lunes, 28 de febrero de 2011

La perra vida

La vida es curiosa a veces. El azar ha querido cruzarme TRES VECES en una semana con una persona a la cual hacía, al menos, 4 años que no veía. Estuvimos trabajando juntas hace mucho tiempo en una "colifatería" perdida en medio de la montaña, que parecía el Hotel de Norman Bates más que un hogar para ancianitos chiflados (allí pasamos muchas cosas juntas, muchas). Hice dos grandes amigos en aquél lugar, las batallas nos unieron fuertemente. Con R. fue distinto, no llegó a ser amistad pero nos dimos mucho mientras estábamos allí. Aún así, R. es de esas personas que pasa por tu vida pero no te deja indiferente. Durante estos años me he acordado mucho de ella y siempre que he encontrado a algún conocido común no he podido evitar preguntar por ella.
La vida ha sido dura con R., ella siempre me contaba sus cosas, supongo que mi manera de ser facilita que la gente se suelte, suelo escuchar y hablar cuando debo.
Nació en una familia muy humilde y desde muy joven tuvo que trabajar. Cuando era adolescente su padre se fue de casa dejándola a ella y tres hermanos más sin un puto duro y con una madre más loca que un cencerro, ludópata y despreocupada. A ella le tocó cuidar de sus hermanos, de los cuales uno es yonki, el otro se dedica a la delincuencia cutre y el tercero cumple condena de muchos años por haber asesinado a su novia cuando ésta decidió dejarle.
La vida le sonrió cuando, aún con sólo 18 años, conoció a un apuesto y rico agricultor e la comarca, con el cual se casó y tuvo a O. su hijo. Poco se imaginaba ella que estaría encerrada en una jaula de oro con unos huraños suegros y haciendo de Cenicienta mientras su marido hacía su vida y tenía otro hijo con otra mujer hasta que se cansó de esclavizarla, maltratarla y humillarla y la echó de casa con una mano delante y otra detrás.
Tuvo que buscarse la vida como pudo, corren muchas leyendas sobre su reputación y cómo sacó ella sola adelante a su hijo, ya que el hijo de puta de su ex-marido prefería pagar costas y atrasos en juicios que facilitarle la vida. Al final la vida perra pudo más que su fortaleza y la botella se convirtió en su gran aliada.
Muchas mañanas llegaba al trabajo con un careto descompuesto y la oía vomitar en el lavabo durante horas. Arrimaba el hombro y sacábamos el trabajo adelante como unas javatas. Algunos días nos íbamos a comer juntas y yo observaba cómo casi ni tocaba la comida del plato y sólo bebía y fumaba sin parar, contándome entre lágrimas todos sus avatares. Hice por ella lo que pude, pero siempre he tenido la sensación de no haberla ayuado mucho. Hasta que me la encontré la semana pasada....
-¡¡Coño, R., tía, cuánto tiempo!!.
-¡¡Jodeeeeer, S., ya te digo!!.
-¿Cómo te va la vida?
-Como siempre, es un asco, O. ya vive con su novia y yo en el paro.
-¿Y P., aún está en tu vida? (P. también es alcohólico y separado con unos hijos que nunca ve).
-Psé, ya sabes, va y viene cuando le da la gana, me deja sola y sin un puto euro (con lágrimas en los ojos).
-Joder, qué tío, siempre igual, ¿no estás cansada ya de hombres?.
-Pues sí, pero ya sabes, ni contigo ni sin ti, la soledad me duele y me sienta mal.
-R. tienes mi teléfono, yo sigo siendo la misma, sabes que puees llamarme cuando quieras, para tomar unas cervezas, para contarme lo que quieras o para contar conmigo.
-Gracias, ya lo sé, pero hace tanto tiempo que estoy taaaan abajo que me he acostumbrado a mal vivir y a no pedir ayuda. Llámame la semana que viene y comemos juntas, tengo muchas ganas de charlar contigo.
-Hecho, te llamo el martes y quedamos. Si hace sol comemos en una terraza y así podemos fumar como carreteras, como en los viejos tiempos.
-Sí, por favor, llama.
-Cuídate y dale recuerdos a tus hombres. Sobre todo a O., es un sol, joder.

Llevo días pensando en ella, voy a llamarla hoy mismo, cuando salga de clase, eso si no me la vuelvo a encontrar, porque vive aquí al lado.
Le doy vueltas a lo perra que es la vida a veces con algunas personas. Personas sensibles con mucho corazón, que la vida se les atraganta y no pueden con ella. No es cuestión de ser débil, es cuestión de ser sensible, altamente emocional a la vez que más valientes que todos los gladiadores de la Roma imperial. Sobrevivir es difícil de cojones.
Me gustaría ver a R. feliz, que dejara el alcohol y recuperara su bello rostro ahora abotargado por la bebida, que encontrara un buen hombre que la amara y respetara y la hiciera sentir como la reina que es. Aún con todo, siempre que estamos juntas, no paramos de reirnos de todo, de nosotras, de la vida, del sufrimiento. Aprendo mucho y no creo ni que se lo imagine, me da grandes lecciones de superación y valentía.
Es la hora.......voy a llamar.........



12 comentarios:

  1. Lo realmente acojonante es que hay más perras vidas de las que nos podemos llegar a imaginar.

    Algún día me animo y cuento el relato de mi tía la "abortera", vaya vida!

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  2. Perra vida, sí señora ... de todas maneras, hay personas que parece que busquen la desgracia: pasa de madre ludópata a marido agresor y ahora a novio alcohólico? si es que es carne de cañón, pobre.

    A ver si puedes subirle un poquito la autoestima: lo necesita mucho.

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  3. Ufff, la he llamado, mañana comemos juntas. Lo más fuerte es que me ha repetido unas cuatro veces que no falle, que no se me ocurra no presentarme, que le hace muchísima ilusión.....yo sé que me esperan unas cuantas horas de desgracias y penas, pero a la segunda cerveza ya nos estaremos riendo de todo, como siempre....

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  4. Me ha parecido precioso, ojala fuese yo R. Un abrazo.

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  5. Yo siempre he pensado que los yonkies son los seres más sensibles, los que no pueden con el dolor de la vida, dentro de lo alcohólicos hay de todo pero claramente esta mujer bebe para olvidar y lo malo es que siempre te quedas con la sensación de que podías hacer más...y no es solo una sensación.

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  6. DDmx: ni por asomo te deseo la vida perra de R. En cuanto a comer juntos un día, ya sabes, silba....
    Pseudosociologa: el alcohol nunca te hace olvidar, y deprime más que anima...y sí, seguramente podría hacer más por ella, pero a veces ver sufrir me agarrota y no sé por dónde tirar.

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  7. Vaya, pues tienes toda la razón. Yo también tengo la sensación que la vida es injusta con personas que no lo merecen. En fin, llámala y disfrutad de vuestro tiempo juntas. Y si de verdad la quieres/puedes ayudar y ella también se deja, pues adelante, joder. A ver si juntas podéis mejorar algo. Ánimos.

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  8. La comida fue taaaaaaan heavy que no tengo ovarios de explicar nada en este blog por respeto a su intimidad. Hoy tengo la sensación de que nada puedo hacer por ella si ella misma no lo hace, y un nudo en el estómago como hacía tiempo no tenía. ¿Qué puedes hacer por alguien que te dice, nada más verte, que es tan desgraciada que ni tirarse por la ventana puede, pq vive en una planta baja?.
    Joder, qué inútil se siente una a veces....

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  9. Pues puedes hacer lo que estás haciendo: escucharla, acompañarla y no dejarla sola. Las desgracias en soledad son mucho peor, los amigos cuando tienden una mano SIEMPRE ayudan, Sinco.
    Un beso y ánimo

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  10. Yo creo que echarle la culpa a otros o a la mala suerte es siempre muy fácil. Uno, al final, decide cómo y con quién vivir su vida. Siempre hay alternativas si se quieren busca. Efectivamente, los amigos hacen falta y vienen muy bien para apoyarse o consolarse, pero ante las tragedias de la propia vida, uno no puede esperar que otros se las resuelvan. Yo celebro que seas como eres, pero creo que deberías hacer una reflexión profunda sobre cuántas de las cosas que se lamenta R. no son exclusivamente culpa suya. Hay muchos pasados horribles, pero hay que aprender a dejarlos atrás y no refugiarse en ellos para disculpar el propio fracaso.

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  11. Anónimo, vale, sí, llevas razón, gran parte de lo que somos y de lo que nos pasa nos lo buscamos nosotros mismos pero ¿no crees que hay otra parte que no controlamos, que nos viene dada por circunstancias, o que nos arrastra amarrados a los afectos que no podemos razonar?.

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  12. Creo que Anónimo lleva por un lado razón y que la vida es lo que nosotros mismos hacemos de ella. Pero a la vez hay que reconocer que debes ser muy fuerte para saber hacer frente a tanta mierda sin que sólo el edor te deje sin ganas ni fuerzas.

    Las circunstancias no son, al fin y al cabo, ni mucho menos las mismas para todos. La vida puede ser muy, muy perra, como bien dice Sinco.

    Creo que lo único que puedes hacer es intentar hacerle ver que aún hay cosas por las que poner toda la carne en el asador (o el resto, según se mire). Pero el esfuerzo real tendrá que venir de su parte, empezando entre otras cosas por dejar de beber. Todo un reto, eso sí.

    ¡Ánimo!

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