viernes, 20 de septiembre de 2013

IMBECILANDIA



No soy capaz de recordar el número de veces que he tenido ganas de mandar a la mierda a alguna  persona, de las muchas, que se dedique al trato con el público y/o usuario.
En casi todas las ocasiones que eso se ha producido no ha ido más allá de un "¡¡¡¡A la mierda!!!!" mental, solo para mis adentros.
Hasta ayer...

No le pido a nadie que sea simpático, pero trabajar cara al público debe llevar implícita la capacidad de aguantar a los gilipollas, a los que no lo son y que encima no se note que le pareces gilipollas.
Tampoco le pido a nadie que sea empático, solo que responda a las preguntas con un "sí", "no" o "no lo sé". Es más, agradezco que se limite simplemente a eso, si abusa de simpatía, me caerá gordo.

Me toca hacer la Primitiva cada 3 semanas, lo hacemos rotatorio. Si coincide en época laboral siempre voy a la misma administración de lotería porque la tengo a cruzar una calle. No creo que pueda volver a ir a echarla allí.

Esa rubia siempre ha sido siesa, he tenido miles de "¡¡¡¡A la mierda!!!!" mentales cuando la tengo delante detrás de esa cristalera que parece el Acorazado Potemkin. Aunque ella nunca saluda ni se dirige a quien tiene que atender, yo sigo dándole las buenas tardes cuando me toca. Le entrego amablemente el boleto depositándolo en la ranura y espero que me devuelva el boleto con su resguardo de apuesta semanal. También espero que escupa un "...seis euros", sin utilizar verbo ni nada, eso sí que es economía del lenguaje y capacidad de resumen. Si mi transacción termina ahí, la sangre no llega al río, puedo soportar esa mala educación.
Si tengo que hacer algo más que requiera de su esfuerzo, como ocurrió ayer, pues...me vi en la obligación de increparla. 

Tenía unos 4 justificantes para revisar, no recordaba si ya los había mirado yo y me había olvidado de tirarlos a la papelera, o si por el contrario seguían estando en mi agenda para cobrarlos. Pagué los seis euros y le pregunté si sería taaaaan amable de mirarme si había premio. Masculló algo entre dientes pero no la oí. Pasó los papelitos por la maquinita que chiva si hay premio y mi vista no alcanzaba a ver el resultado, así que seguía con la incógnita sobre si, por fin, podría comprarme la Isla de Bora-Bora. Regresó a la ventanilla y deslizó los papeles por la ranura para, acto seguido, ladear la cabeza como invitando al siguiente mientras yo le formulaba la pregunta: ¿son todos para tirar?. Obviamente no contestó y yo me escuché decir: ¿es necesario que seas tan imbécil, va en el sueldo?
Sí, lo oí yo, ella y todos los que hacían cola...y no obtuve respuesta, pero qué a gusto me quedé.



6 comentarios:

  1. Además de quedarte tan pancha, deberías poner una queja formal en el establecimiento. Seguramente tenga una jefa y hay un porrón de personas en paro que matarían por darte los buenos días mientras te sellan la primi porque saben que van a pagarles por eso.

    tampoco yo puedo con la mala educación, me da igual si es en ámbito laboral o no.

    Buenas tardes, tardes.

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  2. Hay gente que no está hecha para trabajar cara al público, es así de sencillo.
    Y hay gente sin educación, de ningún tipo. Si coinciden las 2 en un mismo cuerpo, tienes a tu lotera, por ejemplo.
    Yo me pegué 5 años trabajando cara al público, y de vez en cuando me entraban ganas de escacharle la cabeza a algún cliente, así, como suena. Mis razones tenía, eso sí. No era aleatorio, ni cada 50 que entraban.... pero no lo hice nunca. Es más, sonreía y trataba de que no se transparentaran mis pensamientos en ese momento. Una cosa es que cuentes tu vida a todos los clientes a los que atiendes, y que les enseñes fotos de tus hijos/sobrinos/nietos/mascotas sin conocerles de nada (me ha pasado más de una vez), y otra cosa es no dirigir la palabra a un cliente. Eso no se hace.
    Yo hubiera hecho como tú, llega un momento en el que la paciencia se agota.
    ¿No te aplaudió el resto de la fila?
    Ya nos contarás cómo sigue la historia cuando te toque, dentro de 3 semanas, volver a sellar la primi.



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  3. Hiciste bien, Kitty, hiciste bien. A veces, se nos acumula la presión y tiene que ser liberada contra quien la produce. Yo trabajé hace tiempo en la ITV. Me divertía de lo lindo con la enrome cantidad de personalidades con las que llegué a tratar. Era casi orgásmico cuando un coche no pasaba la revisión y yo era el operario que así lo decidía. Muchos y muchas se rebotaban enérgicamente y ahí era, como hijoputa que soy, cuando más disfrutaba. Se encolerizaban, se les enrojecía el careto y bravaman. Y lo que más les enfurecía es que yo jamás perdía la compostura y las buenas maneras, diciéndoles cosas tales como: "tranquilícese, señora ¿no sufrirá usted de hipertensión?" o "Calma, caballero, ¿no llevará usted un marcapasos?" Obviamente, El jefe de estación me llamo la atención, pero mi educación siempre fue exquisita".:)

    Bien hecho, Kitty, porque a los maleducados hay que ponerlos en su sitio.:)

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  4. Plasplasplas.

    Hija mía, tanta mala educación, yo que saludo hasta a las macetas de la del bajo... Me subo en un ascensor y digo buenos días, y no responde nadie, pues hala, mira qué bien. Ahora, no me pidas educación de vuelta, ni me aparto para que pases ni me molesto en preguntar a qué piso vas. Si no me has oído cuando te he deseado buenos días, yo tampoco te oigo cuando me pides que me aparte.

    La otra cara de la moneda es esa cajera de Lidl a la que nadie saluda, le dices sonriendo "buenas tardes", le das las gracias cuando te da el cambio, y le deseas un buen día, y ves cómo le cambia el semblante. Oh, ese momento es maravilloso.

    Te confesaré una cosa: tengo unos vecinos de escalera que, después de 17 años, todavía no me saludan. Yo lo hago por joderles, con toda mi educación, porque se ve que les molesta xD Es morbo puro, después de tanto tiempo xD

    Un besete :*

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  5. Buf... Y lo mal que se queda uno cuando se tiene que tragar lo que piensa. En un establecimiento de estos pues da lo mismo, vas a otro y asunto resuelto, el problema es cuando te tratan así desde la administración, a sabiendas de que estás en sus manos y que poco puedes hacer si no estás contento con el trato, porque si protestas... puede ser peor. Me ha pasado en el INEM y en la Seguridad Social con dos amargadas. Te entran ganas de decirles que si no quieren trabajar le dejen el puesto a otro, a parte de otras cosas de mal gusto, por eso de desestresarte. Afortunadamente también hay gente amable que sabe que está allí para atenderte e intentan ayudarte en todo lo que pueden.

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