martes, 6 de mayo de 2014

El bosque incendiado


El domingo por la mañana fuimos hasta el bosque incendiado. Intuíamos (o sabíamos a ciencia cierta) que no íbamos a encontrar el tesoro que andábamos buscando, pero aún así había tantas ganas de montaña que subimos y subimos hasta dar con la desolación y las cenizas.
Pese a haber llovido algunos días esta primavera la aridez era severa. A los cinco minutos de estar allí ni brizna de esperanza quedaba en nuestro anhelo enfermizo de hallar el tesoro.
Los árboles quemados tiznaban nuestras manos en el triscar, y entre ellos la vegetación verde y flamante ya empezaba a despuntar con ganas.
G., que había venido al pueblo el viernes para respirar aire, le contaba a los demás el cambio de rumbo que acababa de tomar su vida. La decisión es firme pese a haber sufrido el chantaje emocional de un pusilánime, no hay vuelta atrás, una sabia determinación, valiente y necesaria.
Fue entonces cuando O. nos contó lo del desembarco de Normandía y a mí me pareció una metáfora acertada, muy bien traída en el contexto en el que estábamos todos: en un bosque arrasado, donde la naturaleza sigue su curso, buscando un grial que sabíamos que no íbamos a encontrar y sin embargo, allí estábamos. Persistentes, cansados pero con fuerza. Y G. con el corazón también arrasado, dudando de la felicidad y de la existencia.

Durante aquellos días de batalla, bombas, incendios y cadáveres cambiaron el paisaje de la zona, dejándolo arrasado, calcinado y seguramente bien abonado. Justo un año después, en aquél mismo lugar, se dio la recolección de morchella más grande jamás conocida. Esas setas caprichosas suelen salir en zonas que han sufrido enormemente, y qué mejor lugar que el campo de batalla. Viven de la devastación.

Después de un incendio solo hay que esperar a rebrotar. La vida gana casi todas las batallas. 

Hay que dejarse la piel en la lucha. Siempre y hasta el final.

12 comentarios:

  1. Morchella, una seta tan deliciosa como difícil de encontrar....
    Mejor buscarlas al segundo o tercer año de la quema.

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    1. La única vez que he encontrado fue en un bosque a 5km de mi casa. El año anterior había habido un vendaval que lo había dejado todo como si hubiera pasado Godzilla por allí. Entre los árboles caídos aparecieron múrgoles como puños...y fui felizzzzzzzz.

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  2. Pero el paisaje desolador ahí queda

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    1. Sí, pero sólo unos meses después la vida empieza a pugnar por la supervivencia. Y a buen seguro dentro de 10 años nadie sabrá que allí hubo un incendio. Ya no te digo dentro de 50...

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  3. JO-DER, contigo siempre aprendo algo...
    Bonito símil y bonita entrada.
    A veces, y solo a veces, hay que agazaparse y dejar pasar el incendio. La lucha agota.
    Love U.

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    1. Sapere Aude, como bien aconseja Cabrónidas, es mutuo y es de lo mejor que tenemos. Yo creo que por mucho que uno se agache le acaban pillando las llamas, tarde o temprano. Sí, agota muchas veces, pero no queda otra, darling. Quemar para replant(e)ar.
      Love U 2.

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  4. Pocas cosas entristecen tanto como un bosque quemado.

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    1. Como amante de la naturaleza te digo que sí, que es muy triste contemplar un bosque quemado. Pero hay cosas muchísimo más tristes que esa (ahora pensaba en esas casi 300 niñas nigerianas a manos de vándalos hijos de perra, cuyo mejor final sería una muerte rápida...eso sí, para ellos desempolvaría todos los artilugios habidos y por haber de la Santa Inquisición, se iban a cagar, malditos cabrones...)

      Kisses.

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  5. Me ha encantado. Precioso post niña.

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    1. Aish....gracias Lagarta. Qué ganicas de versus, tías!!!

      Mmmmmmmmmmmuack!!!!!

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  6. Has sabido encontrar grandes palabras para acompañar la desolación. Me ha encantado tu post gran mujer. Eres un poquito más grande. Recibe por ello una tanda de kisssses mayor de lo habitual.

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    1. ¡¡¡Gracias, lovely Johnny!!! Al final no voy a caber en mí, puto adulador... ya sabes, siempre después de un incendio otros vendrán. Pero todo, igual que se extingue, renace. ¡¡Qué te voy a contar a ti que eres valencià!! De otra cosa no sé, pero de fuegos entendéis la hostia.

      Kissessssssssssssssssssss a trillones.

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