domingo, 20 de junio de 2010

ROAD MOVIE


Ayer decidí salir hacia el pueblo andando desde otro cercano. Tenía ganas de caminar, de pensar. Eran ya las ocho menos cuarto de la tarde y el cielo estaba negrísimo; aún así le dije a mi amiga M que se fuera en el coche que yo ya llegaría andando. "Te vas a mojar, estás loca, tía, se te hará de noche"..."Mujer, tú si ves que llueve mucho sal a buscarme con el coche, joder, pero mucho, porque si es poquito prefiero mojarme". Enfilé la calle mayor para buscar el primer rótulo del GR que tenía pensado coger. Empecé a andar con buen ritmo, pensando en lo insensata que soy a veces y en la tunda de agua que se me avecinaba. El cielo estaba cargado de unas nubes gris plomizo y el sol empezaba a caer por poniente. Soplaba un aire más bien fresquito y crepitaban las espigas de trigo y cebada a ambos lados del camino. Ese viento típico que precede a las tormentas estaba helando las gotas de sudor que expelían mis poros. Me puse a cantar "Quiero ser silvestre", fue un himno una temporada de mi vida, justo antes de dar el salto a la vida campestre y convertirme en Laura Ingalls pero vestida de negro y lisérgica. Entonces me puse a pensar en lo sencilla que es la vida, todas aquellas espigas habían crecido desde sus simientes gracias a la lluvia, una semilla, un líquido elemento, siempre es lo mismo. Respiré el aire cargándome de la preñez de aquellos campos fecundados a punto de ser cosechados. Vibró el teléfono en el bolsillo de mi pantalón, era mi amiga Salamandra, no lo cogí tenía ganas de pensar, no de hablar. Perdona, chati, sabes que te quiero mucho, pero a veces necesito paladear la soledad. Vuelve a vibrar y en la pantillita azul leo: "ÉL, llamando". ¿Él?.
-¿Sí?, ¿hola?.
-Hola.
-¿Quién eres?.
-Soy YO.
-No te conozco, mira, ando por el campo y está a punto de llover, no puedo hablar mucho.
-Lo sé, por eso te llamo. Voy a llover sobre ti, voy a descargarme y quiero que abras bien la boca, los brazos y las piernas para llenarte. Cuando acabe disfruta del aroma de la tierra mojada.
-Pero....voy a llegar chorreando, igual pillo una pulmonía, se van a preocupar por mí...
Ha colgado. Al cabo de pocos minutos el cielo empieza a abrirse frente a mí y veo aparecer la luna en cuarto creciente, con toda su preñez, mostrándose ante un sol rojizo agónico.
Entre todos mis pensamientos repaso a las personas que quiero, a las que anhelo, a las que ya no están y a las que vendrán. Algunas me están esperando para una noche etílica de risas....fue buena.
He llegado, han sido 7 kilómetros en una hora y media. Me paro un momento en la cruz de término y pego un grito enorme soltando millones de flores por mi boca que llenaron los campos de color.
Veo la torre del siglo XI, el castillo y la iglesia y empiezo a bajar por la callejuelas empedradas con la ilusión renovada y ganas de comerme esas gambas prometidas por el Primo. Me las he ganado.

2 comentarios:

  1. Precioso ...
    Por cómo te lo has currado y por las risas de después, te perdono qe no me cogieras el telf, zorrángana
    Qué resaca más mala, por cierto

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  2. Sí, la verdad, aún no soy yo del todo...pero qué risa....amiga, te quiero.

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