jueves, 6 de octubre de 2011
HIJOPUTISMO EN TIEMPOS DE GUERRA
Tengo debilidad por las historias relacionadas con la familia de mi madre. Hay muchas anécdotas y situaciones que dan para escribir más de una entrada. Pero hay una, que tiene que ver con la familia paterna, que me sacudió mucho cuando me la contó mi tío hace poco más de tres años.
Mis abuelos paternos eran gente humilde. Mi padre y mi tío eran hijos de un sastre y una portera de un inmueble del barrio barcelonés del Raval . Cuando estalló la guerra pasaron bastantes privaciones, sobretodo alimenticias. Recuerdo que mi padre tenía muchas manías con la comida y mi madre siempre le decía que no parecía que hubiese pasado una guerra, a lo que él respondía que había aborrecido alimentos y que había sido de los que había comido gato por liebre.
De mi abuelo apenas he oído hablar en toda mi vida, pero lo poco que sé es que era un hombre tranquilo, bueno, al que le gustaba la música y leer. Existen pocas fotografías de él, a lo que puedo decir que era más feo que Picio, con cara de golondrina y aspecto bonachón. Murió mucho antes que yo naciera.
A mi abuela la conocí. Me cuesta describirla. Creo que lo que mejor la definiría sería "ser inmisericorde y sin entrañas", vaya, una grandísima cabrona.
Durante la guerra mi abuela decidió sacar del colegio a su hijo mayor, mi padre, y ponerlo de aprendiz de ebanista. Entiendo que la necesidad imperaba, pero solo tenía 8 años. Mi tío se salvó porque solo tenía 3. Vivían en la portería junto con mi bisabuela, la madre de la soberana cabrona (que por lo visto era The Queen of Cabrona's) y entre unas pesetillas por aquí y otras por allá consiguieron sobrevivir hasta la postguerra.
En la sastrería donde estaba empleado mi abuelo, la guerra no les había perjudicado del todo. Realizaban encargos para uniformes militares. Al terminar, no había ni para comer y mucho menos para comprar trajes. Así que despidieron a mi abuelo.
Mi abuelo llegó a casa y comentó que le habían echado del trabajo. Se llevó una bronca monumental de su mujer y su suegra: "eres un calzonazos, no te haces valer...", "ahora qué vamos a comer, pedazo cobarde", "vuelve a la tienda y plántale cara, recupera tu trabajo"... El pobre hombre, al día siguiente se fue a su antiguo lugar de trabajo e hizo todo lo que le habían mandado las dos arpías. Salió de allí con varias costillas rotas, sin piños y con una denuncia por sindicalista, subversivo y anarquista.
A las pocas horas fueron a su casa a detenerle. Se lo llevaron mientras mi abuela gritaba "ya te lo decía yo que esto de ser tan de izquierdas y respondón te traería problemas". Cogió a sus dos hijos que habían presenciado la detención y les dijo "mejor que esté en la cárcel que en casa haciendo gasto".
Al pobre hombre con cara de pájaro lo llevaron a los calabozos de Via Laietana en Barcelona. Allí acabaron de saltarle los pocos piños que le quedaban con un par de palizas para que delatara a más compañeros.
Finalmente lo trasladaron al Penal de Valencia y allí estuvo preso más de doce años. Mi abuela nunca fue a verle, sus hijos solo un par de veces. Le dejaron salir porque estaba muy enfermo. Murió de tuberculosis al cabo de un par de años.
La verdad es que, desde que conocí esta historia, me pesa mucho menos el apellido.
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Animalico...pobre hombre...ésta no la sabía, me he quedado flipando y triste. Hay que ver qué malas son algunas mujeres y qué Pánfilos algunos hombres.
ResponderEliminarKissesss!!
¡Diosss! por favor, ¿pero cómo es posible que tantas personas hayan dado con sus huesos en la cárcel - los más afortunados- o en la fosa -los menos- por cosas TAN GILIPOLLAS?
ResponderEliminarPobre hombre. Qué injusto. ¿Cómo llevaba tu padre tener a estas brujas por madre y abuela?
Qué triste me has dejado Kitty ...
Joder, una historia tremenda, y la frase "mejor que esté en la cárcel que en casa haciendo gasto", lapidaria.
ResponderEliminarRealidad de una época y un orden de prioridades, empezando hacia tu propia sangre, que se escapan.
Impresionante.
Muy buena la historia. Algunas personas son asi, achuchando y si luego sale mal, "ya te lo dije" realmente impresionante. Mi abuelo materno le paso lo mismo y murió al poco de salir del campo de concentración. En cambio mi abuelo paterno se cambio la identidad y se volvió a casar dejando colgados a los hijos (mi abuela había muerto) y duró hasta los 86 años.
ResponderEliminarMe quedo muelta y yo que pensaba que mi abuela era un buen bicho..
ResponderEliminarDeberías dejar de ver neorrealismo italiano.
ResponderEliminarTerrible historia. La guerra y el hambre sacan lo peor de la gente, pero el caso de tu abuela me ha hecho estremecer.No creo que tu abuelo fuese en la cárcel más desgraciado de lo que lo habría sido al lado de tan mala persona.
ResponderEliminarJoder con la abuela... Esto no es ser mala, es lo siguiente.
ResponderEliminarMala gente, mala época...No tienen por que estar relacionadas, pero en las malas épocas sale lo peor de cada uno....
ResponderEliminarPerdona Kitty, pero...¡¡ Que japuta tu abuela!!!
"inmisiricorde y sin entrañas" parece una definición acertadísima, después de leer lo leído. tasmania de estiercol.
ResponderEliminarEspero que hayas heredado más bien poco de tu abuela, la recontrarrecabronaquelaparió!!!
ResponderEliminarSinco: era muy cabrona, pero nos hemos pegado muchas risas con sus miserias. Do you remember que te contaba que de postres para 7 traía un solo plátano?
ResponderEliminarSalamandra: pues no sé. Con mi padre nunca hablé de sentimientos. Supongo que gran parte de su comportamiento era herencia de esa mala bruja.
Sergio: fíjate si era lapidaria la frase que mi tío solo tenía unos 7 años y la tiene grabada a fuego.
Aris: tienes razón. Es un perfil de persona que abunda más de lo que nos pensamos.
Miss Hurry: bichos hay muchos y de muchas especies!
Lagartijo: me encanta el neorrealismo italiano o español. Pero anda... no me toques los cojones!
Lili: hay situaciones que agudizan ser un trepa, pero tanta maldad! No sé si estuvo mejor, aunque lo dudo.
Uri: sí HIJAPUTA!!! Què hi farem!
MasDamm: lógicamente hay que contextualizar la historia. Y no juzgo, pero lo dicho anteriormente: japuta y mucho.
raúl: la palabra más cariñosa que me dedicó era "cap de coco", no me preguntes por qué.
jon: tengo testigas en este blog que atestiguan que no tengo ni un gen de mi abuela, soy buena, palabrita.
Glup.
ResponderEliminarLa realidad supera a la ficción...
Menuda... ¿y el entierro la gente decía que era un encanto de persona o era tan ... que en este caso se decía la verdad?
ResponderEliminarTremenda historia.
ResponderEliminarTesa: la realidad siempre va por delante de la ficción. Por eso nos gusta ver ficción, porque edulcura la realidad.
ResponderEliminarLobo: pues mira, no lloraron, sus hijos, no lloramos sus nietos ni biznietos, y sus nueras no hacían palmas con las orejas por aquello del qué dirán. No dejó un gran vacío, no.
Pseudo: hay millones de historias como esta. Lo tremendo es haber compartido mesa, conversaciones, y una parte de tu vida con alguien taaaan mezquino. Eso es lo tremendo.
Es increíble como hay gente con tan pocos escrúpulos y tan fría, pero quizá fuese por las circunstancias que les toco vivir.
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