miércoles, 9 de febrero de 2011

Historias de gimnasio


Al hilo de lo que escribía Gonzalo aquí, o lo que le comentaba a Pseudosocióloga aquí, voy a lanzarme a explicar lo que vienen siendo mis mañanas de gimnasio. Hace tiempo que quería escribir sobre ellas, porque lo que sucede intramuros de un gimnasio pijo, creedme, no tiene parangón.

Empecemos por el principio: a mi, el gimnasio, no me gusta. Pero nada. Lo detesto. Nunca había ido y pensaba que nunca lo haría, tonta de mi. Peeeero -a la vejez viruelas- cuando me aburrí de mis dolores de espalda fui a diagnosticármelo y resulta que tengo una hernia discal a la altura del rellomillo trasero. Y artrosis de dos vértebras. Y un islote óseo, sabe Dios que será eso (eh, y no tengo nada más porque no me pongo, que pa’chula yo). Total, que duele mucho. La cabrona de mi hernia no es ni lo suficientemente grande para ser quirúrgica, ni lo suficientemente pequeña para no dar por saco. Así que el médico me dio tres opciones: tomar antiinflamatorios cada día, hacer natación, o joderme. Escogí la segunda, he nacido para la aventura. Agujetas aparte.

Así que me lancé a la búsqueda y captura de piscina por mi zona, y me apunté a un Club deportivo municipal, de los que son muuuy baratos pero están muuuuy llenos. Como mi intención era ir de 7 h. a 8 h. de la mañana, ilusamente pensé que estaría sola junto con la señora que abría la puerta, pero no. La realidad fue que compartía piscina con una ingente cantidad de yayas que la habían tomado como club social. Ojo, no me parece mal, que vivan su envejecimiento de manera activa me parece lo más, ¡pero que lo hagan a otras horas, leñe, que están jubiladas!. Tienen toda la mañana libre para hacer lo que quieran (como dormir, por ejemplo) y en cambio los curritos que vamos a las 7 h. -con la legaña puesta- lo hacemos porque no hay otro remedio. Nadamos, nos duchamos a toda mecha, salimos escopeteados y con suerte llegamos a trabajar a las 9 h.

La cuestión es que cuando yo llegaba con el firme propósito de hacerme unos cuantos largos lo más rápidamente posible, las estorbaba. Porque ellas no iban a nadar, ni siquiera a andar por la piscina (que hay muchas que lo hacen, es la nueva moda). No. Ellas iban en plan cuchipandi y se atrincheraban en los carriles de velocidad baja y media a montar la juerga y a explicarse la vida. Claro, cuando yo llegaba hasta ellas siempre me chocaba con alguna, porque evidentemente, YO era la intrusa, así que allí no se apartaba ni panete. ¡Y hasta me llamaban la atención! “nena, mira por donde vas”. Señora, apártese, esto es una piscina, no el corrillo de la Campos. Se viene a nadar y no a pasarle la receta del fricandó a la vecina. Misión imposible.

Después de unos cuantos meses y berrinches me harté de ellas (bueno, más bien de reprimirme las ganas de pegarles cuatro voces por aquello del respeto a los mayores) y me busqué otra piscina. Lo único que encontré relativamente cerca de mi casa fue un supergimnasio pijoquetemueres. Entré pensando que sería carísimo, pero como acababan de inaugurar y tenían todavía pocos socios, estaban de promoción y me costaba casi lo mismo que el Imserso piscinero. ¿Puedo ver la piscina?. Cómo no. A la piscina se llegaba atravesando el vestidor, y allí ya pensé “qué nivel, Maribel”. Suelo de mármol, taquillas de wengé, pantallas de plasma con los horarios de las clases, sauna, baño turco, jacuzzi, toallas gratis, secadores de pelo, gel de baño, perfume... en ese momento mis pies no tocaban ya al suelo, pero es que cuando llegué a la “zona de aguas” casi me da un paralís: ducha nebulizada, ducha bitérmica, fuente de hielo, sauna, baño de vapor, tumbonas de relax con hilo musical, y lo mejor: ¡TRES piscinas!. No daba crédito a tanto derroche. Piscina para los que quieren nadar, otra más pequeña –pero igualmente enorme- para hacer Acuagim (¡perdón! que en cool le llaman Up-Aqua) y otra de agua caliente con chorritos, burbujas, camas de agua y todas las pijeces que encuentras en los spa. Todo ello acompañado de luz tenue, piscinas iluminadas desde dentro y agárrate Salamandra: ¡ni una abuela a la vista!.

Un sueño.

Así que allí me apunté sin pensármelo dos veces y desde entonces es el lugar que me acoge con su cálido aliento por las mañanas.

No hay día en que no alucine con algo, principalmente con el vestidor femenino y la fauna que allí se junta. Hay dos tipos de parroquia asistente: las que realmente vamos porque nos interesa hacer ejercicio, y las que van a lucir tipazo/estilazo/modelazo. Y a éstas últimas os aseguro que no se las ve JAMÁS en ninguna clase, están básicamente de pulules por el gimnasio. Sociabilizándose y luciendo palmito. Lo mejor de estos especímenes es que después se duchan (por la sudada de darle tanto a las cervicales, que pasarse la melena de un lado a otro de la cabeza tantas veces puede ser agotador) y se pasan hoooooooras delante del espejo en pelotas y haciendo posturitas, cuando no son morritos. Y cuando no todo a la vez.

Hay una en particular que me tiene toda ojiplática y es que verla/escucharla es todo un subidón. La tipa tiene una edad indefinida entre los 30 y los 50 (os juro que con tanta cirugía no soy capaz de determinarlo), y dispone de una taquilla de las de alquiler llena hasta arriba de potingues variados, y seguramente carísimos. La historia es la siguiente: la tipa sale de la ducha, se coloca en posición y procede a secarse concienzudamente cada nanomilímetro de cuerpo, incidiendo particularmente en la parte de cintura para abajo. No sé la de tiempo que es capaz de emplear secándose las piernas con la toalla, sin sentarse y sin doblar las rodillas, es decir, poniendo su redondo culo perfectamente en pompa, pero os juro que es mucho. Y por supuesto delante del espejo, no sea que no la tengas en línea de visión y te pierdas tan tremendo espectáculo. Cuando acaba de secarse, pasa a untarse: primero aceite, después crema anticelulítica (¿celulitis dónde? será en el cerebro ...) y después crema corporal de la que da tono y brilla. Lo fuerte no es que acabe más reluciente que un gusiluz –que también- sino el modo en que se aplica el cremerío. Esa meticulosidad, esa ampulosidad en los movimientos, ese recrearse en cada pliegue, en cada recoveco, que si teta por aquí, que si otra teta por allá, volvamos a la primera teta que todavía no está lo suficientemente pringada y dale, otra vez ... cualquier día se nos orgasma toa. No tardará.

Segunda fase. Cuando acaba todo este proceso de empastifamiento, o llama, o la llaman por teléfono, y esto es im-pe-pi-na-ble. Tanto que a mi ya no me hace falta mirar la hora, cuando esto sucede ya sé que son las 8.30 h., no falla. La cabrona tiene la precisión de un reloj suizo. Y entonces, los que casualmente estemos allí a nuestro rollo y sin molestar, nos convertimos de repente en los afortunados asistentes a su histriónico show: con todos ustedeeees ... redoble de tambores ... ¡¡¡Pilucaaaaaaaaa!!! ¡¡¡bieeeeen!!!. Ovación, vítores y vivas por parte del improvisado auditorio que formamos las cuatro petardas que por allí estemos. Y comienza el espectáculo: la tía arranca a pasearse en pelotas por todo el vestidor, vociferando y haciendo aspavientos, mientras mantiene una conversación de las de nivel: ¿¿¿¿¿Holaquétaaaaaaaaaaalllllll?????. Hija, me pillas en el Gym. Sí, si, es que tengo una reunión a las 9 h. nena, voy de cráneo. ¿Ayer? nada, en la vernissage de Pitu, ¿la conoces verdad?, fue un rollazooo ... Es inútil que intentes no mirarla o no escucharla, ella se esmera mucho en cubrir toda la superficie del vestidor yendo arriba y abajo con su incesante parloteo, y su estudiada ostentación de cuerpo brillante, siliconado y ultradepilado (que esa es otra, ¿qué moda es esa de llevarlo todo afeitado como una niña?... seguiremos investigando). Yo en ese momento intento desconectarme, porque como estudio sociológico la tía me fascina, pero como música de fondo, francamente, me ralla bastante.

Y esto es día sí, día también. Otro día os hablaré de la que se pone el tampax en el banco de cambiarse. Esa también tiene tela.

17 comentarios:

  1. Lo fuerte no es que acabe más reluciente que un gusiluz (que también). No he parado de reir, buenisimo. Yo cuando iba al gimnasio, estaba todo el rato en maquinas y si que algunos iban sólo a hacer posturitas delante del espejo. Una gran fauna los gim.

    ResponderEliminar
  2. Jajajajaja!!! Qué buenísimo!!! pero a quién se le ocurre apuntarse a un club social con piscina??? (lo digo bajito, porque me podrías tapar la boca diciendo que disfruté de toooodos esos placeres acuáticos y orgasmatrónicos en Bilbao, aquél día con tanto chorro apuntando a mi clítoris casi me.....en fin).
    Con lo bueno que es pasear por el campo, cachis en la mar.....¡y gratis!.

    ResponderEliminar
  3. Se puede? Muy bueno. Cierto como la vida misma. Lo peor es que el vesturio masculino, lejos de la idea que tenía yo concevida, nunca había ido a un gimnasio hasta hace un año, es i-gua-li-to... Los veo y no me lo creo! Estoy de posturitas... Y algunos se llevan hasta la cinta metrica y se miden la espalda los unos a los otros!!!! No me lo creo!

    Y bueno, eso, que un saludo y que vaya fauna!

    ResponderEliminar
  4. ....aishhhhhh espera que coja aire, que me estoy atragantando de tanto reír!!!
    Quiero crónica de la del Tampax, ya! Esa es la verdadera protagonista. ¿Cómo se puede confundir un espacio público con un espacio privado? Me lo cuenten, por favor.
    Pero bueno, gym + pijerío.... sí, esto es lo que se puede esperar.

    ResponderEliminar
  5. Recién llegada de mi piscina poligonera..cómo te entiendo. La fauna de los vestuarios es sencillamente increible.

    Eso sí, mi piscina tiene cero glamour.

    ResponderEliminar
  6. No puedo con esa gente, que ganas de enseñarle el potorro al personal! Y la del tampax...tanto pijoterismo y tan poco clase!!

    Quico, pensaba que se medían otra cosa...jajajajja. Los musculitos también son para darles de comer aparte. Vaya fauna.

    1besico!

    ResponderEliminar
  7. ¿DIR o IRADIER?.Aissss, a mi lo del Tampax ni me lo cuentes, hasta pintarme los labios en público me da pudor.
    ¿Sabes cuando eres mayor de verdad?Cuando no teniendo obligaciones no puedes dormir más allá de las siete.
    Lo del chorro en cierto sitio es un clásico.

    ResponderEliminar
  8. Juasjuasjuas, que risaaaaaaaaa!!! Ay que me desorinoooooo!!!

    Y si es el Iradier 'only women',... yo también he ido !!! Tremendo !!! Con boutiques dentro, pasillos interminables, una tienda de Swarovski,... Y mil tías en bolas paseándose arriba y abajo !!! Vaya tarde la que decidí autoregalarme una sesión de 'chocoterapia' !!!

    XDDD

    ResponderEliminar
  9. DDmx: pues si la vieras en directo ya directamente te caes de culo, compañero ... besito

    Sinco: Mira, mira, mira, no me estires de la lengua ... que a ti ya te fue bien, ya. Y lo de pasear por el campo me encanta, pero el médico dijo NADAR y yo soy muy obediente.

    Quico: Bienvenido, como si estuvieras en tu casa.
    ¿Qué se miden las espaldas con cinta métrica? vamos, ya es el colmo de la chorripollez ...

    Kitty: la del tampax es tremenda niña ... igual se coloca el salvaslip que se depila las ingles con pinzas ... no doy crédito.

    Moli: ¡¡¡hombreee!!! ¿tú por aqui? qué bien, bienvenida ...
    Tu piscina será poligonera, pero las señoras de tu vestidor me han hecho pasar muuuy buenos ratos eh?
    Un beso

    Fiona: ¡ni yo, ni yo! es la exhibición hecha petarda rubia, no te digo más.

    Pseudosocióloga: ¡¡¡ayyyy, casi!!!
    Metropolitan reina ...
    Que no puedan dormir, lo entiendo, pero qué hagan macramé coñe. Que la piscina no es suya aunque ellas se lo piensen ...

    Charlotte: Como le he dicho a pseudo ahi arriba, no es Iradier, ni Arsenal ... pero chica, por lo que veo todos estos sitios son igual. Y eso que todavía no he entrado en el apasionante mundo de las clases de Radikal ... ya lo haré ya ...

    ResponderEliminar
  10. Jooo..que bievenida...si lo llego a saber comento antes.

    Que ya me había pasado antes..pero es que hay veces que no tengo tiempo de comentar..pero lo de la piscina ya sabes que es mi debilidad..

    tengo que hacerle una foto a los carteles de mi piscina sobre las cosas que "NO SE PUEDEN HACER"....da un ascoooooo

    ResponderEliminar
  11. Tienes que probar otros horarios como mediodía o última hora de la tarde y contárnoslo..

    ResponderEliminar
  12. Por un momento he pensado que era tu 2ªparte de "ardor" pero no, parece que es una historia piscinera de verdad.Me he partido.

    Anda, anónima molinos también por aquí que guay!!! me voy a ornitorrincosmurcianos.blogspot a ver si estás por ahí también!!!
    jejeje como te cunde maña

    ResponderEliminar
  13. 1. Qué persona en su sano juicio, dándole a elegir entre antiinflamatorios y natación, elige la B???

    2. Yo tampoco entiendo por qué la fauna ancianil madruga tantísimo... si luego se van al bingo hasta las tantas de la noche. Tienen un aguante digno de admiración.

    3. Fascinante la crónica ritual de Piluca. Me encanta esta señora (porque me creo más que esté cerca de los 50 que de los 30).

    4. Que lo más comentado sea lo del tampax... no me extraña. Queremos más!

    ResponderEliminar
  14. Moli: lo de la piscina es un filón, realmente. Espero a tu próximo post piscinero para ver la foto ... aunque si dices que es un asco, ya me estoy imaginado lo peor (pduecs). En la mía también hay un cartel colgado la mar de sugerente en el que indica la cantidad de bacterias fecales, epiteliales y otras lindezas presentes en el agua ... ¡eso nos pasa por mirar! ;-)

    Una gata en Jerusalem: ¡Binvenida también! aqui somos perras amantes de los gatos, que lo sepas.
    Sí, yo también lo había pensado, si por la mañana es así, por la tarde no sé qué debe ser aquello ... miedo me da.

    ECDC: Noooo, Ardor 2 reloaded cuando Sincopada publique su versión. Broncas por la tardanza a ella, please ;-)

    TAKE:
    1. per-do-na pero puesta a tomar drogas, prefiero las ilegales.
    2. Debe ser que en los bingos los copazos son barato, se ponen tibios de "aromas de Montserrat" y por la mañana todavía les dura la juerga, porque si no, no se entiende. Que venga Iker y lo vea.
    3. Te invito a conocerla cuando quieras ;-)
    4. De verdad, NO quereis más. Creedme.

    Besos a todos guapos/as

    ResponderEliminar
  15. Pues me ha pasado lo mismo: Después de no haber pisado un gimnasio en mi vida, mi precaria espalda me obliga ir a uno, después de pasar (hace años) por una experiencia muy similar en las piscinas municipales.

    Mi gimnasio también es muy pijo, pero la verdad es que la gente no da tanto juego, pero esa tía, la de pasearse en bolas hablando por el móvil, la conozco.

    En mi caso iba con la parte de arriba de la ropa y en tanga, pero el espectáculo auditivo era el mismito.

    ResponderEliminar
  16. A-CO-JO-NAN-TE.
    Y lo malo es que ahora que conozco un gimnasio se que puede pasar todo eso...y más...

    ResponderEliminar
  17. Loque: Bienvenida chiquilla (cuánta gente nueva, que bien!). Impresionante tu post de Valentinín y sus estómagos, qué jartá de reir ...

    Gonzalo: Y más nene, y más. La estupidez humana no conoce fronteras. Un beso.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails