Joder, ¿tanto costaba?
Y no, tampoco pegué ningún braguetazo cuando tenía mis carnes en la cantidad y posición adecuadas.
Total, que se han acabado las vacaciones y aquí me hallo, de nuevo, en esta infausta mesa, de la cual ni recuerdo el color por la montaña de papeles que la adornan. Y me he dicho a migomisma, pues oye, a las penas puñalás, ponte a escribir en el blog (que ya tardas) y te cagas en algo/alguien, que eso siempre alivia. Y en estas me encontrais ...
Y claro, aquí viene lo bueno ... ¿por dónde empiezo? porque en tres semanas de vacaciones he acumulado tantas ...
- Apartamentos que en Internet te venden como que están a 10 minutos del mar, y que efectivamente lo están. Si conduces un reactor de combustión supersónica y cuadriplicas la velocidad de la luz. Me chupé 1300 Km para tirarme en la playa como la lagarta que soy, y si cuento las horas que estuve en la playa y las que me tiré “in itinere” os juro que no me salen las cuentas.
- En los apartamentos también ponía que eran de 4 personas ... eso quería decir que había 4 vasos, 4 platos, 4 cucharas ... en fin, 4 de todo. ¿Que sois 4 y quereis comer primer y segundo plato, y después postre? pues nada, entre el primero y el segundo, y entre el segundo y el postre, me fregais toda la cacharrería, total, ¿no estais de vacaciones? pues no teneis nada mejor que hacer, leñe.
- Lo más divertido era la tipa dueña de los bungalofses: una matrona alemana ENORME (de alta, de ancha y de profunda) a la que solamente veías entrar por la puerta lateral y medio agachada (no fuera que tuvieras que quejarte de algo) y que al llegar ni tan solo vino a recibirnos, sino que nos había dejado la llave puesta en la puerta con una nota que ponía, literalmente: "Bienvenida salamandra, mi niña tiene invitasion, nos vemos". Yo os juro que la nota me inquietó, no sabía si nos estaba invitando a algo o era un mensaje en clave. Hasta que una de las tardes vi que entraba por la puerta lateral una mini-matrona, igual de enorme dentro de su edad y en la misma postura "quenomeveanquenomevean", por lo que ya entendí que se trataba de su hija y que posiblemente la nota que nos dejó colgada quería decir que habían invitado a mini fräulein a una fiesta/merienda/matanza del cerdo/a saber, y que por eso no estaba allí. Lo más bueno fue cuando después de nosotros se fueron llenando el resto de los bungalofses y la nota se repetía en cada puerta. O mini-fräulein era la niña más popular del condado, o la tipa no tenía putas ganas de confraternizar.


Podría también hablar de por qué extraño efecto óptico parece que los helados Frigo son cada vez más pequeños (Sres. Frigo, ¿han hecho Vdes. algún estudio al respecto?), o por qué misteriosa confabulación en las ondas es prácticamente imposible escuchar la radio en el coche sin tener que soportar a la inefable Shakira dándole al waka-waka (esto es carne de conspiranoia, ¡Ikeeeeer!), o porqué tengo una tendencia irredenta a sentarme en la zona del camarero petardo con el que acabo casi a hostias y no en la del que chana ...
Pero no será ahora, porque son casi las 15.00 de la tarde, y como decía una antigua compañera de trabajo a la que quise mucho: “si no somos puntuales para entrar, seámoslo al menos para salir”.
Feliz reentrée