martes, 8 de marzo de 2011

Dedicado a Meba

Desde que creamos este nuestro cutreblog, he tenido ganas de hablar sobre África. Me entra la nostalgia y me pongo sentimental y poética cuando rememoro todo lo que allí vi y viví.
Pero en vez de hacer un catálogo costumbrista y anecdótico, le voy a dedicar este humilde escrito a mi amiga Meba.
Esta mañana, mientras tomaba el café, escuchaba "Hoy empieza todo" en Radio 3. Es el día de la Mujer y hablaban sobre la ablación de clítoris y el trato que reciben las mujeres africanas.
De pronto Meba ha venido a mi mente, como un flash...¡¡¡FLASH!!!...ahí estaba ella, en su puesto del mercado de Bandiagara, en el País Dogón, tan elegante con su bubú y su sonrisa blanco nuclear.
Meba era la mujer de Chemoko, nuestro guía imprescindible durante el trekking de 8 días por la falla de Bandiagara, de poblado en poblado, pateando el País Dogón. Durante unos días estuvimos preparando la marcha y nos hicimos amigas. Por las mañanas, después de desayunar, me iba hasta el mercado donde ella tenía su puestecillo y me sentaba con ella en el suelo a ver pasar la gente, a charlar y a reirnos. Montañitas de tomates, cebollas, pastillas de Starlux, azucarillos y otras menudencias se mezclaban sobre un tablón. Me encantan los mercados, los olores, los colores, los sabores, la gente, el ruido y las conversaciones. Alguna tarde fui a buscarla cuando acababa la jornada y nos paseábamos cogidas del brazo por todo el pueblo, orgullosas y alegres, o nos metíamos en algún cutre chiringuito a tomarnos un refresco que para ella era un lujo elegante. En una de aquellas charlas me explicó que quería, al menos, tener cuatro hijos con su marido, porque si no en su casa y en su pueblo podían interpretar que su marido no la quería y dijo que no entendía cómo yo, tan vieja ya (tenía 31 en ese momento) no tenía hijos, si era porque no podíamos o no practicábamos sexo o porque mi pareja no me quería. Ella se ocupaba de cuidar a su familia y a la de Chemoko, a sus hijos, a vender en el mercado, a ir a buscar agua al pozo, leña para cocinar, lavar la ropa, de todo, vamos. Sudé tinta china para hacerle entender que para nosotros el sexo era pura diversión, sin ninguna finalidad reproductiva, que tanto él como yo compartíamos las tareas de la casa y que vivir sola había sido una gran experiencia para mí. No entendía nada, tampoco quise convencerla de cambiar sus costumbres, no soy nadie para creerme mejor ni peor por ser diferente, por pensar distinto.
En Malí, y sobre todo los dogones, se practica la ablación de clítoris, tiene una base ancestral, religiosa, cultural. No es que esté de acuerdo, por supuesto, pero nunca me atreví a preguntarle a Meba sobre su clítoris, porque en realidad podía imaginarme lo que había sido de él. Es injusto, es un asco, es horrible, y una se pregunta si todas las tradiciones deben ser respetadas por igual o si hay algunas que deberían estar perseguidas por la ley, directamente.
En África las mujeres están muy discriminadas desde el mismo momento que nacen, pero creedme, lo he visto, son las que sustentan la sociedad. Son fuertes, valientes y trabajadoras. Sufren y callan y desde su silencio organizan y distribuyen con maestría.
Sólo una anécdota que aún hoy me encoge el alma cuando la recuerdo: después de nuestra caminata por el País Dogón, Meba tuvo el detalle de invitarnos a su casa a cenar. Esa misma noche, reventados después de ocho días andando, con un calor de muerte, comiendo sólo arroz y mijo y mijo y arroz, ella se puso sus mejores galas y preparó una ensalada impresionante, carne estofada y toda clase de frutas para aliviar nuestros torturados intestinos. Se pasó la noche sirviéndonos, ni tan siquiera se sentó a cenar con nosotros, ni ella ni sus hijos. Yo no hacía más que decirle a ella y a Chemoko que por favor, se sentara a cenar con nosotros....todo eran excusas, nunca lo hizo. Al acabar nosotros, entraron ella y sus hijos, se sentaron en el suelo y comieron lo que había sobrado. Se me cayó el alma a los pies, aquellos niños no creo que hubieran comido tan "bien" en su vida y casi me echo a llorar al ver cómo devoraban aquellos restos. Al día siguiente nos volvieron a invitar y decidimos comer poquísimo para que les quedara algo de comida a Meba y a los niños. Casi ni cenamos, pero de nada sirvió. Empezaron a llegar amigos de él, que se sentaban a comer, a beber y a fumar marihuana, y se volvieron a quedar sin nada. No podemos cambiar las cosas, no podemos sufrir por todos, sólo observar y respetar.
Al cabo de dos años una amigo emprendió ese mismo viaje y buscó a Chemoko para que fuera su guía. Ya tenían tres hijos y Meba volvía a estar embarazada.
Me gustaría saber de ella hoy, que llevo toda la mañana dedicándole mi tiempo y mis recuerdos, ni tan siquiera sé si ella debe acordarse de mí, pero le hice llegar algunas fotos y otras cosas que me pidió, supongo que en algún lugar de aquella casucha debo estar dando vueltas.







7 comentarios:

  1. Me ha encantado.....Casi apetece irse hasta alli
    Por cierto soy Perfida
    Un saludo coleguita

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  2. Muy evocador ... me ha encantado.

    Las circunstancias son las que son, puede que a ti te de pena, pero para ellos es lo normal. Hay que aprender a mirar con sus ojos, y respetar, ciertamente.

    Conocí a una chica marroquí que llevaba años viviendo en Barcelona, y de repente nos dijo que se casaba por poderes con un hombre al que su familia había "entregado". Intentamos convencerla de que no lo hiciera, de que se quedara aqui, llevaba años ganándose la vida y viviendo como una occidental. Pero no nos escuchó, para ella era un honor casarse con ese hombre y servirle toda la vida. A mi me parecía un horror, pero ella lo llevaba en su educación musulmana y eso es lo que la hacía feliz.

    No nos quedó más que alegrarnos por ella y desearle lo mejor ...

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  3. Lña ablación del clitoris, es increible lo que padecen personas sin quererlo o necesitarlo por mera... por mera lo que sea.

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  4. Es una entrada PRE CIO SA.

    Me has dado una envidia tremenda, no por el viaje en sí, sino por haber conocido a Meba.

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  5. La Pérfida: thanks a lot y bienvenida. Si alguna vez puedes, vé.

    Lagarta: es verdad, no debemos intentar cambiar costumbres, sólo respetar. Pero es que hay cosas que claman al cielo, coño, y me pongo to locaaaaaaa....

    DDmx: ignorancia, butralidad, por mera ignorancia brutal. Lo peor era ver dónde lo hacían. Siempre lo hace el herrero (circuncisión) o la mujer del herrero (ablación), supongo que por costumbre debían ser los que tenían instrumentos cortantes en los poblados, no los que tenían carrera de cirujía, obviously.

    Take: me halagas, jo, muchas gracias, si decides ir, te doy su dirección y te verás qué mujer más guapa y encantadora.

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  6. Se me ha puesto la carne de gallina ains..=S

    Pero bueno, como bien dices, no podemos cambiar el mundo.

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  7. Si ella hablaba inglés, escríbele, alguien se lo leerá y te mandará noticias de vuelta.

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