viernes, 3 de febrero de 2012
¿Qué tal todo?
Subió los escalones de dos en dos, a grandes zancadas. Nervioso puso la llave en la cerradura y entró arrebatado al grito de ¡Hola cariño!
Cerró la puerta, dejó las llaves en la repisa y notó un exquisito olor que venía de la cocina. Echó una ojeada al salón. Nadie. Y tampoco había escuchado ninguna voz que respondiera a su saludo.
Se acercó a la cocina y se quedó en la puerta unos instantes mirándola. Estaba ahí, enfrente de los fogones, de espaldas a la puerta, con la ventana entreabierta para que saliera el humo del cigarrillo. Apoyando el hombro en la pared, con las mangas subidas hasta el codo, con el cigarrillo en una mano y una copa de vino en la otra. Él no sabía si estaba mirando por la brecha de la ventana abierta, o si estaba absorta por el vaho del otro cristal. Pero no le había oído.
Se acercó sigilosamente para rodearla por la cintura. Sin girarse hizo un gesto de desaprobación, de susto, de no te esperaba. Luego le espetó un "joder, te tengo dicho que no me hagas ésto". Se giró, le cogió por la solapa de la americana y le dio un beso. Un beso largo y tierno, para continuar con un ¿qué tal todo?.
Ahora ya más cómodo, descalzo, sin la americana, con la camisa por fuera el pantalón sentía que no podía demorar más lo que tenía que decirle. Estaba excitado. Se sentía vivo, recompensado, orgulloso y a la vez temeroso por lo que se le venía encima.
Entró de nuevo en la cocina en el instante que ella había apagado el fuego y removía una vez más el guiso. ¿Te he dicho alguna vez que tus albóndigas me ponen cachondo?, mientras se servía una cerveza bien fría. Tomó un trago largo y le encendió el pitillo que tenía entre los labios mientras le recriminaba que había vuelto a fumar mucho. Demasiado. Ella le sonrió e hizo que sí con la cabeza. Se puso de puntillas para besarle en el cuello y él aprovecho para decirle al oído que tenía que contarle algo importante.
Es increíble, ¿verdad?. Eeeestoy que.... no me lo creo. Que me voy, que me han nombrado director general de la delegación en los USA. Dentro de un mes tengo que estar instalado. ¿Sabes cuánto he trabajado para ésto? ¿Sabes lo que significa para mí? Oh Diosssssss, estoy flotando. Sí, claro que lo sabes. Es que nada era tan importante para mí como este reconocimiento. Seré el puto amo. Haré que eso vaya como un reloj suizo, han confiado en mi, y no voy a decepcionarles. Me ganaré cada dólar, me sentiré como dios.
Puedes congelar las albóndigas y salimos por ahí a celebrarlo, ¿no te parece?. Ehhh esa carita. Esos morritos me están diciendo que quieres una celebración más íntima... ¿verdad?. Pues pasamos de la cena, lo celebramos a lo grande tú y yo.
Iba a quitarle la blusa cuando ella, le apartó las manos de los botones. Se agachó bruscamente mientras hacía el gestó de desabrocharle el cinturón. Luego desabrochó el botón, bajó la cremallera y dejó que el pantalón se deslizará hasta los tobillos. Se la sacó por la bragueta del calzoncillo y se la metió entera en la boca. Sin ningún tipo de miramiento ni cuidado empezó a chupársela, realizando una succión enérgica, una y otra vez, notando cómo crecía al tiempo que a ella le crecían las arcadas. Por cada bajada de piel le dedicaba mentalmente una frase: ésta porque no volverás a sentir nada parecido en tu puta vida, ésta por ser tan jodidamente cabrón, ésta por ser tan joputa, ésta por tu gigante egoísmo, ésta por tu poca sensibilidad, ésta para joderte, ésta por cada albondiga que te metería por el culo, ésta...
Cuando notó que las piernas empezaban a flaquearle y que el disparo del geisher era inminente, se la bajó una vez más y antes de apartar la cara, venciendo la fuerza que hacían sus manos al cogerla por la nuca, se dijo una vez más toma ésta, gózala porque será la última.
Mientras él se sentía mareado, con las piernas flaqueantes y necesitando apoyarse en la pared, con los pantalones todavía en los tobillos, con la polla colgando y empezando a replegarse, con esa sonrisa de qué cabrón soy pero cuánto te gusta, se alzó, se limpió la comisura de los labios con la manga de la blusa. Se deshizo la cola, se puso el abrigo, cogió las llaves y al tiempo que daba un portazo él todavía pudo oír un "no me esperes a cenar, no me esperes..."
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Pues el maromo aún tuvo suerte de que no le pegaran un bocado y cenaran criadillas esa noche. Muy buen relato, muy potente. Borgo.
ResponderEliminarYa os enfadárais todas igual...
ResponderEliminarVaya potra: de despedida, mamada y albóndigas caseras. Y pensar que hay quien corta por sms...
ResponderEliminar(No es que yo piense así, sólo quería ser el primero en decirlo...)
DARLING KITTY...esta vez estoy con el sector masculino...¿semejante cabrón y le despide con una mamada y un guisote rico?...yo, de ella le habría amorrado a él al pilón, sin compasión, y luego, con las albóndigas en un tupper, me habría ido a cenármelas con mis amigas gintonics mediante (por cierto, qué buenas estaban tus albóndigas la última vez que nos vimos, honey...).
ResponderEliminarKissazos de viernes (¿pa cuándo una Cavita y un Emotional Fucker, reinas?).
No te negaré, querida Kitty, que un relato de este tipo me ha venido muy bien de buena mañana tras la dura noche de lloros de crías que he pasado. Incluso hasta me la ha puesto un poco dura y me ha recordado que existe otra vida. Pero al grano con la historieta. Pienso que el final es posible pero bastante irreal. Una mujer que realiza una mamada en esa situación no sale por la puerta sino que le dice o le llama por teléfono al día siguiente para contarle que tiene nuevas albóndigas. Vamos, eso creo. Besos.
ResponderEliminarBueno, yo también prefiero acabar así que no con una manido "Te quiero, pero te quiero como un amigo" o un "No eres tu, soy yo... que necesito un cambio."
ResponderEliminarAhora, eso si: pedazo relato y como dice Johnny, algo se ha movido en mis pantalones.
Comparto la opinión generalizada: ojalá se hubieran despedido así todas las que me mandaron a la mierda.
ResponderEliminarPor otra parte, ¿"Seré el puto amo. Haré que eso vaya como un reloj suizo, han confiado en mi, y no voy a decepcionarles. Me ganaré cada dólar, me sentiré como dios"?, menudo capullo, merecía que la felatriz le escupiera a la cara el contenido de sus gónadas.
Yo le habría dejado a medias. Pero segurísimo, vamos.
ResponderEliminarRealmente lo de algunos tipos con el trabajo es de juzgado de guardia. ¿porqué se la pone dura el poder? ... no acierto a comprender. Pero lo has retratado de puta madre, Kit. As always.
...q malo es descargar la rabia a base de lametazos Masqueperkins! (así tampoco se esquiva a la sra.fustración y al sr.abandono)
ResponderEliminarMe gusta! nada irreal, menudo papelón el de la cocinera.
Si hubiese algún tío capaz de captar lo q ella dice con esa "xarrupada", no la dejaría jamás de los jamases, ése sí, ése sería para ella. ;-)
Besos.
La cachorra
Zueras: sí, tienes razón, pero como el relato parte de una situación real como la vida misma, ya digo públicamente que un bocao en polla ajena no lo he realizado nunca.
ResponderEliminarChus: las otras no sé, pero yo tengo un despertar encantador y un enfadarme de vértigo.
Sefton: al pan, pan y al vino, vino. Aún cabreada tengo sentido del humor.
Sinco: mi querida y dulce amiga, hacer algo que le guste al otro sabiendo tú que será la última vez que lo va a tener, me produce un placer mayor que una venganza más obvia. Soy retorcida, lo sé.
Y sí, estaban muy güenas las mandonguilles. Por vosotras me esmero sin igual.
Johnny: Una mujer que hace eso, sí sale por la puerta, te lo digo con conocimiento de causa. En la historia verdadera aproveché el vaho para escribirle fuck you, pero para el caso... Por cierto, encantada de alegrarte morcillonamente las mañanas.
Uri: hooooola, cuanto tiempo sin saber de tí, opositor.
ResponderEliminarCuando uno vive sin tapujos y es original, lo es para todo. Lo del movimiento de pantalón no sé yo, porque tampoco es tan tórrido. Pero me alegro.
Lobo: es cuestión de probar, alguna más como servidora debe andar por el mundo. La felatriz hace felaciones porque le gusta, no dejarle correrse en la boca ya es castigo.
Salamandra: yo también estoy segura de que lo hubieses hecho. Sé que comprendes muuuuy bien el mensaje, gracias por halagarme, como siempre.
Cachorra: cachorrita de mi alma, tú sí que me conoces. Que salá que eres, coño!. Tendrás tu ración de albóndigas en breve, y no habrá castigo, prometido.
ummm no pares Kitty, no pares... (que me encantan tus relatos)
ResponderEliminarsexo y albondigas??!!! te he pillado tu eres bigas luna no??
ResponderEliminarjon: no pararé, ni intención de hacerlo. Pero ese tonito ummmmm, no sé yo, no sé yo.
ResponderEliminarelcdlc: jajajajaja, pues no había caído pero podría ser su alter ego. Ya me extrañaba a mi que habiendo pajas y polvo no dijeras nada...
Creo tener una crisis. Sí.
ResponderEliminarBigmouth: jajajaja vienes arrastrando la crisis desde la luna zanahoria? Chus no te hace caso? Aissssshhh los amigos... No sé, unas albóndigas? Creo que eso mejoraría bastante la situación
ResponderEliminarInesperado giro de una despedida "a la francesa" en la variante de una despedida a lo "francés".
ResponderEliminarTotalmente espontáneo.
ResponderEliminarPitt Tristán: lo has clavao! Eso es.
ResponderEliminarOdysseus: totalmente espontáneo, totalmente rabioso, totalmente inesperado, totalmente YO.