sábado, 3 de marzo de 2012

MAÑANAS RARAS


Sábado por la mañana. Abro los ojos y miro el reloj: las 8.30 h. Me levanto, haciendo un esfuerzo titánico, y un dolor punzante en la parte baja de la espalda me provoca una mueca mientras me desperezo. Joder, qué 40 años más malos tengo. La herencia gitana de mi madre, afectada de una artrosis galopante, acecha.

Abro la puerta de la habitación de Little Princess con cuidado. Reina la calma, todavía duerme. Es una suerte que haya salido tanto a su padre, menudo par de marmotas. Aunque si hago ruido, sé que no tardaré en oír sus piececitos descalzos andando por el pasillo, así que intento lavarme y vestirme en el más absoluto silencio. Tengo intención de ir al gimnasio sin decirle nada a nadie, los sábados por la mañana hacen una clase de yoga, actividad que me deja hecha polvo, pero que me pone. Me gusta que me duelan músculos que ni sé que existen, soy así de gilipollas. Ponerse en forma duele. Y mi espalda necesita estirarse.

Cierro la puerta de casa con cuidado y huyo cual gamo a toda prisa. Cuando la mica se despierte y no me encuentre, irá a despertar a su señor papá. Y a éste le tocará levantarse y se pondrá de una mala leche infumable, pero es lo que tiene la paternidad (aunque él hasta ahora no se haya dado por enterado). Que se joda, pienso mientras bajo las escaleras a toda velocidad. La enana tiene 6 años y este señor sigue sin levantarse nunca antes de las 12 del mediodía, así que he decidido que las horas que él ha invertido hasta ahora en roncar, a partir de hoy las voy a invertir yo en lo que me salga del nai. Hombreya.

Llego al vestidor del gimnasio y me dirijo a mi taquilla. Es pronto y no hay casi nadie, mi única compañía es la de una chica, que parece atareada buscando algo en su bolsa de deporte. La saludo con un bon dia distraído. Alza la cabeza regalándome una bonita sonrisa, qué maja. Es oriental, parece japonesa aunque no los distingo demasiado, podría ser china o coreana o ... en cualquier caso, es muy guapa. La observo mientras me desvisto, se mueve con una elegancia natural que me fascina. Saca la ropa de su bolsa con delicadeza y la deposita suavemente sobre el banco en perfecta simetría, más propia de la bandeja de instrumentos de un cirujano, que de un montón de ropa que espera para ser puesta. Acto seguido, procede a desvestirse. Es curioso, porque emplea exactamente el mismo orden que ha usado para colocar la ropa en el banco, pero a la inversa: en esta ceremonia suya tan solemne las últimas piezas colocadas en el banco han sido las zapatillas, pero a la hora de desvestirse los zapatos son lo primero que se quita. Continúa y se quita las medias, sigue con la falda, el cinturón, después la blusa y acaba por la ropa interior. Hasta que no está desnuda del todo, no empieza a vestirse de nuevo. Esta especie de ritual me atrapa, y me descubro pensando en las distintas formas de vestirse y desvestirse de las personas (yo siempre empiezo por la parte superior del cuerpo), mientras me doy cuenta de que estoy mirándola embelesadísima, presa de una especie de encantamiento. Se va a pensar que quieres ligar con ella. Me riño interiormente mientras intento centrarme en lo mío, pero no puedo evitar echarle algún que otro vistazo por el rabillo del ojo. La verdad es que la tía emana una especie de paz y candor que engancha.

Hasta este momento ha estado mostrándome la cara, pero al darse la vuelta para meter la bolsa en su taquilla, no puedo creer lo que ven mis ojos. No puede ser, ¡estoy flipando!. La muchacha tiene la espalda llena de ... ¿señales de latigazos?. No doy crédito a lo que veo y me acerco disimuladamente para enfocarlas bien. Salgo de dudas: sí, sí, eso son azotes, a esta mujer le han dado la del pulpo ... y por cómo se comporta, tiene toda la pinta de ser consentido. Qué fuerte. Que una cosa es darte un poquito en el fragor de la batalla, y otra es meterse esta peassso de paliza JO-DER. ¡Que eso tiene que doler mogollón! ... en esos pensamientos circulares estoy, cuando me doy cuenta de que la tía se ha percatado de mi cara de alucine y me mira entre sonriente y desafiante. Bajo la vista y acabo de atarme los cordones. Decido largarme rápidamente, es su vida y ella sabrá dónde se mete.

Con la tontería, la clase de yoga ya ha empezado, así que me subo a la elíptica y me enchufo los auriculares en un intento de pensar en otra cosa, el tema me ha dado mal rollo. En la máquina de al lado se sube una señora que, aparentemente, no debe bajar de los sesenta y pico años. No me fijo demasiado, ando distraída en mi música, pero de repente la señora estira el cuello para mirar en mi pantalla sin ningún recato. ¿Qué mira?, me pregunto extrañada. Vuelve a su posición y veo que pone el mismo programa que yo, a la misma velocidad que yo, y con la misma resistencia que yo. No va a durar ni 10 minutos, piensa la chula que vive en mí. Pero a los 10 minutos yo estoy sudando a chorros y la cabrona está tan fresca. Me pico: subo la resistencia un punto más. Cuando se da cuenta, ¡la tía agarra y sube dos!. Aumento velocidad. Ella más. No doy crédito, yo estoy a 145 pulsaciones y la tía no está ni roja. Y así nos tiramos, con el tira y afloja, casi tres cuartos de hora. Si yo subo velocidad, ella más, si yo subo resistencia, ella también ... en un momento dado, en lugar de subir, bajo (porque pienso que el tema es demasiado surrealista, y que tiene que ser simple casualidad), pero cuando aflojo, ella automáticamente también lo hace. La tía me está echando un pulso, claramente. Se me pasa por la cabeza cambiar de máquina, a ver si la tía tiene los webs de seguirme -lo cual habría sido una flagrante declaración de guerra, a la que hubiera tenido que responder sin piedad- pero el tema del pique con super-yaya es demasiado hasta para mi (que me va más la apuesta, que a un tonto un lápiz), así que al final ... me rajo.

Doy por finalizada mi sesión de indignidad humana, y después de la sesión de ducha y acicale, salgo renqueando del gimnasio, con la intención de comprarle un regalo a mi hermana antes de volver a casa. Es su cumple y no lo lleva demasiado bien, así que me meto en una tienda de lencería, para comprarle un conjunto bonito que le alegre un poco las pajarillas. Mientras me encuentro abstraída en un mar de sedas y blondas que han desplegado a mi alrededor, intentando decidirme, de repente veo que la dependienta sale escopeteada a la calle, como alma que lleva el diablo. Me giro extrañada, ¿qué flus le ha dado?. Pasan un par de minutos, y al regresar me dice "¿has visto si éstos que han entrado después de tí, se han llevado algo?" ... ¿Quién? eeeh no, no he visto nada, le contesto. "Es que últimamente no paran de robarnos género, y como les he visto salir corriendo, me he mosqueado" ... ah, pues no sé, igual tenían prisa. "Sí, igual sí, creo que no falta nada". Volvemos a lo nuestro sin darle más importancia. Escojo el conjunto, lo pago, me agacho para coger mi bolsa, y ... coño, no está. Perdona, ¿la bolsa que he dejado aquí? ... y veo que la chica me mira con cara de horror, "¡Ostrasssss, cuánto lo siento!" ... Tardo unos segundos en comprender: Ya. Por eso corrían. No te han robado a tí, me han robado a mi. A la dependienta, pobre, está a punto de darle un ataque de apoplejía, se deshace en lamentaciones y disculpas. No es culpa tuya, no te preocupes. Capitulo lo que me han robado: unos pantalones manchados de lejía, una camiseta agujereada, unas bragas usadas y unos calcetines sucios, todo convenientemente aderezado de Eau de Sudor. Me entra un ataque de risa. Que se jodan. Pero tambíen había un sujetador deportivo y aunque no era nuevo, es el único que tenía ...  jo, eso sí que me da rabia y me desahogo con la dependienta. Me saca uno buenísimo y me lo regala entre mil disculpas. No, no puedo aceptarlo, mujer, esto es muy caro. Pero insiste. Mucho. Y al final me voy a casa con un sujetador deportivo de marca que cuesta un pastón, y un conjunto de lencería fina para mi hermana, en el que me han hecho tanto descuento que me siento hasta culpable.

Llevo tres horas fuera y está siendo una mañana rarísima. Llamo a casa para avisar de que estoy viniendo. El costillo está de buen rollo, ya están duchados y vestidos ¡y cocinando!...

Esta noche miraré al cielo ... espero que no hayan dos lunas.

20 comentarios:

  1. Jajajajaja, joder, que mañanita, y aun no ha terminado.
    Me he reido un monton con el pique de la yaya, SERA POSIBLE!!!!
    Al final podria decirse, que has salido ganando con el robo, no hay mal , que por bien no venga.

    Yo tambien suelo quedarme embelesada-observante, con las chicas del vestuario, cosa que me raya, poca imcompresion hay en admirar un cuerpo femenino sin ningun otro tipo de interes.

    Y tambien me empiezo desvistiendo por los zapatos jajaja

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    1. Pues nada mujer, me alegro de que te rías a mi costa ;-)

      Lo de la yaya os aseguro que ha sido mmmmmuy fuerte. Como me la encuentre de nuevo, le hago una foto con el móvil y la cuelgo, aún a riesgo de que me denuncie por saltarme la ley de derechos de imagen.

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  2. Nena, pues no te creas, algún fetichista pagaría trillones por poder oler tus bragas sucias, me apuesto una teta y no la pierdo...¡qué coño, hasta yo pagaría por hacerlo!.
    Pedassssso de mujeL estás hecha, so cabrona...

    Kisses, reptiliana, ta lueg!!!.

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    1. jajaja. Mira qué son raros algunos.

      Yo solo pensar en oler según qué gayumbos nicotinados, me da un patrás ;-)

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  3. Las superyayas dan mucho mal rollo, a mi es la raza que me da más miedo después de los chinos (unos tíos que pueden desviar la tierra si saltan a la vez no son de fiar...).

    Como dice Sinco, las bragas sucias están muy cotizadas, así que no te extrañe que el ladrón fuera un profesional, parte de una red internacional que luego las exporta a Japón, donde son realmente fetichistas con el asunto (hay hasta máquinas expendedoras de bragas usadas... http://www.kirainet.com/maquina-de-bragas-usadas/ ).

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    1. ¡Qué nos comen los chinos, nos comeeeen!. Qué te voy a decir, en este blog somos muy de los Muchachada.

      Acabo de flipar con el enlace, tío. Nenas, ¿cómo no se nos ha ocurrido esto antes? ... a ver, a quién le pueda interesar: tenemos bragas usadas a buen precio. Mandadnos un email y ya quedamos en la forma de pago.

      Ná. A servir.

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  4. No diría que raro. pero si un día movidito. Me dió pena la vendedora del local, tener que estar atenta a clientes y posibles ladrones, complicado,no?. Lo de los latigazos, nunca ví, pero so he visto cortes en los brazos e impresiona bastante. Un beso

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    1. Hola Fiorella. Sí, la verdad es que la dependienta, pobre, estaba bastante apurada, y mira que la cosa era bastante de risa ...

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  5. NECESITO la dirección de ese gimnasio.

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    1. ¿te ponen las superyayas?

      Puedo llevar invitados, cuando quieras te vienes ;-)

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  6. Cada vez que os leo me doy más cuenta de cuán aburrida es mi vida... A mi no me pasan tantas cosas... Me hubiera gustado ver la cara de los chorizos removiendo la ropa sudada buscando un móvil o un ipod, y encontrando unas bragas... Estoy en la playiqui... Un besazo!!!!!!!!!

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    1. Nena, que ya tardas en venirte al spa!!! ya verás tú qué risa con los chorretes, ni playa ni nada. Que te lo digan las otras si no ...

      Mos veiem lo divendres reina!

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  7. "...unos pantalones manchados de lejía, una camiseta agujereada, unas bragas usadas y unos calcetines sucios, todo convenientemente aderezado de Eau de Sudor..."


    http://www.cobraisland.com/images/smilies/old/DaffyDuck-Fap.gif

    Mensaje a la resta de la audiencia...

    He sido el único en pensarlo, maldita sea?
    Mierda de "sosaiti"...
    xD

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    1. jajajajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

      Marrano, más que marrano.

      No sé quién eres, pero quédate por aquí ;-)

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  8. Mi querida Salamandra: Eres una Santa. Cinco años que va a cumplir mi Little Princes y en ese lapso de tiempo no me he levantado a las 12 de la mañana ni cuando se la "encolomo" una noche a los abuelos... y desde que está Little Princep ya ni siquiera más tarde de las nueve (madrugador me ha salido el niño... madrugador, rutinario y loco por la música como el padre... jodida genética).

    Tema latigazos: de todo a de haber en la viña del señor... aunque yo soy de los que se dan un golpe en el dedo gordo del pie y puedo hasta llorar... así que el hecho de que te peguen por placer aun no lo pillo. Tampoco pegar, que conste.

    Superyayas: mucho yonki de endorfinas de la tercera edad es lo que hay, que es jubilarse y ponerse hechos unos toros. Cuando iba a trabajar (que bien suena decir esto) tenía controlado un grupo de abuelas trotadoras de las que se levantaban a horas intempestivas para pasarse un par de horas de caminata. Era imposible seguir el ritmo.

    Del robo de prendas intimas no me extiendo. Tu mira por webs fetichistas tipo E-bragas (no sé si existe) y a lo mejor las puedes recuperar.

    (Sé que no soy la persona más adecuada para decirlo, que no predico con el ejemplo, pero a ver si te prodigas más que me encanta leerte).

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    1. Querido opositor, ¡¡¡qué bueno verte por aqui!!!

      De Santa nada, soy perro ladrador, en todo caso. Pero ladro que te cagas ;-) ... en cuanto a los latigazos, totalmente de acuerdo contigo. Si es cuestión de recibirlos, si es cuestión de darlos, la cosa ya me pone más.

      ¡ah! ¿que lo de mi superyaya no es un caso aislado? hostias hostias hostias. Tinc por.

      Y en cuanto a lo de e-bragas, si no existe, las másques lo montamos. Todo sea por hacer un bien a la sociedad.

      Un beso guapo. Y gracias.

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  9. Collons, qué movidas pasan, me ha flipado el tema latigazos y el de la superyaya. Respecto a lo de las 12 de la mañana suscribo lo de Uri, lo más tarde oscila entre las 7 y media y las 8. besos.

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    1. Sí, sí. Todavía vendrá algún capullo diciendo que me lo invento todo, pero os aseguro que no. No tengo mano con la ficción ;-)

      Un beso, papi entregado. Así me gusta.

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  10. que va que va que va... yo leo a... no, eso no era...

    me quedaría pero me creo de que no os gusto...
    XD

    na, es coña

    abre el mail, no ese no, el otro...
    :P

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