Mientras me lo decía la miraba directamente a los ojos, tenían un brillo exagerado, llegando a parecerme irreales. Esos ojos redondos, nunca antes habían sido, delante de los míos, tan expresivos. Sí, la situación la tenía en un estado de agitación difícil de disimular.
Tan amigas y tan antagónicas. Nunca hemos querido lo mismo, jamás hemos fantaseado con vidas similares, y sin embargo, ahora la envidiaba. Envidiaba su entusiasmo a la hora de narrar lo muy enamorada que se encontraba de su nueva pareja -que yo no conozco todavía-, y envidiaba, por encima de todo, que siendo infinitamente menos tenaz que yo hubiese hecho posible, almenos, un logro de todos los que habíamos listado desde que nos conocíamos.
Ella siempre ha querido casarse. Yo no.
Ella siempre ha querido tener hijos. Yo no.
Ella siempre ha buscado realizarse a través del trabajo. Yo no.
Ella siempre ha querido sentirse enamorada de alguien. Yo no
Últimamente solo ha querido casarse con un tipo rico. Yo no.
Últimamente ha cerrado el número de hijos en dos. Yo no.
Últimamente le interesa menos ser importante en el trabajo. Yo menos.
Ahora me dice que está enamorada hasta el tuétano. Como nunca antes lo ha estado. Yo la admiro.
Visto así, para ella la consecución de alguno de sus deseos era más factible. Yo no tenía ninguno, o quizás ninguno alcanzable.
Y mientras me decía lo muy enamorada que estaba, el momento de felicidad más apabullante, casi insultante, ha sido cuando ha pronunciado un "...y me caso", entre una mezcla de explosión nerviosa y serenidad en lo que acababa de anunciarme. Y a pesar de esta envidia insana que ha asomado, me he sentido bien, contagiada de esta alegría que ella sabe traspuar.
Sentía tanta curiosidad por conocer detalles del tipo en cuestión que se me escapaban algunas cosas que me decía entre risas nerviosas y alguna lágrima despistada.
"Es increíble, increíble, increíble, increíble....". "Tú sabes que yo me engancho con la misma facilidad que desaparezco cuando no veo futuro". "¡He tenido el amor taaaan cerca todo este tiempo!".
Ya no oigo nada de lo que me estaba contando. Se entremezclan las virtudes de su futuro esposo con las suyas. Imagino un tipo de una belleza incontestable, alto, fibrado, elegante y muy sumiso.
A ella siempre le han gustado los hombres bellos como sacados de un anuncio. A mí no.
A ella siempre le han gustado los cuerpos esculpidos en el gimnasio. A mí no.
A ella siempre le ha importado más la estética que la ética. A mí no.
A ella no le importa ni el tono de voz, ni que le hablen alto. A mí sí.
Para ella una relación de pareja se reduce a que la escuchen. Para mí no.
Para ella lo más importante es estar con alguien que destaque por su elegancia. Para mí no.
Para ella la imagen es la presentación de la persona. Para mí no.
Ahora me dice que ha roto con todos esos preceptos. Yo la admiro, de nuevo.
Saca del bolso un papel amarillento y arrugado y me lo pone en la mano. "¿Te acuerdas de ésto?". Cuando lo desdoblo y veo lo que hay escrito le digo que sí. Lo escribimos cuando teníamos diecisiete o dieciocho años, pero me acuerdo perfectamente del ritual que hicimos. Ella apostó que nunca cambiaríamos, que lo que nos gustaba entonces nos gustaría pasados los años. Había dos filas con nuestros nombres y dos columnas: me gusta / no soporto. Realmente yo he cambiado poco.
Me aturde su estado de felicidad extrema. Me dice que no puedo fallarle, que quiere que sea la testigo de su boda, que no irá nadie de su familia... Se ríe desbocada, me pide que me corte y que no flirteé, que esta vez va en serio. Muy en serio, que no juguemos a ser malas para ver quien de las dos se lleva el gato al agua.Y entonces dice su nombre. "Paula y tú vais a caeros muy bien". Sigue histriónicamente contándome que no sabe cómo en cinco años nunca me ha presentado a su secretaria.
Ahora ella va a tener esposa. Yo no.
...d:D´
ResponderEliminarFelicidades.
Salud y Libertad
Deica.
Pos gracias por la parte que me toca!
EliminarMi madre diría: "pan con pan, comida de tontos". Pero en el amor todo vale, así que me alegro de que haya encontrado a su medio llonguet.
ResponderEliminarPor cierto, que si vas de boda ya sabes que tenemos unos taconasos a medias ;-)
Jajajajajaja su medio llonguet mola!!!
EliminarMe acuerdo un verano en Cadiz que para desayunar quería un panecillo con algo y me salió pedirle al tío un "llonguet" (es que tenía la forma, coño) y el tío me solto: "¿un chun qué?". Me descojoné con el acentó que le puso.
En fins, sí, cuento con los taconasos, estoy ansiosa de ponérmelos algún día.
Kitty que bien contado...me quito el sombrero!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarllamame quisquilloso pero eso de cepillarse a la secretaria me parece de un cutre total, me suena simepre a abuso del de arriba.
Da igual que sean tortis que zoofilicos...me güele fatal!!!
PS-. La cancioncilla esa que pones es horrorosa!
Eeeeehhh no te quites el sombrero que con la que cae te vas a insolar!!!!
EliminarGracias, qué majo eres!!!
A mí me parece estupendo que la gente tenga relaciones donde sea. Al final con los del curro es con los que pasas más horas de tu vida. Si no trabajara en Feo's Corp. otro gallo me cantaría.
No hay nada tan subjetivo como los objetivos, ¿verdad?
ResponderEliminarNo hagas caso de ECDC: sabemos que NO-HAY-QUE-HACERLO, pero las relaciones intraempresariales nos pueden. Además, por la lozanía de los de escalafones inferiores, son ellos los que abusan del corazón, ya algo lánguido, de los jefes.
Preferiría definir la relación como un éxito de la Clase Trabajadora.
Perdices. Ragálales una furgoneta llena de perdices en lata.
jajajajajaja lo de las perdices es magnífico, te tomo la idea.
EliminarNo veo que esté mal cepillarse a los compañeros de trabajo provengan de un rango mayor o menor. Pero si hay que verlo de algún modo me quedo con el tuyo. No hago caso de ECDC.
¡¡Arghhhh!!!, esto no me lo habías contadoooooooooooooo.....pecadora....mira si es para ser feliz, todo es válido, hasta casarse con un anélido.
ResponderEliminarYo algún día me tengo q ver de lentejuelas y tacones, vive dios, lo haré.
Kisses, darling Kitty.
Mira que me aplico para que puedas ponerte tus mejores galas, ahí, ahí estuviste... pero no hay manera coño!!! Salamandra se ha comprometido a regalarme el wedding dress. Vimos uno que feia molt per mi, para bodorrio en una playa en Formentera.
EliminarFíjate, estaría dispuesta a casarme habiendo firmado ante notario un papel comprometiéndome a divorciarme ipso facto. Pero yo me tengo que pegar el fiestón de mi vida. Seguiré intentándolo.
Kisses darling Sinco orgasmical, grijander candemor.
Lo has contado como para darnos un "Zas en toda la boca" genial.
ResponderEliminarNan defendiendo a alguien que se lo hace con la secre...fatal Nan.
Yo tampoco me fio de las relaciones en el entorno laboral a distinto nivel...pero una tía que guarda un papel de hace siglos...bueno, se merece tener suerte.
Noooooooo, no había pretensión de "Zas", pero bueno, si me dices genial ya me pongo toda contenta.
EliminarPor mi está bien que se cambie de lado sea con quien sea. Si le ponen las Lewinskys quien soy yo para contradecirla. Esta tía es una competencia dura de superar y con lo mal que está el mercado lanar masculino... Mira, una menos en la cola.
por alusiones: las "clases" sirven para la lucha. Pensar que unona (jópe, qué buen artículo sin problemas de género) solo puede hacerlo con los de su propia clase, es "clasismo de clase superior": Primer mandamiento: "solo irás con putas, putos o miembroas del Contry Club". ¡Pueagh!. Si lo vemos como "abuso de posición", llegamos a la conclusión de que la secretaria es una trepa. Y ni abuso ni trepismo. Personas, muchacho Gonzalo, personas con sus necesidades físicas, mentales, psicóticas... que se atraen.
EliminarYo estoy ya en la fase en la que mi interés se centra sobre todo en las prótesis (no, no es que sea un fetichista: en las prótesis que me van poniendo para seguir arrastrándome hasta los lugares de conversación). Pero en otros tiempos juro que nunca pregunté si era staff o personal secundario; ni tampoco en qué College de Harvard había estudiado.
Me siento verdaderamente feliz, Gonzalo, de haber encontrado otro cibersitio en donde zumbarnos. Acabaremos siendo amigos. Como cuento en el último relato del Taller, cuando llegó la caída de la Dictadura (y fíjate que no digo que llegó la Democracia), me hice amigo del jefe de la Brigada Político-Social que me detuvo y disfrutamos mucho los dos de esa amistad. Pero gestionemos los tiempos y no precipitemos los acontecimientos.
No nos zumbamos, yo soy el Pepito Grillo que te modera, que a veces te descentras un poco, y se te va la pinza a sitios incorrectos. Moderación, NaN, moderación...que eres un exaltado...
EliminarGonzalo sin identificación desde Bucharest.
Pues como veo que la cosa va de amoríos en el trabajo, tengo que deciros que el Sr. Salamandro (es decir, mi señor marido al que Kitty bautizó así en uno de sus posts) acabó siendo mi marido porque primero fue mi jefe. Sí. Me lié con mi jefe. Y él se lío con su subordinada. Y os puedo asegurar que ni él ejerció su superioridad laboral sobre mi, ni yo me hubiera dejado. Es más, nos llevábamos fatal, señal inequívoca de que nos queríamos pegar un revolcón.
Eliminar"Donde tengas la olla, no metas la polla" reza el dicho. Pues qué quereis que os diga. Si con los que más horas pasas al día no puedes pasar la línea ... no sé que legitimidad tienen las otras relaciones nacidas en una noche de borrachera. Que también las hay. Y duraderas.
Si la cosa sale bien pues fenomenal, por mi como si te tieras a una infanta.
ResponderEliminarPero si la cosa sale mal quien se va a la puta calle...
tic toc tiic toc
correcto...la mindundi a la cola del paro.