
Conduciendo de vuelta, tengo el cuerpo de Rammstein, las meninges me piden ruido y volumen. Ellos son lo que necesito, machacones, tralleros, simplones y gustan más cuanto más alto los escuchas. El camino es largo y cuando llevo 100 km recorridos y una hora escuchándoles sin tregua, tengo el seso casi licuado y mi imaginación se dispara al ritmo de sus acordes.
Me asaltan visiones de repente, incontrolables, y mis jodidas neuronas juegan con recuerdos recientes en mi mente perversa y yo lo veo todo en primera fila. Unamos a los cazadores con su jauría, la película "Zombies Nazis" con la que no hace mucho me regodeé y "Waidmanns Heil" de Rammstein, canción dedicada a la jerga cazadora alemana que suena en ese momento en el cutre aparato de mi troncomóvil, pero a toda leche, eso sí.
(A partir de aquí recomiendo escuchar la canción que he pegado al final del texto, y a un volumen atronador, a poder ser).
Les veo correr a toda velocidad, las caras desencajadas y tan asustados que ni tan sólo son capaces de mirar atrás. Tras ellos un grupo de zombies nazis como los de la película, cabrones despiadados que corren que se las pelan y reparten unas hostias de padre y muy señor mío, eso siempre antes de sacarte las tripas y hacer con ellas una tirolina entre dos árboles. Por más que les disparan no sirve de nada, ¡que ya están muertos, joder!. ¡Ay, qué paradojas de la vida!...los cazadores ahora son las presas y sienten el miedo tan dentro que se marean y vomitan, porque saben que van a morir. Corriendo entre los robles, al mirar atrás uno se golpea contra un árbol y cae tendido al suelo, un lecho de hojarasca de pleno otoño.En estado de semiconsciencia tiene tiempo de mirar a los ojos a su verdugo, que le sonrié con sólo media mandíbula y un color francamente muy malo, qué poco sol debe hacer en Alemania. Le hunde el brazo hasta el codo en pleno abdomen y rebusca entre las entrañas hasta dar con su hígado...se lo saca y se lo echa a uno de los perros que, sin pensarlo, se pone a devorarlo. Mientras agoniza aún tiene tiempo de escuchar como le dice al oído "Wainsmanns heil", susurrando...un saludo entre cazadores, hoy ha tocado ser cazado, qué vida ésta....Otro de ellos ha sido apresado por dos putos zombies que le están dando tal paliza que las de Tyler Durden parecen de patio de colegio. Entre puñetazo y patadón en la boca, le saltan las pelotas por los aires con su propia escopeta, ¿duele?, ¿casi mejor te rematamos para que no sufras, desgraciado?. Un buen mordisco en toda la yugular, de esos que te la arrancan y hacen sonar los músculos como un arpa cuando se cortan y los borbotones calientes de sangre dan color a la escena y huelen a vida. ¡¡¡Corred, corred!!! Ahora sabeis lo que se siente cuando te persiguen para matarte, ahora, tal vez, os dais cuenta de lo miserable que es matar por el placer de ganar. Debo decirlo...por mucho que corrais, ellos siempre van a hacerlo más rápido, así que...alea jacta est.