lunes, 6 de mayo de 2013

Domestícame

(Gracias a mi amiga Filomena la Amena, quien a veces es preclara y me escupe verdades como puños, sobre todo cuando llevamos unos cuantos 'francos' metidos entre pecho y espalda. Ella me ayudó a redescubrir 'El Principito' a los 42 años, y a comprenderlo en toda su complejidad descomplicada)




¿Qué es "domesticar"?... es crear lazos. Y es algo demasiado olvidado... .

Como bien le dice el "zorro" al Principito, no existen comerciantes de amigos ni de amor y necesitamos domesticarnos para tenernos, para ser felices.


Creamos lazos pacientemente y nos esperamos. 


Y quizás a ti no te gustará la nieve, pero cada vez que la veas te recordará mi pelo. O quizás yo esté lejos del mar, pero recordaré el sabor salado en tu piel cada vez que cocine.


Y en los ritos que nos marcan los tiempos y las formas encontraremos el momento de preparar nuestros corazones para compartirnos. Necesitamos saber cuándo, para no esperar en vano, para no desesperar.


Porque compartir es domesticarnos, es sabernos los unos parte de los otros.


No hay que llorar en la despedida, sino hacerlo en un reencuentro.


Tú mi Príncipe, yo tu zorra.


8 comentarios:

  1. No estoy de acuerdo. Domesticar implica un grado de superioridad por un lado, y sumisión (aunque sea pasivo-agresiva) por el otro. Los lazos a veces surgen espontáneamente y casi siempre entre iguales, algo de la otra persona conecta con algo tuyo, no sabes porqué. Y en eso radica la belleza: sale natural.

    Yo te prefiero sin domesticar, amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues tampoco estoy de acuerdo. No hay que confundir 'domesticar' con 'dominar' o 'domar', no tienen nada que ver.

      Un superior puede dominar a un inferior, un domador puede domar a un león, pero....eso no es domesticación. Los leones y los tigres no serán jamás animales domésticos, por mucho que se levanten a dos patas amenazados por un látigo.

      Pienso que, si no nos domesticáramos unos a otros en cierta medida, si cada cual quisiera conservar intacto todo su lado salvaje, las relaciones serían imposibles y un sindios.

      Ya sé que esta entrada es rara, densa y críptica, pero mira, tengo la mente espesa. El tema da para hablar mucho, lo haremos la próxima vez que nos veamos.

      En esencia, y resumiendo que se hace tarde, creo que existe una necesidad de marcar tiempos y costumbres, de aprender a esperar y a dar sin esperar recibir a cambio más que la emoción de saberse un poco parte del otro.

      Joder, cómo me levanto, per favort.......¡¡paradme!!

      T'estimo, tía....molt.


      Eliminar
  2. Peeeero ¿y si la domesticación es mutua y se cambian bocados desgarradores por mordiscos de los que te llenan la piel de puntitos? ¿Y si el otro es a la vez uno mismo? Cógeme tú por allí, que yo te cojo por aquí hasta que nos reduzcamos el uno al otro y nos acostumbremos a la vista y compañía (he mirado la deficinión en la Rae, sí, ¿qué?).
    Cuando uno vuelva a la nieve y el otro a la playa se deja que el ciclo dé la vuelta que tenga que dar y si hay caminitos que indican que deba ser así, se vuelve a empezar de nuevo, que en el recorrido está el gusto del viaje, dicen.

    Me leeré el Principito otra vez, ahora que ya sé un montón de francés porque estudio muchísimo.
    Bueno, un poco.
    Nada, practicamente.
    Dios mío, me voy a estudiar. Adiós, buenos días.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Has pillado la esencia, Pérez, eres un alumno aventajado...pequeño saltamontes.

      Domesticar, para mí, y tal como se lo explica el zorro al Principito, es básicamente eso: esperarse, necesitarse, pero no del todo, sólo un poquito, lo justo para poder ser uno mismo y a la vez compartir con los demás una ilusión vital, por ínfima o tonta que sea. Ceder, sí, pero no el todo, sólo la parte. Esperar, sí, pero no eternamente, sólo mientras dure la emoción de reencontrarse.

      Persevera con el francés, sé que lo puedes hacer bien. El oral, si eso, ya........ya.

      Kissesssssssss.

      Eliminar
  3. ...no puedo comentar, necesito pensar más. Le doy vueltas... pero no puedo. Bella entrada que me hace pensar, es todo cuanto puedo decir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ayyy, mare meua, cómo nos gusta darle vueltas a la perola a esta banda de aparentes descerebradas...es nuestro deporte favorito. Ese y...bueno, claro, bailar, beber, hablar, reirnos y follar.

      Piensa, amiga, piensa... a mí cualquier día me explota la tarrina rollo 'Scanner', pero qué le vamos a hacer si somos unas 'tontiplosters'.

      Entre marcarnos un Harlem Shake o un 'Cómo comen los animales su comida' o un 'Mazinger Z' en Valls ebrias y ponerse a filosofar baratamente sobre lo divino y lo humano vamos a acabarfatal de lo nuestro.

      Love you, grinder grijander Kitty, lo debatimos en tu casa en breve.

      Eliminar
  4. Refrán del refranero popular:
    "Por la cola se reconoce... a la zorra".
    Es peyorativo para quienes (casi todos) distinguen el rabo del lobo con el del zorro, pero los pocos que diferencian al macho de la hembra por su más visible distinción, saben mejor que nadie su significado.
    Si al leer "El principito" no intercalas tu tú como otro capítulo, recordarás sólo al elefante dentro de la boa; como los niños.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ah!, pero...¿no era un sombrero?.

      Por supuesto, Bixen, hay mucho que aprender y reflexionar en ese pequeño gran libro.

      Las zorras y las lobas bailan por las noches. Los lobos aúllan, los zorros parece que chillen. Las boas...las boas siempre tienen hambre. Los elefantes mucha memoria.

      Y los Principitos no existen. Y menos los azules.

      Kisses.

      Eliminar

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails