domingo, 15 de abril de 2012
CARONTE
Y ahora en la ducha por fin he explotado. Tocando esa cicatriz que hicieron tus manos de cirujano, la que recorre desde la axila hasta el final de mi pecho izquierdo. Esa que si la viera un plástico se pondría las manos en la cabeza, la que me salvó de un mal mayor. La que me acompañará hasta que me muera y la que hará que me acuerde de ti, todos los días, hasta que eso suceda.
Una semana sin poder dejar de pensar en la puta muerte que se te ha llevado.
Una semana sin poder dedicarte un minuto de recuerdo afectuoso. Y ahora sí. He llorado como hacía meses que no lo hacía, con una amargura brutal. De nuevo un puntal de mi vida desaparece. Alguien a quien debo tachar de ese árbol genealógico en el que te dibujaba. La última vez que nos vimos me dijiste que teníamos que ir a celebrar que todo había salido mejor de lo previsto. Me confesaste que eras de whisky. Hoy te he rendido tributo con el Sr. Glenrothes y lo seguiré haciendo hasta que no pueda tener los ojos abiertos.
A tu salud!!!
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Fuerza y salud en todas sus acepciones, ambas.
ResponderEliminar...
ResponderEliminar:(
ResponderEliminarCasi es como perder a quien te ha alumbrado, quedarse huérfana una vez más.
ResponderEliminarTe quiero, tía.
Un abrazo fuertiiisimo.
ResponderEliminarah ! y gracias por tu defensa de hoy en mi blog ;)
:-(
ResponderEliminarYo también te quiero.
PD: ¡Precioso tema y preciosa voz!
Un besazo!!!
ResponderEliminarSolo enviarte el abrazo más fuerte del mundo.
ResponderEliminarEn estos casos no es que no sepa qué decir, es que suelen sobrar las palabras
ResponderEliminarUn fuerte fuerte abrazo
Otro abrazo.
ResponderEliminarY no escatimes en Glenrothes.