Leo en la contra de La Vanguardia que existe un periodista que se dedica a coleccionar, o más bien recopilar, noticias curiosas y que parecen increíbles. A veces sale gente muy interesante, no me parece éste un tipo muy interesante (tengo bastante fobia a los coleccionistas) pero contesta de forma simpática las preguntas, así que leo. De las no sé cuantas miles de noticias que tiene catalogadas, le preguntan ¿cuál ha sido la noticia sobre deportes más descabellada?, ¿qué noticia cuesta más de creer?, ¿hay muchas de ladrones tontos?, así hasta llegar a ¿ha habido alguna vez una noticia que te haya cortado la respiración?, a lo que él contesta: "la de un hombre israelí que pidió un servicio de prostitución desde un hotel y acudió su hija a hacer el servicio". Yo esperaba una respuesta absolutamente macabra, pero sí, esta hiela bastante la sangre. Jode.Imagino la situación y... aishhhh duele!!! No creo que estos dos se hayan vuelto a mirar a la cara.
Lo curioso del caso es que llevo tiempo pensando en esto. Conoces a gente por la red, y a veces, te asaltan dudas. Yo soy de naturaleza discreta, poco curiosa para las vidas ajenas, casi prefiero no saber a saber demasiado, pero últimamente no me quito de la cabeza que puedo conocer al tipo que me está poniendo mirando para Cuenca desde el teclado de un ordenador. Sin ir más lejos, la semana pasada me desperté con el corazón acelarado. Soñé que llegaba al trabajo y no había nada encima mi mesa. Soy el caos, mi mesa está siempre a rebosar de papeles, nadie se explica como sé dónde están las cosas (lo de archivar lo llevo un poco atrasado). En esta pesadilla miraba a mi alrededor y nadie sabía darme una explicación. Me dirigía al despacho de mi jefe, llamaba a la puerta y entraba, a lo que él respondía levántadose de la silla, poniendo los dedos en cruz y diciéndome "vade retro", ni te acerques, guarra. ¡Estás despedida! y ni se te ocurra explicárselo a nadie.
Al despertar recordé vagamente que en mi sueño acudía a una cita y el interfecto era él. Mi jefe, un hombre católico practicante que miente como un bellaco y no se corta en acusar a los demás para salvar el culo. Un perla, vamos. Como el padre de la pobre puta judía.








