnosticado?". Se quedaron ojiplatosos y concertaron una cita con ella para que le visitara.
Cuando llegaron a la consulta les esperaba con una colega oftalmóloga. Seguían sin salir de su asombro, esa mujer solo con verle moverse supo que algo pasaba. Mat se sentó con toda su parsimonia y procedieron a ponerle unas gafas, se agarró del reposabrazos y chilló "¡¡¡¡¡Uaaaaaaalaaaaaaaaa todo está quieto!!!! Las cosas han dejado de moverse, el suelo está quieto... No me las quitéis, no me las quitéis". Y así supieron que su hijo no era lento, ni idiota, ni patoso, que había vivido toda su corta pero intensa vida en un mundo en constante movimiento, donde los objetos volaban y las escaleras se movían. Él no podía saber que eso no era normal, no conocía la calma.

Hoy Mat juega a futbol, corre, corre todo el día a todas horas, sonríe constantemente y mientras dibuja hace el pino puente. Intenta recuperar el tiempo perdido. Dice que se pondrá lentillas de mayor para no ser un gafotas como Kitty.

Cuando bebo y el mundo se desenfoca y los bordillos crecen haciéndome dar tumbos, me acuerdo siempre de él.



15 comentarios:

  1. Aunque nunca es tarde si la dicha es buena, a los viejos del crío ya les vale, la verdad.

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    1. Pero si lo hicieron de puta madre!!! Cómo iban a saber que su hijo tenía una enfermedad rara sin nombre? A los niños como él siempre los han etiquetado de torpes, patosos... Al menos le potenciaron la parte creativa.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  3. joder, por qué tenéis historias tan buenas ?. A lo mejor porque ser gafotas da un toque..., y pensar que yo me operé de mi gafotismo.

    sul.

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    1. Alguna másqueperra también está operada de gafotismo pero no ha perdido un ápice de su toque.

      Así que te gustan nuestras historias... pues mola!

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  4. me parece una historia preciosa y maravillosamente bien contada. Para que luego diga la prensa que solo escribes bien historias de cochinadas.
    un gafotas

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    1. Nooooooooo, la prensa dice eso de mí???? No me lo creo.
      No sabía que eras gafotas como yo, ahora aún me caes mejor.

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  5. Animalico...siempre que veo niñitos con gafas me entra la ternura y me dan penica, ser esclavo desde tan pequeño es una verdadera lástima, pero bien mirado es la manera de no perderse detalle de un mundo que, aunque a veces cabrón, tiene cosas sorprendentes que enseñar.

    En general el alcohol nos hace ver las cosas distintas, y nos comemos los bordillos doblaos y otras tantas cosas que se ponen por medio....un desastre, vamos.

    Joder, ¿cómo hace este puto frío aún?....mare meua, qué invierno más largo, coño......

    Eptons a trillons, darling grinjander grinder Kitty...que usted lo vea tó bien.

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    1. Oyeeeee que yo llevo gafas desde los 4 añicos y nunca me he sentido esclava. Es una putada no ver bien, pero yo debo ser muy dócil porque nunca me he rebelado contra el gafotismo.

      Os molaría mucho ese niño, es total.

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  6. por momentos temía que la historia evolucionara hacia un "todo es para bien", el chaval desarrolló otras facultades y ahora es un torpe maravilloso y feliz ...
    inevitable no recordar esta escena http://www.youtube.com/watch?v=3KZ6mIsbDc4

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    1. Tienes toda la razón...siempre que veo al chiquillo recuerdo esa peli, de las pocas de Allen que me gustan.

      Si yo tuviera algún talento para escribir ficción habría escrito un relato como el que mencionas, con un niño con superpoderes... pero mi falta de habilidad para eso me conduce a escribir "reality bites". Siento decepcionarte!!!

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  7. Ains, que esos pasicos los dimos juntasss!!!! ;-) ... Convengo contigo en que unos tequilas distorsionan, no me puedo imaginar que todo fuera asi sin tomarme nada. Me parece un horror, pobrecito mio.

    Menos mal que sus padres cogen el bus. Si no, no imagino el suplicio de la pobre criatura durante toda la vida.

    Petons reinita, polla en vinagre Jesus.

    Muacs

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    1. Mola bailar ciega eeeeeeehhhh!!! Y todavía mola más bailar ciega en un bar de borrachuzos.
      Supongo que vivir en un cuerpo lento en un entorno acelerado debe ser terrorífico, y altamente vertiginoso.
      Pero el crío está de puta madre ahora.

      Muacs for you

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  8. Pensar que era tan simple la solución,no?. Un beso

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  9. Pues sí, a veces lo más simple... Conozco un tipo que una vez al año va en una caravana de promoción de la salud por África. Me contó que había un montón de gente que se quedaba ciega por acumulación de legañas. La cura estaba en limpiarlo con camomila y agua caliente... y flipaban!!!

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