Debíamos llevar sólo 7 u 8 días en Cuba, los suficientes para habernos poseído del espíritu indolente, parsimonioso y a la vez orgulloso y combatiente del que alardean la mayoría de cubanos y cubanas. Nos dejábamos llevar por el son y discutíamos sobre la revolución cada tarde, "haciendo cuentos" sentados al fresco viendo caer el sol, compartiendo risas, ron y verborrea incontenible con esos grandes conversadores que son los caribeños.
Al atardecer, después de trotar por la provincia entre campos de tabaco y de caña de azúcar, cerros extraterrestres y grutas dignas de Julio Verne, acudíamos agotados a nuestro ritual reconfortante: beber ron y escuchar música en directo hasta que nuestros cuerpos dijeran basta. Nuestras almas nunca han sido fáciles de satisfacer.
La calle principal de Viñales siempre estaba concurrida, era un ir y venir incesante de personas, vehículos, bicicletas y caballos. Con sus porches de ajadas columnas guardaba ese aire decadente y fascinante tan propio cubano, de lo que fue y ya no es, del esplendor colonial venido a menos, de los pocos medios y las menos ganas de que todo parezca "bonito" cuando, en realidad, sobrevivir en la isla es una ardua tarea sólo susceptible de sus avispados nativos.
Por las noches era un hervidero de bares, cantinas, paladares y salas de baile, de música y vapores.
No recuerdo el nombre de aquél garito que nos encandiló, podría ser "El mojito", "El comandante", "La bodega" o cualquier otro de los tópicos. La inventiva para la supervivencia es su máximo atributo, pero las cosas sencillas son lo que son en Cuba: el nombre de un local, un plato de arroz con frijoles, un guajiro achicharrado por el sol azotando a un buey desganado surcando la tierra fértil del valle, unas manos tocando la percusión.
Aquella noche el local estaba lleno, como siempre, tanto en su interior como en las mesitas del porche nos amontonábamos alegres y ya algo borrachos, extasiados por el son que emitía la banda de turno. En Cuba cualquier amante de la música encuentra su Shangri-La, su Tierra Prometida, su País de Nunca Jamás, la música se siente, se vive, está por todas partes.
Nos sentamos en una mesa en el porche para poder soportar mejor el calor caribeño y los sudores etílicos. La noche anterior una gigante rana roja le había partido a L. en dos un cristal de las gafas, con la consiguiente paranoia porque tenía que pasarse un mes viendo a medias. Yo, cada vez que le miraba, no podía evitar partirme de la risa y finalmente optó por relajarse y disfrutar del viaje. Era cómico verle así, con sus gafitas redondas rotas, su barba y sus puritos parecía un comisario político de la revolución recién torturado.
En la mesa contigua había sentada una pareja. Él, rondando los cuarenta, vestido con camiseta, gorra y unos pantalones cortos, compatriota ibérico, se hacía el chulo con aire pomposo fumando recostado en la silla un enorme Cohiba, de esos que venden como buenos a incautos turistas que se creen muy listos. Ella, con 15 o 16 años, llevaba un simple vestido de tirantes ajustado a sus curvas. Su pelo era largo y rizado, la piel trigueña y voluptuosa, los ojos grandes y luminosos.
La escena era evidente, jugaban acaramelados con sus manos, sus miradas y sus bocas y mantenían una acalorada dialéctica sobre dónde iban a pasar la noche, aquella noche.
Ella zalamera, él se hacía el duro. Ella reía, él se desarmaba bajo sus pantalones Coronel Tapioca.
Le insistía en ir a su hotel pero él contestaba que no podía ser, que no podía inscribirla, que se les podía caer el pelo, que no tenía ganas de líos ni de colarla ni de llevarse una bronca o algo peor.
Al final ella el gritó:
-¡¡Oye, chico, que tengo 18 años!!.
A lo cual él respondió:
-Eso, querida, es tan IMPROBABLE como IMPOSIBLE.
Nosotros nos miramos y estallamos en una sonora carcajada. Después rompimos la noche, fue inolvidable.
Desde aquél momento esa frase,"es tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE", quedó acuñada en mis neuronas y recurro a ella con frecuencia.
Amenudo todo me parece tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que el cuerpo de aquella chica no sea el Shangri-La de muchos infelices sin gracia ni ritmo.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que ella sepa que es una diosa y que ellos son sus súbditos.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que nadie entienda que existen cárceles más severas que la pobreza y que están en la mente.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que Cuba sea LIBRE algún día.
Los cubanos y las cubanas siempre lo han sido.
(Cada día es el Día de las Mujeres)
Maestro, arránquenos el corazón de un bocao ya...
La calle principal de Viñales siempre estaba concurrida, era un ir y venir incesante de personas, vehículos, bicicletas y caballos. Con sus porches de ajadas columnas guardaba ese aire decadente y fascinante tan propio cubano, de lo que fue y ya no es, del esplendor colonial venido a menos, de los pocos medios y las menos ganas de que todo parezca "bonito" cuando, en realidad, sobrevivir en la isla es una ardua tarea sólo susceptible de sus avispados nativos.
Por las noches era un hervidero de bares, cantinas, paladares y salas de baile, de música y vapores.
No recuerdo el nombre de aquél garito que nos encandiló, podría ser "El mojito", "El comandante", "La bodega" o cualquier otro de los tópicos. La inventiva para la supervivencia es su máximo atributo, pero las cosas sencillas son lo que son en Cuba: el nombre de un local, un plato de arroz con frijoles, un guajiro achicharrado por el sol azotando a un buey desganado surcando la tierra fértil del valle, unas manos tocando la percusión.
Aquella noche el local estaba lleno, como siempre, tanto en su interior como en las mesitas del porche nos amontonábamos alegres y ya algo borrachos, extasiados por el son que emitía la banda de turno. En Cuba cualquier amante de la música encuentra su Shangri-La, su Tierra Prometida, su País de Nunca Jamás, la música se siente, se vive, está por todas partes.
Nos sentamos en una mesa en el porche para poder soportar mejor el calor caribeño y los sudores etílicos. La noche anterior una gigante rana roja le había partido a L. en dos un cristal de las gafas, con la consiguiente paranoia porque tenía que pasarse un mes viendo a medias. Yo, cada vez que le miraba, no podía evitar partirme de la risa y finalmente optó por relajarse y disfrutar del viaje. Era cómico verle así, con sus gafitas redondas rotas, su barba y sus puritos parecía un comisario político de la revolución recién torturado.
En la mesa contigua había sentada una pareja. Él, rondando los cuarenta, vestido con camiseta, gorra y unos pantalones cortos, compatriota ibérico, se hacía el chulo con aire pomposo fumando recostado en la silla un enorme Cohiba, de esos que venden como buenos a incautos turistas que se creen muy listos. Ella, con 15 o 16 años, llevaba un simple vestido de tirantes ajustado a sus curvas. Su pelo era largo y rizado, la piel trigueña y voluptuosa, los ojos grandes y luminosos.
La escena era evidente, jugaban acaramelados con sus manos, sus miradas y sus bocas y mantenían una acalorada dialéctica sobre dónde iban a pasar la noche, aquella noche.
Ella zalamera, él se hacía el duro. Ella reía, él se desarmaba bajo sus pantalones Coronel Tapioca.
Le insistía en ir a su hotel pero él contestaba que no podía ser, que no podía inscribirla, que se les podía caer el pelo, que no tenía ganas de líos ni de colarla ni de llevarse una bronca o algo peor.
Al final ella el gritó:
-¡¡Oye, chico, que tengo 18 años!!.
A lo cual él respondió:
-Eso, querida, es tan IMPROBABLE como IMPOSIBLE.
Nosotros nos miramos y estallamos en una sonora carcajada. Después rompimos la noche, fue inolvidable.
Desde aquél momento esa frase,"es tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE", quedó acuñada en mis neuronas y recurro a ella con frecuencia.
Amenudo todo me parece tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que el cuerpo de aquella chica no sea el Shangri-La de muchos infelices sin gracia ni ritmo.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que ella sepa que es una diosa y que ellos son sus súbditos.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que nadie entienda que existen cárceles más severas que la pobreza y que están en la mente.
Tan IMPROBABLE COMO IMPOSIBLE que Cuba sea LIBRE algún día.
Los cubanos y las cubanas siempre lo han sido.
(Cada día es el Día de las Mujeres)
Maestro, arránquenos el corazón de un bocao ya...
Me has hecho recordar a un excompañero de trabajo, antipático y físicamente nada atractivo, que también con cuarenta y pico años iba a menudo a Cuba.
ResponderEliminarEl sinvergüenza decía que allí las mujeres eran muy enamoradizas, sobre todo las jóvenes.... y que luego él agradecido les hacía muchos regalos.
Por cierto, el sinvergüenza milita activamente y con un buen cargo en un partido de izquierdas catalán, del puño y la rosa, menudo crápula y putero está hecho.
Cualquiera no se enamora de un dólar con patas si el cuarto día de mes ya no tiene que comer, Toro...cuánto fariseo anda suelto, tanto a izquierda como derecha. nos quedan poquitos valores, y no van al alza precisamente.
EliminarKisses.
Ainnsss, estas crónicas de tus viajes de Willy Fogg me encantan. Algún día nos tenemos que hacer un Rif juntas, remember it!
ResponderEliminarQué asco dan estos turistas sexuales, aprovechándose de niñas necesitadas a golpe de talonario. Dan ganas d'arrujar.
Gracias, Lagarta, hagámonos un Riff antes de los 50, que esos los celebraremos en Cuba, bebiendo y bailando. Este año toca Bilbao y The Cure, eso ya está en el saco, pero el que viene....¿flagoneta y p'al moro?.
EliminarLas niñas necesitadas....cómetelas de vista, tía, son diosas.
Kisses, reptiliana.
Impecable entrada Sinco, darían mucho que hablar los patéticos viajes "de negocios" de muchos tristes varones con claras limitaciones de cualquier naturaleza. Perfectamente escrito, narrado y sentido todo.
ResponderEliminar¡Cada día es el día de la Mujer!... hoy yo tampoco he podido evitar centrarme en el mismo argumento.
Gracias, Sergio, también existen viajes de tristes hembras, desde que el mundo es mundola gente necesita amor, y si es necesario, lo compra.
EliminarClaro, cada día es nuestro día, y el vuestro. Ya sabes cómo pienso, nosotras mismas nos exigimos demasiado y nadie es perfecto. Molan las imperfecciones.
Kissesss.
Alguna escena similar y alguna que otra mucho más heavy viví en aquellos parajes hace años. Eres toda una Woman, durante todo el año, ya te digo. Recibe kisssssses por ello.
ResponderEliminarSi has estado allí, lovely, ya sabes de qué te hablo. Como amante de la música debiste flipar, igual que yo, seguro....
EliminarGracias por lo de Woman, eso viniendo de ti, que sabes qué pintas y qué malos pelos despeinaos llevo siempre, es todo un honor.
Kissesssssssssssss muchos para ti.
Simplemente genial.¿Que mejor manera de hablar del día de la mujer que recordando como viven algunas de ellas?.
ResponderEliminarGracias chiquilla....lo realmente duro es ser pobre y que cualquiera pueda aprovecharse de esa situación impunemente. Aunque no me gusta hacer juicios de valor, no soy nadie ni ninguna santa, a veces veo cosas que no me gustan. Besos.
EliminarMe quedo con la frase, bueno mejor digo que la acuñaré de vez en cuando. Ya sabes, siempre las compartimos, las genialidades son para eso.
ResponderEliminarSi te leo y a continuación cierro los ojos puedo sentirme allí, sin haber estado nunca.
Esto de cumplir años te sienta de putísima madre, almenos para la escritura te va de fábula.
Tuya es, darling Kitty, al saco de nuestras coletillas....es un país fascinante al que volvería hoy mismo sin dudar, me quedó mucho por ver y por escuchar y por beber.
EliminarGracias, darling, cuanto más vieja más pelleja, ya sabes.....
Nos vemos luego, genial idea lo de la cajita de puntas para el "Mastegatatxes", pongámosle un lazo rojo y una botellita de whisky japonés pa que le bajen mejor, que si no igual se le indigestan al muy empanao.
Kissessssssssssssssssss a lot!!!!!!!!!!!!!!.
Encantadora radiografía de esa isla, con un final tremendo.
ResponderEliminarBesos
Esa isla no te deja indiferente....y las cárceles de la mente están por todas partes, y son mucho peores que vivir en una isla de la cual no puedes salir.
EliminarBesos.
Gran hombre Compay.
ResponderEliminarMás que grande, Anónimo, INMENSO. Dan ganas de hacerse viejo.
EliminarPetons.
Gran frase, sí señor, ese era político fijo.
ResponderEliminarCuba es una asignatura pendiente desde hace un montón pero no me acabo de decidir...
No dudes más, Lobo, es simple: te gusta conocer, te gusta la música, te gusta beber, te gustan las mujeres hermosas, te gusta hablar y escuchar....¡¡¡Cuba es tu Shangri-La!!!. Si vas hazlo de casa en casa, nada de hoteles, el mejor modo de conocer su gente. ¡Y tengo contactos!.
ResponderEliminarKisses. Feliz fin de semana.
Me parece más improbable que imposible que este mundillo que tan alegremente hemos creado mejore...
ResponderEliminarsin embargo veo más imposible que improbable que lo haga...
espero el final armado de palomitas y cervezas
Sinceramente, lo veo más IMPOSIBLE que IMPROBABLE, de todas, todas...
ResponderEliminarSalut!!