sábado, 5 de marzo de 2011

Tengo una cita

Hoy tengo una cita. No es una cita al uso de ésas que uno espera con cándida emoción, esperando o no posible revolcón. Claro, con lo desentrenada que estoy en citas de ninguna clase, he decidido tomármela como algo excepcional. Que de serlo lo es, no vaya mi encitada a creer que menosprecio su compañía.

No celebramos nada especial, bueno sí, celebramos el fracaso del amor, celebramos la cobardía del débil, la esperanza marchitada y la desilusión de una enamorada abandonada. Trágico. Pero nos lo tomaremos con humor, o ese es el plan. Y, encima, yo pagaré la puta cuenta.

Pocas cosas tengo en común con mi encitada, excepto algunos espacios compartidos por la obligada rutina. Ni aficiones, ni gustos musicales (yo soy lolailo), ni cine (yo la verdad no soy muy de cine, sacándome de Magnolias de Acero y Pretty Woman, mi universo cinéfilo deja mucho que desear), en la lectura no hemos profundizado (hace tanto tiempo que mis circunstancias me mantienen alejada de los libros que no sé si sabré siquiera cogerlo correctamente). Pero nos caemos bien, a lo mejor somos hasta amigas, pero como no ha habido que poner a prueba el grado de amistad que nos une, creo que estamos en un limbo indefinido de relación.

Yo, al principio de conocer a mi encitada, sospechaba que su orientación sexual no era la cristianamente establecida. Y, en una ocasión, incluso creí que tenía intereses retorcidos hacia mi (nunca se lo he dicho, así que va a flipar cuando lea esto y, si lo hace hoy, nos echaremos unas risas sobre el tema). No desestimo todavía que siga en el armario de la ignorancia, pero ella se mantiene vehemente defensora de falos cárnicos mancillando su cuerpo.

Es empática, la cabrona, empatía de la que yo carezco totalmente. Y está rodeada por un halo de aplastante seguridad, aunque arañando la superficie su seguridad es sólo una pose, aunque le confiere cierta rotundidad a las cosas que dice. No dice muchas chorradas, bien es cierto, pero creo que es sólo por pudor adulto, de chorradas piensa y hace, estoy convencida.

Yo, por hacerme conocer en este estreno perrero que estoy viviendo hoy, os confesaré algunas de mis múltiples virtudes y alguno de mis escasos defectos. Obvia decir que la modestia no es una de mis virtudes. Soy chica de extraradio, no sé si venida a más o a menos, por determinarlo estoy. Mi currículum vital, que no el vitae ya lo iré desgranando con el tiempo. No soy simpática como ya he dicho, más bien tirando a borde, por lo que no cuento amigos a miles, pero sí de fieles y obstinados, pues no habrían pasado los filtros de mi desconfianza ni me habrían aguantado durante tantos años. Estoy emperrada en encontrar la justicia en todas las cosas, con mi estricto rasero, claro y quizá con un punto de inmadurez adolescente que nunca me ha abadonado. Reflexiva, madura y responsable no lo soy mucho, aunque lo disimulo con mucha entereza. Vivo esperando, desde que recuerdo, un acontecimiento que cambiará mi vida, pero ya más cerca del descuento que del avance en esto del vivir, creo que el único acontecimiento excepcional que me espera es el final.

Esa espera, claro, me genera ansiedad, impaciencia y expectación. Así que vivo curiosa (y también chafardera a qué negarlo) pendiente de todo cuánto acontece a mi alrededor, no vaya a ser que pase el tren y me pille despistada. Despeinada me pillará seguro, pues no soy muy amante yo de maquillar mi alma ni mi imagen con el fin de parecer lo que, a mi edad ya puedo aseverar, nunca seré.

Sigo pensando que tengo 20 años, el puto reloj biológico se me quedó sin pila en esa década y, por consiguiente, actúo como si así fuera. No ando aún al borde del ridículo senil, pero ahí ando, en el límite del mismo.

Soy de una lealtad casi enfermiza, que no fiel, aunque tampoco pendón. Pues tengo la romántica creencia que el puto tren que ando esperando llegará de la mano del amor, así que a cada posible ferroviario oculto me entrentego en desentrañarle el alma, no vaya a ser que sea el príncipe locomotorizado que ando esperando.

Así que con todo cuánto soy, me voy a una cita con todo lo que mi encitada es. Alternar con personas inteligentes, para variar, ampliará mis horizantes, ni que sean los de la fortaleza en la que vivo semienclaustrada.

Ponte guapa encitada que hoy arrasamos, o nos arrrasan o nos arrestan.

6 comentarios:

  1. Lo de lealtad casi enfermiza es algo que lo veo, muy muy positivo. Esperemos que la cita sea grata. un saludo.

    ResponderEliminar
  2. 'Vehemente defensora de falos cárnicos mancillando su cuerpo'. Absolutamente maravilloso. Y tan polisémico que, además de en lo evidente, también he pensado en su amiga siendo brutalmente aporreada con barras de chopped.

    ResponderEliminar
  3. Filomena: bienvenida al masqueperrerío, reina.
    Qué miedito me dais Sincopada y tú juntitas haciendo el mal ...

    ResponderEliminar
  4. So cabrona....te lo voy a perdonar pq la noche ha sido tremenda...lo mejor fueron esos gitanos y su jaleo, joder, qué bueno...hay q volver ya mismo ahí. Ya sabes, nena: "CON TU CORAZÓN "CHICHERO" Y ENVUELTA DE RAMAHHHE, A TOPE DE POWER!!!!!".
    Gracias, FIlo, por tan grande noche de risas.

    http://www.youtube.com/watch?v=KL3Jb0CkpGs

    ResponderEliminar
  5. Crónica merece la noche, desde nuestras gráciles figuras incrustadas en la nevera, hasta el incesante regadío por las tierras de Mordor. Que de reírhnoh, nena. A TOPE DE POWER!!!!!

    ResponderEliminar
  6. AH! que sepas que si ayer, en pleno estado etílico, toqué tu seno, no fue para nada con libidinosas ambiciones...las tijeritas te las dejo a ti....
    He hablado con Almodóvar, quiere un guión ya mismo...ya se sabe, la familia no se escoge, te toca.

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails